Carta de fin de año

Peticiones para el 2014 de un venezolano desesperado por la especulación, acaparamiento, contrabando hacia Colombia, complicidad de las autoridades militares, corrupción y burocracia que amenaza la Revolución Bolivariana.

Que el 2014 toque los corazones de los cuidadores de la frontera para que el amor por la patria les impida alcahuetear el contrabando de productos necesarios para los venezolanos.
Que los bachaqueros no se lleven todo de los comercios y nos permitan comprar a precios justos al resto de los ciudadanos.
Que aparezca la harina, leche, azúcar, arroz, detergente, papel higiénico, etc., para que en nuestros hogares podamos contar con ellos.
Que los automóviles regresen a las concesionarias y ya no se especule con sus precios.
Que los funcionarios públicos cumplan sus labores y sientan la necesidad de agilizar los trámites en las oficinas estatales para desmontar tanta burocracia.
Que los corruptos regresen el dinero que le han robado a la nación.
Que los empresarios se hagan conscientes de la necesidad de ganancias justas y no especulativas.
Que el gobierno le ponga coto al cadivismo para que las divisas le lleguen a quien verdaderamente las necesita.
Que la Misión Vivienda no siga siendo una forma de obtener cemento, cabilla, bloques para que inescrupulosos las comercialicen en el mercado especulativo.
Que la PNB (Policía Nacional Bolivariana) retome su camino rector de acción comunitaria en los barrios.
Que los palangristas cesen tanta manipulación comunicacional que le ha hecho mucho daño al país.

Bueno estos solo son buenos deseos que se harán realidad con organización y movilización popular. Los derrotaremos en la medida que ganemos espacios democráticos para la discusión y la práctica de propuestas alternativas al actual modelo socioeconómico.

Es por ello que hoy más que nunca los ciudadanos debemos organizarnos para exigir el control y la fiscalización, para desmontar el monstruo burocrático y los esquemas de poder capitalista en la administración pública: clientelismo, partidocracia, malversación de fondos, corrupción, centralización del poder, entre otros. El cambio no debe ser sólo de personas y que la antigua tecnocracia corrupta sea reemplazada por una nueva proveniente del PSUV ya que, como es evidente, así entienden la revolución algunos protagonistas del gobierno. El reimpulso debe ser horizontal, de puertas abiertas a la sociedad para que participe con propuestas y tenga la oportunidad de decidir el rumbo que debe tomar el país.

No nos hemos creído el cuento de la revolución discursiva que exponen algunos personeros del gobierno —e incluso diversos historiadores y analistas de lo político— pues la revolución no se decreta, se construye. Ella no es un axioma mecánico, sino un proceso de incesante construcción de condiciones que generen mayor justicia social, participación democrática y modelos alternativos de producción y distribución. La revolución va mucho más allá de la toma del poder económico y político. Por el contrario, se concreta en el pueblo organizándose para edificar vías opcionales a las relaciones de producción existentes, a la división del trabajo, a la explotación, a la miseria, a los medios de comunicación consumistas. Entonces el poder central no es para afianzarlo sino para destruirlo. Suena un tanto anarquista, pero es la revolución en la que creemos. Ha comenzado a definirse verdaderamente un proceso de transformaciones, ya que los ciudadanos toman la calle para asumir el liderazgo colectivo con propuestas, exigencias y decisiones, es decir, la democracia directa.

Por ello, defendemos la revolución que está en la calle y que exige la socialización de PDVSA, mayor justicia social, equidad en la distribución de los ingresos nacionales, planes sociales para salir de la miseria y, sobre todo, que se organiza para presionar porque existan transformaciones reales y no meros recursos discursivos. En el pensamiento, en las ideas, en los sueños de muchas personas, pobres y de clase media, está creciendo la iniciativa por concretar una sociedad alternativa. Reconocemos como un hecho real la existencia de ese amplio sector de la población venezolana que superó las expectativas generadas por el discurso de Chávez. Esa iniciativa está recorriendo calles y empujando a Maduro y a la REVOLUCION —casi arrastrándolo, hostigándolo para que no se desvíe más— y se convertirá en la más hermosa de las revoluciones; desde abajo, casi sin líderes "preclaros", trastocando el orden establecido. No dejemos que el esfuerzo de 14 años sea fracturado por la derecha endógena que pulula en el gobierno y cada vez desvía más las políticas socialistas hacia el capitalismo.

El autor es: Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.

jalarconxxi@gmail.com


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Johnny Alarcón Puentes

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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