Para los que sabemos de la eternidad del alma, convencido estamos que el ciclo de la vida de una persona no termina cuando muere físicamente, la vida más allá de lo terrenal continua, nuestras mentes se viven moviendo como un péndulo en medio de los dogmas religiosos y las verdades científicas, uno y otro extremo jamás se han expresado con claridad sobre este incuestionable hecho de la vida. Mientras el verdadero conocimiento se mantiene oculto, nuestras vidas son moldeadas por las teorías y doctrinas que otros han creado sobre hechos de tanta significación e importancia, el espíritu humano se abre paso hacia su propia realización, sin dogmas que lo limiten sin verdades científicas que lo sugestionen, pues toda la fuente de la verdad somos nosotros mismos.
Cuando los grandes hombres y mujeres de la humanidad han dejado una opinión clara sobre este tema de la reencarnación, me pregunto entonces ¿A razón de que esta verdad los medios oficiales la mantienen difusa a la humanidad? Bueno me atrevería a afirmar que la concientización de esta verdad produciría un cambio radical en nuestro modo de ver la vida, totalmente atentatorio a los intereses de las elites dominantes, quienes saben que toda la fuente del verdadero conocimiento brota de nuestra verdadera naturaleza.
Benjamín Franklin, expreso en una ocasión: “Estoy convencido de que, en una forma u otra, existiré siempre; y a pesar de todos los inconvenientes que conlleva la vida humana, no pondré reparos a una nueva edición de la mía, esperando, sin embargo, que los errores de la última puedan ser corregidos”. Al igual que Emerson, quien dijo: “Nada muere, los hombres fingen estar muertos y tienen que aguardar la parodia de sus funerales y afligidas necrologías, y ahí están, de pie, mirando por la ventana, sanos y salvos, con un nuevo y extraño disfraz”.
Pero el mismo historiador Flavio Josefo expresó: “Durante la época de Jesús, los fariseos enseñaban una doctrina que incluía la creencia en ángeles, espíritus y la migración del alma a otros cuerpos”. El mismo padre de la independencia de la India Ghandi, claramente manejaba este conocimiento del ser, dijo: “Como creo en la teoría del renacimiento, vivo con la esperanza de que, si no en esta vida, en alguna otra podré abrazar con amor a toda la humanidad”.
Si continuamos con el recorrido, nos encontraremos con Pitágoras quien respecto a este tema decía: “Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia”. Así encontramos al gran filósofo griego Platón, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, en cuanto al tema que tratamos recogemos de Él lo siguiente: “Tú que eres joven y te crees olvidado de los dioses, sabe que si te vuelves peor te reunirás con las almas inferiores, y que si te haces mejor te reunirás con las superiores, y que en la sucesión de vidas y muertes te tocará padecer lo que te corresponde a manos de tus iguales. Esta es la justicia del cielo”.
Continuamos con Víctor Hugo, que nos reflexionaba: “¡Yace mi niño en la tumba y no estoy a su lado! Oye de nuevo la amada voz del difunto en boca del bebé que ahora tiene en sus brazos: "Soy yo, ¡pero no lo digas!", susurra mirándola a los ojos”.
Todas las culturas antiguas enseñaban sobre reencarnación, que no es más que la continuación de la vida más allá del cuerpo físico presente, nuestras almas poseen un ciclo largo de nacimientos y muertes, de renovación del alma, hasta lograr el fin de la perfección o la vuelta al estado de conciencia original del cual salimos como chispa divina. Dicen que en las sagradas escrituras cristianas este conocimiento fue extirpado alevosamente con el fin de mantener a la humanidad ciega en la oscuridad de la ignorancia. Los dominadores del mundo viven negándonos toda clase de conocimiento valioso, y aquellos que lo conquistan ellos se encargan de marginarlos de la sociedad o estigmatizarlos de seres extraños que caminan senderos de sabiduría dudosos, que chocan con las enseñanzas sagradas, más bien es contra los dogmas ridículos con los que nos han intentado explicar las razones más profundas de nuestra razón de ser en la vida.
De acuerdo con el punto de vista de la mayoría de los teólogos cristianos, el profeta Malaquías, al final del Antiguo Testamento, predijo que es lo que ocurriría antes de la aparición de Jesús: “Te enviaré a Elías el profeta antes del gran día de la llegada del Señor”. Malaquías escribió estas palabras en el siglo V antes de Cristo, profetizando la Reaparición de Elías casi 400 años después en el tiempo del histórico Elías.
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres...” Malaquías 4:5,6. Seguimos con el siguiente texto bíblico: “Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurara todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con El todo lo que quisieron, así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”. San Mateo 17, 10-13.
Del Apóstol de los Gentiles, Pablo, encontramos esta cita interesantísima que arrojara mucha luz sobre el tema: “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo”. 1 Corintios 15: 35-38.
Nos han alejado de la verdad más contundente y natural que poseemos, nos han inculcado tantos dogmas y doctrinas en nuestras cabezas justamente para confundir nuestros caminos existenciales. Es un hecho innegable que todo ser humano tiene un propósito en la vida, nacemos con una misión clara y definida. Pero el solo hecho de hacernos conscientes de la misma, es una verdadera odisea, ya que desde que nacemos afloramos en un mundo pervertido y oscuro que no está alineado a la determinación que subyace en nuestras almas. Han organizado un sistema de creencias para el mundo civilizado que nos niegue lo más importante con lo que contamos, nuestros propios valores originales, las reveladoras verdades que ocultamos.
La vida que se mueve en frecuencia y cumplimientos de ciclos, entre la frecuencia del nacimiento y muerte de los días, ciclos que se repiten una y otra vez, de semanas y semanas, meses y meses, años y años, siglos y siglos, milenios tras milenios. Igual cuando nos inscribimos en las escuelas, todo un sistema de frecuencias y ciclos, hasta llegar al fin de una etapa, para luego comenzar con otra etapa, en nuevos tiempos y frecuencias. Toda la poderosa misión que poseemos no alcanza en un solo tramo de nuestra vida carnal.
Quienes vieron a Chávez, vieron a Bolívar, no tengo la menor de las dudas al respecto, lo saben perfectamente los que dominan aun este mundo plagado de perversión e injusticias. La fuerza de un espíritu no la contiene la muerte física. El Libertador Simón Bolívar volvió, y nos mostró un camino de luz y esperanza, de libertad y justica, de amor solidario y confraternidad entre los pueblos. No crean que fue fácil para el Libertador nacer de nuevo, encontrar luego su misión, descubrirla en los azares de la vida y enrumbarse por los senderos de la perfección, para cumplir la trascendente encomienda de su Ser.
Sabían que se avecinaba, que su grande espíritu se revelaría a la humanidad, a continuar los ciclos del tiempo, de la frecuencia y las realizaciones, vino de nuevo e igual que en su pasado, fue traicionado, por los amigos y cercanos que en sus pigmeos desarrollos espirituales se asustaron ante la fuerza infinita de su insólita presencia sin igual. Los que estamos aquí, somos los mismos del pasado, hemos luchado y luchado, hemos caído y caído, igual hemos ido construyendo un camino de gloria y bienaventuranzas para el alumbramiento y despertar de conciencia de toda la humanidad.
No crean que fue tan fácil, lo esperaban, solo El poseía la luz para reconocer a sus verdaderos aliados, Chávez partió con más grandeza y conocimiento revelado que cuando arribo a esta nueva existencia humana. El realmente no yace en el cuartel de la montaña, ni en las estatuas de ceras que lo quieren reducir a una imagen ya vencida, su espíritu vive, y lucha como nunca por la liberación, no solo de nuestros pueblos latinoamericanos, sino de todos los pueblos de la humanidad.
Su grandeza, El mismo la desconocía, solo la pudo asimilar al final de sus días, en el trayecto último de su vida en esta etapa de su bendita existencia. La fuerza que se derivó de esa poderosa revelación estremeció las columnas de este sistema injusto, no lo resistían, y por eso utilizaron los imperios y demonios que controlan este sistema injusto y por demás abominable, todos sus recursos, todas sus fuerzas, todas sus tecnologías, y aun así, no fue fácil detener el galopante espíritu de Bolívar, de Hugo Chávez.
Al final actuaron contra Él sin sigilos, abruptamente se lo llevaron, quien tenga oídos para oír que oiga. Miren bien, su Espíritu Vive, no lo vean en las mercaderías e imaginerías, ¡siéntanlo!, porque está cabalgando en su caballo blanco con su espada libertaria bien empuñada, lucha con el Cristo por la redención de toda la humanidad, y así será. No pudieron atraparlo los rituales perversos, el Cristo lo libero de esas amenazas, lo saco de esa infernal cárcel en la que estaba, ¡y ahora vive!, y viene con el Cristo y sus ejércitos a dar la batalla de los tiempos en el final de todos los ciclos y frecuencias.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Cristo es quien Comanda!
¡Chávez está Vivo!