Estimados camaradas socialistas, en vista del gran alboroto que ha surgido en torno al relanzamiento de la misión A Toda Vida Venezuela y la participación que desde el alto gobierno de nuestra tan querida revolución se ha pedido a la población, pues quise unirme y dar algunas propuestas que creo no solo pertinentes sino muy eficaces para el control del crimen y, sobre todo, de la violencia que pretende carcomer a nuestra bella sociedad.
Pero, y como siempre el incómodo pero, tengo que iniciar esta serie de propuestas con una reflexión harto necesaria sobre un aspecto cuya falta de cumplimiento no solo le resta credibilidad y apoyo popular a esta misión, sino que seguiremos transitando la senda del nuevo camino burgués y nos alejaremos más y más del camino socialista que trató de trazar y mantener nuestro líder supremo el comandante Hugo Chávez.
Esta reflexión inicial, con la cual no solo quiero dar inicio a la exposición, sino que dejo claro que condiciono todo lo demás a que esta medida a la que haré alusión se cumpla, es la que ya muy bien esboza el título del presente artículo y no es más que volver a “popularizar” a nuestros altos jerarcas, traerlos nuevamente al contacto primario, al contacto con el soberano, al contacto con el pueblo y así nuestros ministros, viceministros y demás directores conozcan y sufran, de primera mano, el padecimiento y el calvario que vive el pueblo, del cual ellos son representantes y servidores, a diario.
Ya que el tema a tratar es el de la seguridad, pues bien, señores ministros y afines: bájense de su burbuja de cristal, bájense de su jaula protectora y pónganse a patear la calle, sufran y vivan lo que vive el pueblo al cual ustedes juraron servir. Cómo es posible que en un acto, semanas atrás, en el Teatro Municipal, donde se citaron varios Ministros y altos personeros, las adyacencias de dicho teatro estuvieran llenas de camionetas blindadas con chóferes, cientos de escoltas muy bien armados y trajeados, una caterva de motos oficiales y, claro está, todo el perímetro sellado para su “tan necesaria” protección; yo me pregunto: ¿y el común el de a pie, el que ustedes juraron servir?, ¿Que se aparte, que no pase? ¿Y si lo atracan? ¿Que mire a ver cómo hace, porque los policías son para su protección?
Qué lejanos aquellos días en los cuales el Ministro de la Cultura de turno (no daré nombres pero se le conoce por un cardinal) andaba para arriba y para abajo en metro, más de una vez lo vi montando en la dama de hierro que cruza la ciudad y cuánto orgullo socialista sentí, por lo menos en ese momento; también lejanos ya los días en que otro Ministro de Cultura y posterior Ministro de Educación Universitaria, hoy sin un cargo ministerial, llegaba a una reunión de amigos en la cual yo departía, manejando su carrito, estacionándolo él solo, y contestando miles de llamadas de su despacho aún después de las 10 de la noche.
Cuán presentes están ahora en nuestro alto gobierno los días en el parque Los Caobos cuando, después de compartir con mi familia y al disponerme a abordar nuestro vehículo para regresar al hogar, veo llegar con gran parafernalia, en una enorme camioneta con un chofer, al para entonces Ministro del deporte y actual Ministro de la educación básica, su esposa y bebita, tras de ellos otra camioneta con dos escoltas y al lado una moto con otros dos escoltas más, toda esa parafernalia para disfrutar de un parque en el cual mi familia, otras mil personas y yo habíamos disfrutado sin la presencia de un solo policía.
Cuán presente están en estos días una moto trancando el paso vehicular para que algún General o algún Viceministro pase raudo y veloz a su trabajo, claro, ellos tienen que llegar a tiempo a cumplir su horario de trabajo, no es como el pueblo de a pie que por culpa del mal transporte casi nunca puede llegar a tiempo.
No, señores, no inventen mil y una propuestas, si el ejemplo no va a salir de ustedes, de nuestra vanguardia en la lucha, no nos pidan que seamos nosotros los que pongamos la sangre mientras ustedes ni se acercan al frente y a la vez nos pidan que los llamemos socialistas. Cualquier propuesta que se haga y se implemente si no lleva el ejemplo de los de arriba está condenada al fracaso o a volverse una burda represión cuarto republicana en contra del pueblo que han jurado obedecer y servir.
Qué han hecho con el ejemplo del Che, que lo han convertido en una mera franela para las marchas o un avatar en las redes sociales, pero cuando suena la metralla del avión enemigo todos, toditos, sueltan el fusil y se van detrás de los arboles. Y ojo que no quiero pecar de ingenuo y claro está que las cabezas visibles de los cinco poderes deben gozar de protección debido a su muy alta investidura, de manera especial nuestro Presidente y líder, Nicolás Maduro, amén de nuestro Vicepresidente, el cual deberá gozar de esos muy burgueses pero muy necesarios privilegios en estos tiempos, pero para los demás, para el resto de funcionarios, a patear la calle y a tocar al pueblo, o sus propuestas no dejarán de ser meros formulismos pequeñoburgueses.
Dejando en claro mi posición y la condición “sine qua nom” de que lo anterior ha de cumplirse antes de llevar a cabo lo que sigue, paso a enumerar una simple cadena de propuestas (todas ellas ambientadas en mi ciudad de origen y vivencia, Caracas, pero de igual forma extrapolables tanto a las grandes capitales como a las ciudades de nuestra bella Venezuela) muy fáciles de aplicar y que, en mi criterio, mucho ayudarían a solventar el problema de la criminalidad y de la creciente violencia que aqueja a nuestra sociedad, a saber:
A) La mayoría de los pequeños robos tienen lugar en las camionetas del sistema de transporte público. Amén de utilizar el método del amedrentamiento para lograr sus fines, la frustración de ser robado y no poder hacer una denuncia por ser de poco monto y sin lesión (aunque en algunos casos la vaina se pone fea) además ser algo muy común, contribuye en gran manera a elevar los niveles de violencia y frustración en la población, ¿Qué hacer? Fácil, todas las camionetas han de circular con las puertas cerradas, estas solo se deberán abrir en las paradas, las cuales se deben colocar de manera muy bien señalada y han de ser de obligatorio cumplimiento, así evitamos la perniciosa costumbre de montarse en los semáforos, tan en boga por los malandros, a la vez colocar policías de a pie cada tres o cuatro cuadras en las avenidas principales y patrullaje constante de motorizados en esas vías medulares, con estas medidas sencillas y puntuales, a la par de un pequeño trabajo de inteligencia, reduciremos a límites muy bajos el hoy muy común y muy frustrante atraco en las camionetas.
B) Otro foco de criminalidad y generador de alta frustración en la población y por ende violencia, es la anarquía que se vive con los motorizados. No es posible que estos señores hagan lo que le de la gana delante de las narices mismas de la autoridad. Llegan al punto de tumbar peatones en las mismas aceras para ellos evitar una cola. ¿Qué medida tomar? No pueden circular ni por la autopista ni por la Avenida Boyacá, y aunque esta medida era muy cuartorepublicana la experiencia nos ha demostrado que para protegerlos a ellos mismos de su irresponsable manejo, lo mejor es alejarlos de las vías de alta velocidad. Infracción que cometan, se les detiene, se les retiene la moto y hasta que no paguen la multa de ley no circulan y, en casos de reiteración, suspensión de la licencia por varios años y cárcel, si es manejo sin licencia. En verdad, ya basta de tanta anarquía con estos señores, no hay uno que se salve pues casi todos se comen la luz, se montan en las aceras y atraviesan a gran velocidad el paso entre los carros, tanta anarquía solo trae más y más desorden y con ello frustración y violencia.
C) Patrullaje ciudadano. Sé bien que muchos vecinos y más aún en las zonas pudientes no se querrán comprometer con esta opción, pero se tendrán que buscar mecanismos para que su compromiso sea total, de nada sirve el patrullaje policial cuando necesitaríamos cien veces más patrullas de las que tenemos, pero si cada vecino se articula con su consejo comunal y obtienen el apoyo para un sistema de comunicación eficaz y rápido, desde ese punto se podrían canalizar muchos movimientos sospechosos y muchas actividades poco lícitas que casi siempre escapan al muy selectivo patrullaje policial, amén de ser un arma que permita el compromiso del ciudadano con su propia seguridad y no ser tan solo un simple espectador y víctima que poco o nada hace.
D) Pena severa (más de 10 años) a la tenencia o porte ilegal de arma de fuego. Ésta sería una herramienta legal muy eficaz que permitiría a las autoridades enjuiciar y encarcelar a mucho delincuente sin encontrarlo en el acto delictivo propiamente dicho, ya que solo por la tenencia o porte ilegal del arma bastaría para enjuiciarlo, y vaya que este sería un buen coercitivo para los nuevos delincuentes para no meterse en estos menesteres delincuenciales.
E) Buhonero que se encuentre vendiendo alimentos y productos de la cesta básica, detenido en el acto, preso por 48 horas y los productos incautados se le regalan a los transeúntes que pasen por el sitio en presencia del buhonero. Aquí quiero hacer una aclaratoria, y si es bien cierto que la gran mayoría de buhoneros son gente humilde y en muchos casos muy necesitada, no es menos cierto que son el vivo ejemplo del “vivismo” que tanto daño hace al alma del venezolano, así que iniciar una fuerte represión a esta ilegal práctica de usura buhoneril con los alimentos, serviría de mucho como aliciente para el imaginario social del venezolano y un punto más a favor de lucha en contra de ese “vivismo” que tanto daño nos hace como pueblo.
F) Se le debe hacer mayor publicidad y seguimiento a todos los casos de corrupción y de usura que se detecten y se identifiquen, esta sería una grandiosa arma de propaganda política y un gran aliciente social. Pero es básico que un emblemático caso como el de las “empresas de maletín”, que estafaron a la nación más de 20 mil millones de dolares a través del ya desaparecido SITME, aparezcan, sean señalados, enjuiciados y muy severamente castigados, de no ser así cualquier cosa o medida o misión que se tome en contra de la corrupción nacerá maltrecha y prácticamente muerta.
G) Ya para poner fin a estas series de propuestas, toco el más importante punto que se ha de tomar en cuenta para llevar adelante esta lucha contra la violencia galopante en nuestra sociedad y este es la del control sobre el medio de comunicación más masivo y nocivo que existe en el mundo: la televisión. Seré breve ya que aquí lo que hace falta es contundencia y no elocuencia, de poco o nada sirven los programas de control, las medidas aleccionantes, los mil foros que se hagan, la única televisión que no daña, sea pública o privada, es la televisión APAGADA. Tras esta premisa, que ojalá se tomase en serio, sería fácil concretar una franja de uso para las televisoras y cableras, privadas o públicas, de un máximo de 8 horas y en franjas muy especificas, así sería muy limitado su nefasto control y sería mucho más fácil su tan necesaria regulación, tanto en contenidos como en difusión, lo demás que se quiera hacer en este sentido mientras mantengamos esa fábrica de bobos que es la televisión encendida, de poco o nada valdrá.
Ya para finalizar, camaradas, miles de propuestas habrán de surgir, la gran mayoría mejores que las mías, pero si no se cumple la premisa de que el ejemplo empieza de arriba, desde lo más alto del gobierno y si además estas ideas no se ponen en práctica de manera eficaz y constante, no estaremos más que en presencia de otro acto de mucho ruido pero de ninguna nuez. Eficiencia, claridad, compromiso y ejemplo, eso es lo que se necesita, lo demás es paja.