Como en otros tiempos, o de vez en cuando o cuando en vez, he escrito con humorismo criollo i cuando cursaba el primer año de medicina –hace ya más de medio siglo- publicaba un periodiquito hecho en multígrafo, titulado EL ESCALPELO (bisturí), mientras tomaba armas para polemizar o denunciar en los editoriales o artículos de opinión; también practicaba el humorismo i era un entusiasta de los escritos i libros de Aquiles Nazoa; i como él, publicaba en cada número un TEATRO PARA LEER, i afortunadamente conservo unos cuatro números; también publicábamos un suplemento de “muñequitos” en color, realizado en otro multígrafo de alcohol con el cual se obtenían unos colores pálidos. Entonces en dibujos, sacaba una tira cómica titulada El Mediquito. Ya cuando me inicié para ser el escritor más antiguo i prolífico del diario PANORAMA (que ahora no quiere ni publicar mi nombre, ignoro la causa) dos hombres serios i grandes periodistas de calidad i vocación, José Antonio Ugas Morán i Céspedes Rivera, me colocaron como escritor de Cuarta Página. Mis artículos más frecuentes eran de gremio médico, universidad, política (sin ser ficha de partido nunca) i sobre todo arte, pero intercalaba algunos de humor i hasta caricaturas semanales. Había comenzado como escritor i dibujante, en un tabloide de Alfredo Tarre Murzi, entonces de URD, titulado LA SEMANA. En los últimos años recuerdo algunos artículos de humor, entre ellos uno que se refería a HUNTER EL CAZADOR EN VENEZUELA, quien en sus series veía huir un automóvil con los delincuentes, tomaba el teléfono público, llamaba a una central i allí, enseguida le daban toda la historia del vehículo, placa, color, su dueño, desde cuando lo compraron hasta la última gamuceada en un lavaito; mientras aquí comenzaba por encontrar que al teléfono público de habían cortado el cable i robado el auricular o si estaba completo, no había “línea”. Más recientemente, hice uno en referencia al funeral del Papa Juan Pablo II, con Bush, Clinton, Condolezza, etc., sentados rezando (íntimamente pensando cosas distintas) o Clinton buscando ver el trasero de italianas lindas i enviando espalderos a solicitarles el teléfono. Además, siempre me ha gustado el humor fino, como el CÁNDIDO de Voltaire (la mejor novela corta de la literatura universal) con aquello del sitio de Constantinopla, cuando los habitantes se distinguían después, por faltarles una nalga que habían tenido que donar para no morirse de hambre durante el encierro.
También una obra maestra, como LA ISLA DE LOS PINGÜINOS de Anatole France, una historia parodiada de Francia o de la Humanidad. Además, el humor de muchos grandes como Bernard Shaw, Oscar Wilde, Lewis Carrol (Charles Dobson), Wiston Churchill, Sigmud Freud, Molière i su Tartufo, Bertrand Russell, etc., i muchísimos más que olvido en el momento. A Freud, cuando le dijeron que los alemanes estaban quemando sus libros en aquellas grandes piras que hacían con libros condenados, dicen que exclamó: ¡Como hemos progresado i que suerte tengo! ¡Sólo queman mis libros, mientras en la Edad Media me hubiesen quemado a mí!
I entre nosotros; desde que conocí las citas de Leoncio “Leo” Martínez o anécdotas de Antonio Saavedra uno de los humoristas del ayer lejano, o el extraordinario humor i amor de Aquiles Nazoa o su hermano Aníbal (Matías Carrasco) o de Miguel Otero Silva, Vera Izquierdo i otros que nos proporcionaron aquellos versos de LAS CELESTIALES i la citas a pie de página de Miguel, el que hoi perdería su humor viendo lo que es el diario EL NAZIONAL, con ingeniosas críticas cargadas de fino humor, para esa oligarquía caraqueña del siglo XX que daba motivo para hacer humor; pero ahora es motivo de lástima. Ya desde aquellos tiempos de oligarquía dominante, cuyos integrantes ahora se creen que eran perfectos, Aníbal Nazoa preferentemente, escogía cosas del pueblo i contaba de dos amigos que no veían hacía muchos años i luego de casual encuentro, uno de ellos ofreció visitar al otro que vivía en La Pastora, que se consideraba zona roja peligrosísima. Se ofreció la visita en la tarde temprano para venirse igualmente temprano, no más allá de la seis. Mas, fue tan amena la reunión, que dieron las 11 de la noche o quizá más tarde. El amigo visitante regresó asombrado por aquellas calles semi oscuras i se alarmó mucho más cuando sintió que lo seguían; apresuró el paso i cambiaba de ruta i los pasos le seguían igual. Al fin, al cruzar hacia una calle, no recuerdo si ciega, se entregó. Para su grata sorpresa quien lo seguía era el otro amigo para entregarle algo que olvidó. Al reunirse, el “perseguido” dijo: ¡Que susto me has dado amigo! Creí que quien me seguía era ¡un policía! En otro artículo exponía el caso de una gran dama de la alta sociedad, a quien se le extravió un gran perro de raza i entonces su marido, con todos sus poderes políticos, puso a casi todos los cuerpos de seguridad del Estado, a buscar al canino de pedigrí noble i con el temor de que se hubiese ido a un vecino barrio pobre. El animal apareció, pero a la dama casi le da un infarto cuando consiguió a su “príncipe” (creo que un nombre así tenía el animal) mui tranquilo, al lado de un rapazuelo de barrio, comiendo esos alimentos inmundos que compartía con el muchachito marginal i sucio, sentado en la acera. ¡Qué peligro de enfermarse su pobre i fina criatura canina!
Por todo esto expuesto someramente, aunque veces la memoria cambia datos sin quererlo, es por lo cual uno de los programas que más disfruto es el de mis tocayos Roberto Hernández Montoya i Roberto Malaver, especialmente con los decretos estilo Goebbels del gobierno transitorio de Pedro El Breve, leídos o proclamados por el huesudo, soberbio i luego fruncido de miedo, Daniel Romero; quien volvió a la vida, tirado en el suelo, cuando la figura noble, seria i democrática del Fiscal Isaías Rodríguez, les comunicó que ni siquiera estaban detenidos i se les garantizaban todos sus derechos.
Los Roberto citados que, además leo en la prensa, en Aporrea i ahora en un libro titulado CONTRAGOLPE DEL HUMOR, debe ser para la oposición tan mediocre que tenemos, pero al mismo tiempo es petulante, agresiva i maléfica, uno de los programas que más les duele escuchar (si es que lo escuchan) porque ambos tienen una gracia seria, “serísima” i hasta de autocrítica fenomenal que, les debe hacer ver su personalidades ridículas, disparateras, sin rasgos lógicos ni educación, de energúmenos como Ledezma, Ramos Allup, Eugenio Mendoza, Velásquez, Ojeda, Medina, o algunos realmente con rasgos paranoides, como dos alcaldes de ojos saltones o un candidato prematuro i “encejado” que, me decía un amigo, tiene mucha frente, pero cuando quede calvo se peinará hacia atrás las cejas. Estos hombres, desfasados por haber perdido el poder, privilegio, posiciones, etc., son “materia prima” para los humoristas, a quienes le sobra, además, los muchos entrevistadores, analistas, comentaristas internacionales de ambos sexos que, llenan los canales de televisión. Al pobre Mingo, ya lo ha desplazado otro petulante i gritón que llaman “Granielito” en referencia a su amo.
Un país, donde hubo un periódico de humor como EL MORROCOY AZUL, con hombres como Gabriel Bracho Montiel (Las Mentiras de Dominguito), Víctor de Lima (Mujiquita, en su tira cómica), Otero Silva, etc. i otros intentos no tan lejos, incluso con buenos dibujantes i caricaturistas, es de lamentar que la conspiración, el golpismo i la dictadura mediática, hayan hecho desaparecer mucho humorista u otros hayan dado un salto fenomenal como el para mí, endiosado sin reales méritos, como lo es Zapata, a quien la condición de escuálido le ha matado el ingenio. La caricatura i su contenido es un arte, i en arte, todo lo que es impuesto, pierde valor, se trivializa i se hunde. Eso le ha pasado al Zapata, ícono humorista de la izquierda venezolana en otros tiempos. Por eso algunos, solamente saben burlarse i ofender al presidente, mientras en tiempo de Pérez Jiménez, no se hubiesen atrevido ni a hablar “bajito”. Ahora, quien posiblemente pueda confrontar demandas, atropellos, o graves conflictos familiares, es Roberto Malaver por eso de estar alquilando a su suegra para marchas o usando palabras como “semiótica”, i otras parecidas, pese a que Hernández Montoya se lo advierte, porque ellos no pueden tener la “cultura” o el léxico de Pompeyo, Teodoro o Ledezma. Realmente, esto se ha hecho ya mui largo, i en otros artículos con menos historia i más humor, seguiré refiriéndome al programa de los Roberto, pese a habérseme olvidado el nombre para podérselos recomendar. Sin embargo, pueden orientarse preguntando, por el programa televisivo, en el cual todavía Carmona dicta decretos que, son leídos con singular energía por Daniel “Goebbels” Romero, de triste figura escuálida pese a la teoría de que el antichavismo engorda, demostrado con extraordinarias investigaciones (con medida controlada como exige la ciencia) como ha hecho Malaver, tratando de cuidar tanto a la suegra como a los escuálidos. Esfuerzo tan grande como el de Hernández Montoya, para diagnosticar debidamente ese morbo que ha llamado, Síndrome de las Hipérboles acatarradas. Por ello, más adelante, aclarado el origen de este humor revolucionario que se enfrenta al humor negro fascista de la oposición, será necesario meditar mucho mejor lo que se escribe, no sea que se pueda quedar en ridículo, ante el superior conocimiento del idioma de tanto intelectual que anda persiguiendo fallas en la chusma de los escritores que apoyamos el presidente Chávez, los más destacados recopilados en esa obra titulada Contragolpe del Humor. Hasta pronto con el tema.
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