La conflictiva situación política que se ha vivido en Venezuela desde hace más de 6 años es consecuencia directa tener, como una de las “palancas” fundamentales de la política económica del gobierno, la de conseguir una inversión privada lo suficientemente fuerte como para que, a través de la producción de bienes y servicios, resuelva en buena medida los problemas del desempleo y de la generación de riquezas.
En efecto, en el PLAN NACIONAL DE DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN 2001-2007, encontramos algunas precisiones muy claras al respecto:
“El modelo planteado está vinculado con un sistema productivo diversificado, competitivo, abierto hacia los mercados internacionales, basado en la iniciativa privada y con presencia del Estado en industrias estratégicas, pero con apertura a la inversión privada en el desarrollo aguas abajo del tejido industrial; donde la productividad y eficiencia deben ser la base de la rentabilidad empresarial”
“...una mayor eficiencia en el gasto público, vinculado al logro de una mayor calidad de gasto, en el sentido de mejores servicios públicos, especialmente en salud, educación, energía, agua, transporte, seguridad jurídica y personal...hará surgir un ambiente de confianza propicio para la inversión privada..”
“...la elevación de las tasas pasivas a niveles reales positivos, será suficientemente atractiva para mantener el ahorro nacional como fuente del financiamiento de la inversión nacional, complementado por crecientes recursos de capital extranjero, que serán atraídos al fenómeno de desarrollo agrícola, industrial y de servicio...”
Para explicar la importancia de esta inversión Jorge Giordani expresó en la III Cumbre de la Deuda Social el pasado 2 de junio de 2004:
“..la tercera palanca del nuevo modelo de desarrollo es la inversión privada, en la cual se concentra el núcleo fundamental de la formación bruta del capital del país, sector que representa más del 75% de la creación de la oferta agregada interna...” (un 7% del PIB para la inversión privada expresó en otra oportunidad)
Ahora bien, es una opinión internalizada en el pensamiento económico que para que exista inversión es necesario un entorno propicio y seguro que motive al inversionista.
Al respecto, el reconocido economista Domingo F. Maza Zavala, en una entrevista el pasado 27 de noviembre en el diario Ultimas Noticias, titulada “Nuestra gran necesidad es la inversión privada”, expresaba que “lo que inhibe a la inversión privada es la incertidumbre y la falta de confianza”
Esta idea también está expresada claramente en el siguiente párrafo del ya mencionado Plan de la Nación: se buscará “La permanencia durante el período del Plan de un ambiente favorable para la inversión privada que elimine la inestabilidad...”
LA OPOSICIÓN HA APUNTADO A LA YUGULAR DEL PLANConociendo estas políticas, y con el fin de impedir el éxito de las mismas, la oposición transnacional, compuesta por partidos políticos, medios de comunicación y poderosos sectores económicos, se ha trazado la estrategia, desde el mismo momento del anuncio de la candidatura de Chávez en 1997 hasta la fecha, de crear un ambiente de conflictividad, que desestimule al probable inversionista y haga fracasar su plan económico.
Pero fueron más allá. Aprovechando el extremo interés del gobierno en mantener un ambiente favorable, que elimine la inestabilidad, conspiraron y realizaron cualquier cantidad de aventuras, asumiendo que el gobierno no se atrevería a cruzar la línea con fuertes acciones retaliativas, ya que llevarían a un conflicto abierto y prolongado.
Ese interés gubernamental en la estabilidad es lo que explica la casi absoluta lenidad con que ha enfrentado los intentos violentos de la oposición: Por el golpe de abril hay pocos detenidos y procesados; Por el paro petrolero, que tanto dinero costó a la nación, sólo está preso Carlos Ortega; El sicariato en el campo ha cobrado más de 150 vidas de dirigentes campesinos y sus asesinatos permanecen en la más absoluta impunidad; Y aún hoy, después del fallido golpe electoral, y del llamado de Ramos Allup de abstenerse en las presidenciales, el canciller Araque llama a la oposición transnacional a dialogar
Lo cierto es que del resultado observado en los campos político y económico, producto de las políticas opositoras y gubernamentales se puede extraer importantes conclusiones:
1) Tenemos una oposición política, económica y social que coloca sus intereses por arriba de los intereses del país. No le importa que el país se arruine, con tal de impedir el probable éxito del gobierno. Y actúa descaradamente en contubernio con el imperio, también interesado en hacer fracasar al gobierno de Chávez, por el mal ejemplo que significa para el resto de los países del tercer mundo, que el Estado Venezolano posea el control de sus recursos minerales.
2) Por los motivos que sea, ha habido una ausencia casi total de inversión privada en la economía nacional en estos seis años, excepto en el área de los minerales. Si a ello le sumamos un crecimiento sostenido de la población, que ha aumentado en más de tres millones de habitantes desde 1999, nos encontramos con unas consecuencias catastróficas de las cuales presentaré sólo pocos ejemplos ilustrativos: Las industrias con capital nacional prácticamente han desaparecido, en tanto las importaciones están alcanzado niveles históricos, de cerca de 18.000 millones de dólares anuales, convirtiéndonos de hecho en una economía de puerto; y en un enclave de las grandes transnacionales. Basta recorrer los pasillos de los supermercados, ferreterías, tiendas de línea blanca o las grandes farmacias para darse cuenta de ello.
3) Lo anterior, aunado a un voluminoso gasto público, ha hecho que hoy seamos un país con pobres más pobres y ricos más ricos, trayendo un aumento significativo de la delincuencia. Ya comentamos, basados en cifras del BCV, como desde el 2001 hasta hoy, el costo de los alimentos se ha incrementado en más del 200% y el de los salarios sólo en 80%.. En cambio, el lector puede ver como los restaurantes lujosos viven abarrotados, los cupos se agotan en las líneas aéreas para viajar al exterior y los automóviles que se venden son los más caros del mercado, al punto que las ensambladoras no quieren vender el carro regulado, porque ya no les es negocio;
4) Esos factores han ocasionado un severo desgaste electoral del gobierno. Si en el referéndum revocatorio, cuando empezaban a surtir efecto las misiones y existía la esperanza de una mejoría económica, bastó que Chávez se dirigiera al país para obtener casi seis millones de votos, en estas elecciones, pasado ya en buena medida el impacto de las misiones y a pesar de un llamamiento similar, a duras penas los partidos del gobierno alcanzaron la cota de los tres millones.
ESPERANZA INÚTIL, FLOR DE DESENGAÑOEsta situación tiene que revertirse inmediatamente. Debe haber una sólida inversión privada. Y no se conseguirá con ilusos llamados a los venezolanos que abandonen la seguridad que tienen sus dólares en el exterior por la incertidumbre local; Ni haciendo inútiles carantoñas a un capital transnacional que obedece a las políticas que les dictan las burocracias gobernantes de sus países; Ni esperando que el incremento del gasto público motive a un empresariado nacional, que en buena medida, adquirió la cultura de la especulación comercial de los años 80.
Porque eso es lo que ha traído ese incremento del gasto público: No una inversión oportunista, sino una desbocada especulación. Pudiese poner miles de ejemplos de ella, pero me basta con invitar al lector a visitar el sitio web http://netscape.edmunds.com/new/ para que compare los precios locales de los automóviles con los del exterior.
El gobierno tiene que ser imaginativo y si quiere mantenerse en el poder ante una oposición que continuará con su estrategia conflictiva, debe suplir esa ausencia de inversión privada, sin sacrificar las metas de lograr un “ sistema productivo diversificado, competitivo, abierto hacia los mercados internacionales, basado en la iniciativa privada” .
El ministro Giordani ha estimado que la inversión privada necesaria para estimular el aparato productor de bienes y servicios nacionales, es de unos 7.000 millones de dólares anuales. Esto no son conchas de ajo. Pero tampoco es tan difícil de alcanzar.
Nota: Si el lector desea conocer en mayor profundidad el Plan nacional de desarrollo económico y social de la nación 2001-2007, al que hacemos referencia en este artículo, lo puede obtener en el sitio: http://www.mpd.gov.ve/pdeysn/plan.htm
cdallmeier@usa.net