Gabo, Chávez y la visibilización de América latina

Una década después que Gabriel García Márquez recibe el premio Nobel de Literatura (1982) y Cien Años de Soledad comienza a recorrer el planeta, aquí en Caracas (1992), insurge Hugo Chávez, seguramente sorprendiendo a una América Latina sumergida en la pesadez y el adormecimiento, como consecuencia de décadas de gobiernos tiranos y democracias diseñadas a interés y semejanza de quienes crecían económicamente a costa de nuestras materias primas.

Por aquí y por allá, en lo profundo de una Tierra de Gracia, rica y próspera en materia prima de todo tipo, la extracción debía llamarse con su propio nombre, explotación, que se traducía en miseria para millones. Desde siglos, si algo recorría a aquella Américanuestra eran los tenebrosos regímenes militares que siempre encontraron y contaron con la protección de los gobiernos de los Estados Unidos.

Vivíamos entonces la tenebrosa y larga noche de América. Sur y Centro sumergidos en la oscuridad y el terror de militares convertidos en carceleros, perseguidores y asesinos de sus propios pueblos. La denuncia se pagaba con las masmorras, el exilio y la desaparición física. En cada uno de nuestros países, hoy los familiares siguen reclamando y buscando sus seres queridos que fueron apresados por disentir políticamente.

Gabriel García Márquez, desde la filas de una literatura llamada realismo-mágico, asoma al mundo la vivencia y realidad de pueblos y personajes, que más allá de un submundo totalmente olvidado, viven un sueño y una esperanza que le ha sido arrebatada por traficantes de toda calaña.

Macondo es prácticamente toda esa América mestiza, originaria, que durante siglos sobrevivió y subsiste en todos nuestros rincones. Pueblos que desaparecieron o luchan por no desaparecer esperando que las promesas electorales sean cumplidas y hasta ellos llegue la escuela, el ambulatorio, el arreglo de las calles y el mercado surtido.

Chávez surge en 1992. A partir de 1998, con su victoria electoral, aviva la esperanza en todos los macondos del mundo. A partir de ese momento se supo que sí era posible salir del foso de la miseria y lo demuestra en cada acción para erradicar el analfabetismo, llevar salud, alimentos y educación a cualquier rincón de una Venezuela que en 1997 se había lanzado a las calles a decir basta de opresión, desigualdad y oprobio puntofijista.

Destacamos en estas dos importantes figuras que enorgullecen el gentilicio latinoamericano su legado por hacer visible en todo el mundo la fuerza liberadora de nuestra gente. En el oficio de cada uno de ellos siempre estuvo presente la existencia de hombres y mujeres que hoy son ejemplo de rebeldía y libertad. Hablamos de nuestros libertadores. Hablamos de pueblos que nunca han dejado de luchar contra imperios que siguen empeñados en arrebatar nuestros sueños.

En fin, Gabriel García Márquez y Hugo Chávez se siembran para darnos fuerza para luchar y creer férreamente en los poderes siempre creadores y transformadores de nuestros pueblos. Desde la literatura y la política de cada uno de ellos, América Latina se abre al mundo con una obra civilizatoria, referencia para el coraje y la hidalguía que nunca nos ha faltado.




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Juan Azocar


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