Ante el debate revolucionario abierto ¿qué hacer?

En medio del más complejo momento histórico de la revolución un debate recorre todo el proceso. Ciertamente nos encontramos ante un nuevo ciclo revolucionario, caracterizarlo examinando todos los elementos, todas las fuerzas y visiones que concurren en él, todas las contradicciones y factores gravitantes así como todas las fortalezas, debilidades y amenazas es fundamental para poder ubicarnos y no trastabillar en las posiciones y las acciones. La ausencia irreparable del liderazgo histórico es el rasgo fundamental de la actual situación política. La dirección estratégica esta desestabilizada, no hay centro estratégico ni táctico, la dispersión de las fuerzas comienza hacer mello, las contradicciones al interior del bloque patriota y chavista se agudizan. Todo gira alrededor de hacia dónde va el proceso de cambio asediado como nunca por poderosas fuerzas extrajeras e internas todas dirigidas por el imperialismo norteamericano.

En medio de este cuadro estratégico nos encontramos. Por un lado está la grave y casi caótica situación económica resultado sin lugar a duda de la acción del enemigo, del imperialismo y la oligarquía parasitaria, esto no hay que obviarlo pero también de un conjunto de desaciertos en política económica, de ahora y de antes cuyas consecuencias estamos recibiendo en la actual coyuntura. La actual situación económica no se cocinó en un año, de ahí que se hace necesario hacer un balance histórico, de aciertos y desaciertos, como todo proceso complejo y trascendente la revolución bolivariana esta hecho de ellos. Lo que no podemos es dejar de ver el pasado como solo aciertos y el presente como solo errores. No sería serio, no sería revolucionario. La genialidad política, estratégica, su altura ética y grandeza espiritual del comandante eterno no está en cuestión, como tampoco el proyecto histórico cultural socialista que tan hondo sembró en la conciencia de las mayorías populares del país y al que debemos ser fieles si queremos llamarnos chavistas

Pero poder ubicarnos correctamente en la actual coyuntura debemos partir de la visón janica que él nos enseñó: “Es necesario que nosotros siempre andemos con una visión Janica” nos dice. De ahí que un balance histórico en retrospectiva nos permitirá ubicar el núcleo o los núcleos de errores y desaciertos, de tareas revolucionarias inconclusas, de debilidad y falencias del proceso revolucionarios que sin lugar a duda nos ayudara a entender no solo el cuadro actual si no la ruta para superarlo.

La actual situación estratégica de la revolución es el saldo histórico de no haber logrado dos grandes objetivos estratégicos que toda revolución debe acometer en su primera fase: cimentar el nuevo modelo económico y construir un estado revolucionario como instrumentos para orientar los grandes objetivos nacionales socialistas. Es tan así que la actual situación de crisis económica es el resultado de haber pretendido saltar este último objetivo, la trasformación del estado pretendiendo como dice el Che construir socialismo con las armas melladas del capitalismo. Las debilidades y carencias congénitas de esta revolución nos colocaron en un círculo vicioso: no transformamos el Estado capitalista porque no hay cuadros revolucionarios, porque no hay partido, y no avanzamos en la construcción del nuevo modelo económico porque no hay Estado revolucionario indispensable para este avanzar hacia este objetivo.

No decimos que el comandante Chávez ignoraba estas premisas básicas, pero además estas tareas históricas no iban y no van hacer obra de un hombre por extraordinario que fuere como en efecto lo es el comandante eterno. Por el contrario en bien sabido que siempre estuvieron en el centro de su preocupación, de sus esfuerzos. Sin embargo los duros y complejo escenarios en los que tuvo que conducir no solo estratégicamente si no también tácticamente, el asedio del enemigo que no dio respiro ni un segundo al proceso, las carencias innatas de la revolución indicadas anteriormente como la falta una vanguardia política férreamente conformada, de cuadros políticos y técnicos así como la ausencia de pueblo organizado imposibilito avanzar hacia estos y hoy por hoy son el núcleo del conjunto de problemas a los que nos enfrentamos.

Los efectos perniciosos de prácticas y vicios inherentes al viejo Estado oligárquico con el que hoy aun pretendemos hacer revolución explican en gran medida el estado actual de la situación económica. Y es que la ineficiencia, la eficacia, y sobre todo la corrupción son la responsables de que no se hayan alcanzados las metas de producción de petróleo, que hoy deberían estar según el plan de negocios Siembra Petrolera 2012-2019 de PDVSA en 4 millones de barriles diarios lo significaría mayores ingresos en divisa que es el gran problema financiero que hoy atravesamos. Es la falta de estado lo que explica que PDVSA misma sea hoy el centro del problema al autonomizarse de tal forma que se reedita la figura aquella cuarta republicana de un estado dentro de otro estado.

Es también la ineficiencia, la corrupción, el burocratismo y la incapacidad del viejo estado oligárquico el responsable de que el Plan Nacional de Industrialización que contempla la instalación de 208 fábricas socialistas de distintos rubros y sectores haya quedado en el limbo y que hoy sigamos importando más que nunca lo que favorece a la oligarquía parasitaria que utiliza el proceso de importación como fachada para la apropiación de la renta petrolera.

La dilapidación de 20 mil millones de dólares solo en el año 2012 y los casi 180 mil millones de dólares que se ha fugado del país desde que se estableció el control de cambio no hubiera sido posible sin la complicidad de la corrupción de un Estado corrompido hasta los tuétanos. Un estado hecho para reafirmar el modelo de acumulación capitalista basado en al apropiación de la renta es la fuente original del resto del conjunto de problemas que rastramos y que hoy tiene al proceso es ascua incluyendo la grave crisis económica originada no por el fracaso del modelo socialista, hay que decirlo con mucha firmeza, sino por la falta de su implementación.

En síntesis la situación actual tanto económica como política se derivan directamente de la incapacidad mostrada por la revolución bolivariana para concretar en primer lugar la trasformación del estado oligárquico y la edificación de un nuevo estado democrático, fuerte, trasparente eficiente basado en el poder organizado del pueblo que a su vez sea eje rector del resto de las trasformaciones estructurales de la sociedad, como la trasformación económica.

El debate revolucionario abierto en el seno del proceso debe partir desde estas perspectivas. Si la actual dirección revolucionaria está o no a la altura del desafío solo la historia lo dirá, pero no podemos equivocar el enfoque, el fondo del asunto, la raíz del fenómeno como dice el comandante Chávez, ser radical es ir a la raíz del problema planteado.

Que hacer es la pregunta que resume todo el desafío que tenemos por delante las y los revolucionarias y revolucionarios Chavistas.

Primero, consideramos que lo fundamental es cuidar el bien más preciado que tenemos, que para estos efectos no es solo la independencia nacional, si no la unidad revolucionaria, la unidad del chavismo. Mucha madures, mucha cabeza fría y objetividad. No caer en el desespero, en la angustia. Saber manejar las contradicciones y diferencias sin renunciar al debate ideológico, a la irreverencia, a la necesaria crítica revolucionaria que debe superar el eslogan para hacerse propuestas, ideas y también compromiso de hacer, de ser coherentes con lo que predicamos y exigimos. Ponderar el análisis crítico a las condiciones históricas concretas, a la Venezuela nuestra, a la revolución nuestra. Lo peor que podemos hacer es contribuir con una crítica estridente a la confusión, a la desmoralización del pueblo y del campo popular y revolucionario.

No hablamos de callarnos, la palabra acción, la palabra revolucionaria, la palabra consecuente, la palabra rebelde siempre debe ser disparada, debe ser echada pero de forma muy responsable, Cuidar la unidad revolucionaria, la unidad del bloque chavista implica la defensa de la revolución a toda costa, el ataque inclemente de la oligarquía y del complejo contrarrevolucionario internacional que nos asedia tiene como eje demostrar el fracaso del modelo, del socialismo como opción trasformadora, como idea para la superación del capitalismo. De ahí que este explotando con tanta eficacia el conjunto de falencias, de debilidades de errores, potenciando a través del dominio que tiene de la estructura económica el desabastecimiento, la especulación, el contrabando. Instigando la delincuencia para potenciar el cuadro de inseguridad pública que hoy por hoy es inducido, siendo este un componente del diseño de operaciones encubiertas que se enmarcan en la doctrina de la negación plausible que aplican sobre Venezuela.

Lo segundo, es entender que la “Salida” a la actual crisis revolucionaria es desde y con el chavismo. Esto debe entenderlo y asumirlo en primer lugar la dirección revolucionaria, el alto mando político de la Revolución. Se hace necesario aceptar la crítica como una fortaleza y no como una problemática, como una amenaza. Superar el claro sectarismo que priva en amplios sectores de PSUV, a lo que ha llamado el compañero presidente Maduro. La diversidad y pluralidad en una de las fortalezas de toda revolución, así lo entendió y practicó el Comandante Chávez. Dice el Che que cuando el estado se equivoca cunde el desánimo en las masas, entonces llego el momento de rectificar.

La revolución debe trajinar por un proceso de recomposición de una clara mayoría que sostenga y legitime los cambios. Esto solo será posible si la dirección revolucionaria entiende que debe ampliar las alianzas, no solo con los empresarios si no principalmente con el chavismo de base, con los partidos revolucionarios y el movimiento social chavista. Se hace necesario un nuevo pacto histórico revolucionario, no de cúpula, no para repartirse los cargos en el gobierno si no para construir el bloque histórico que permita empujar las rectificaciones, construir el Nuevo estado revolucionario y trasformar socialistamente el aparato productivo.

El diálogo de Maduro con el pueblo debe ser desde la perspectiva revolucionaria, un intercambio entre iguales, critico, directo, dialógico diría Freire. Un dialogo que reconozca en el pueblo su capacidad de pensamiento crítico, protagónico. El liderazgo revolucionario chavista no puede tomar a la gente como simples ejecutores de sus determinaciones, como meros activistas sin reflexión. El dialogo no puede supeditarse a un acto formal, unidireccional en donde el pueblo apilado solo es receptor de orientaciones y lineamientos. Se debe recuperar los códigos, su esencia, su espíritu no sus formas, con las cuales el comandante se conectaba con las masas. En primer lugar entendiendo que el pueblo es el sujeto y objeto de su proceso de emancipación y no solo un mero destinatario de la acción altruista de la vanguardia iluminada.

El movimiento revolucionario chavista debe avanzar hacia la conformación de una plataforma revolucionaria programática y de lucha que sirva de contención a las pretensiones de sectores no solo reformistas si no restauracionistas y revisionistas que dentro del gobierno pujan por del desmontaje progresivo del carácter revolucionario de la revolución bolivariana, que también trabajan por un nuevo pacto que incluye a la oligarquía parasitaria, por el desmontaje total del control de cambio, mecanismo único que permite al gobierno el control de la renta petrolera para orientarla en el desarrollo del proyecto socialista. Estos sectores que se han venido trasfigurando en una nueva fracción capitalista producto de la apropiación de la renta, que han hecho mediante la corrupción, las importaciones fraudulentas, la manipulación y negociación oscura de instrumentos financieros aprovechado su cargos en el gobierno bolivariano en los últimos 15 años son una verdadera amenaza para el legado del comandante Chávez y para la continuidad revolucionaria del proceso.

Por ultimo esta lo más importante, trabajar por elevar los niveles de organización del pueblo chavista. Organizar, formar y movilizar resume la ecuación para que consigna como que solo el pueblo salva al pueblo sea una acción trasformadora concreta y no mero eslogan. Para que un pueblo sea libre no requiere de iluminados y mesías, más si de liderazgo revolucionario, lo que requiere rebeldía, dignidad y mucha organización. Lo demás en criollo es hablar pajuatadas.



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Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora


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