Todo parece indicar, a juzgar por el trasfondo de las declaraciones de determinados líderes fundamentales del proceso revolucionario venezolano, que los victimarios físicos e intelectuales del asesinato de los jóvenes Robert Serra y María Herrera actuaron con premeditación, alevosía y ensañamiento. Es decir que fue un crimen fríamente calculado, por encomienda. El mismo hecho de utilizar armas blancas, propio de homicidios pasionales producto de reacciones emocionales por celos, odios, venganzas, fue para confundir a los investigadores. Las mismas declaraciones de los voceros cupulares del Proceso traslucen someramente que el esclarecimiento del asesinato es cuestión de horas.
Acciones como el asesinato de este joven diputado ejecutado por secuaces que actúan por instrucciones de un insano y terrorífico oposicionismo crónico así como la guerra económica y mediática tienen como finalidad crear el caos en el pueblo, desmoralizarlo para que no crea en las instituciones, en el estado de derecho, en la democracia, se sienta inseguro y salga a la calle a protestar de manera violenta, generando un estallido social, un segunda caracazo pues. Pero ya ven el pueblo, aunque impactado por ese lanzazo, siguió andando en calma, tranquilo y sin nervios. No le hizo caso. Creía La Canalla golpista que tan alevoso crimen generaría hechos violentos, desestabilizadores, que ameritarían la intervención de la OEA y la aplicación de la Carta Interamericana por ingobernabilidad. La Salida pues planteada por Leopoldo y la señora Machado.
Los autores de la muerte de Robert Jugaron al quiebre de la tranquilidad de la sociedad pero olvidaron que la Revolución es como el acero, que se tiempla con el fuego (León Tolstói).
La misma posición asumida por el ex presidente colombiano Ernesto Samper ante tan terrible asesinato en la que asume la participación del paramilitarismo es sumamente importante. No se trata de un político improvisado. Samper es un experimentado político de Colombia, país que ha sufrido mucho por las prácticas del paramilitarismo famoso por descuartizar campesinos con motosierras, por asesinatos selectivos.
Abrigaba la esperanza que el homicidio de Robert no tuviese implicaciones políticas. Pero pareciera que incurrí en una ingenua equivocación quizás por ser un hombre íntegramente democrático, civilista y amante del debate de ideas y no de la violencia, él también erró; pues todo parece indicar que fue una muerte intencionada, precisa, encargada, con la finalidad de convertirla en la espita de la reacción violenta popular en cadena capaz de exacerbar la calma del país y desencadenar en hechos vengativos por parte del pueblo chavista. Pero se equivocó nuevamente La Canalla golpista. El pueblo, aun adolorido por el asesinato del joven diputado, siguió su marcha, está en la calle pero en su cotidianidad: asiste al trabajo, va de compras, manda a sus hijos a la escuela, maneja y usa el transporte colectivo. Es decir nada ha cambiado. El país, aunque adolorido y arrecho, sigue actuando en calma, con conciencia revolucionaria , desechando de plano la violencia. Pido a Dios que todo siga así y que la justicia eche el guante a los asesinos físicos e intelectuales de ese muchacho, que tanto tenía en la bola. A María la asesinaron por ser testigo excepcional. Los hijoeputas iban por Robert.
La Canalla no midió las consecuencias de ese crimen. Les salió el tiro por la culata. Falló en sus predicciones. Y es que no podrán con la Revolución Bolivariana de Venezuela. Por el contrario hechos como el asesinato de Robert Serra en lugar de debilitarnos nos fortalece aún. Y eso de la suspensión de la marcha de los escuálidos por respeto a Robert no es más que caradurismo metástico. No se lo creen ni ellos mismos. No la hicieron porque iban a ir cuatro gatos.
TINTERO
Jamás escribí la palabra macabra en mi escribidura anterior. Fue una travesura del duende informático de aporre org., bien travieso, por cierto. El título debió ser: Robert Serra vive. ES UNA MARCA DE FÁBRICA. Porqué así lo garabateé y así lo envié. Hago la aclaratoria por un deber elemental de ética y responsabilidad.
TINTERO II
Robert Serra es uno de los grandes abonos del Árbol de La Revolución. Y me atrevo a decir que era un Chávez en potencia, en embrión. Era joven, talentoso, vehemente, de verbo encendido y simpático. Venía con fuerza. Apenas contaba con 27 años y ya era un lider formado. Le faltaba muy poco para ascender escenarios más grandiosos.
TINTERO III. En estos días iré a Vargas, luego de tres años de ausencia, a conversar con el Gobernador Carneiro. En esa oportunidad conoceré de cerca su gran obra de la cual fui un pequeño actor de sus cimientos, especialmente la avenida de Punta Gorda - Mare Abajo y los complejos habitacionales desarrollados en sus adyacencias; el saneamiento y embellecimiento de las espacios públicos, las obras viales, etc. También me reuniré con el colega y panita. Ernesto García, director de turismo de Vargas, con quien aspiro a cenar en Pa que Leo, con los amigos Reina Chaávez y su esposo Leo. Después les cuento.