Cada vez que veo a Chávez

Y yo me quedé pensando, una vez más en ese Gigante del humanismo que es Hugo Rafael Chávez Frías, llamado por el pueblo venezolano y del mundo, simplemente Chávez. Un hombre cuya vida y obra hoy es motivo de cátedra en varias universidades de Europa.

Un hombre de talante mundial. Tanto, que una calle de Moscú y un estadio de fútbol de un país llevan su nombre. Un presidente venezolano que es, fue y será noticia de primera plana en la prensa internacional, esa que titulaba cuando el Arañero de Sabaneta arribaba los aeropuertos internacionales, simplemente: ¡Llegó Chávez! Un taxista chino en Beiging no le cobró la carrera a una colega cuando descubrió que era venezolana. Al enterarse, se volvió como loco gritando Chávez, Chávez, Chávez, mostrándole un afiche del líder venezolano.

Venezuela, antes de Chávez, la medio nombraban por ser fábrica de mujeres bonitas, por petroleo y porque “Antonio Armas y Galarraga se “iban para la calle”. Hoy no. Hoy Venezuela, gracias a Chávez, es referencia mundial por ser crisol de independencia, de soberanía, de dignidad, de democracia protagónica. Porque somos luz del mundo al demostrar que si se puede vivir viviendo en Socialismo, en Revolución. Porque hoy en nuestra tierra la educación y la salud son gratuita; porque los alimentos de la dieta básica se compran a precios regulados; porque hoy hay más venezolanos con acceso a agua potable y a la red de servicio de aguas servidas. Porque somos uno de los pocos países que ha cumplido con las metas del milenio en educación, salud, alimentación, cultura y deporte.

Cada vez que veo a Chávez y escucho y percibo su diáfano, cantarino y sincero discurso, pienso en voz alta: “y estos majunches pensaban vencerlo; con qué culo se sienta la cucaracha”. Chávez es cada vez más mucho camisón pa Petra. Aún muerto les sigue derrotando.

Y me causa risa como muchos tiquititaquis que se la dan de analistas se ‘dan vida” analizando el Fenómeno Chávez y su pueblo. No hay nada que inventar Chávez se metió al pueblo en el bolsillo por su forma de ser, por ser el mismo pueblo, porque hablaba y actuaba como el pueblo. Chávez es el propio pueblo. Él venía de allí, de las entrañas, de las entretelas de la pobreza y de la humildad del pueblo. Se crió pobre, en casas de bahareque, con paredes de barro y techos de paja, con patios llenos de árboles frutales. Chávez cuando muchacho era tan pelabola que un día no lo dejaron entrar a la escuela porque calzaba alpargatas. Fue vendedor callejero de dulces Por tener esas raíces de pueblo tan marcadas el hombre hecho líder dominaba hasta la saciedad, con autenticidad y maestría, por defecto de fábrica y por genética, el lenguaje del pueblo.

Chávez, señores lumbreras, - no forcen tanto el coco -, se ganó el corazón del pueblo por su humildad y vocación de servicio al prójimo. Chávez no es de nadie, es del pueblo. Era unan gran persona. No era lambiscón. No era mujeriego; pero las mujeres lo buscaban. Representa la venezolanidad del pueblo excluido, la pobreza digna, enemigo de la injusticia, la imposibilidad de riqueza. Era humilde y honesto capaz de reírse de sí mismo. Chávez unificó al pueblo. Fue hijo respetuoso y cariñoso, romántico, amigo incondicional, buen padre, hombre de palabra (esclavo de su discurso, lo que prometía lo hacía). Aunque cantaba maluco, en su voz las canciones sonaban bonitas para el pueblo por el inmenso y mágico poder de su humildad.

A Chávez lo asesinan (la historia lo dirá ) antes que la ancianidad lo decapitare. En plena cúspide. Su muerte lo elevó a la sublimidad. Su muerte deja ver que pertenecía a un rango que no se conocía. La muerte de Chávez más que mitológica es mitográfica. La cuantiosa presencia del pueblo venezolano y de más de 50 Jefes de Estado del mundo en su entierro es la mejor demostración. Pasarán muchos años para que se repita esa historia. Es más. Esa demostración de amor al Comandante Chávez del pueblo civil y uniformado puso a pensar seriamente a quienes elucubraban tumbarlo. Imposible atentar contra tan poderoso frente. De intentarlo tendrían que matar a todo a un gentío.

Chávez es tan grande, que a pesar de la ferocidad asesina y destructora manifiesta de los poderosos contrarrevolucionarios jugaba con ellos como juega el gato con los ratoncitos. Chávez es tan superior a sus enemigos mediáticos que todos los domingos, a través de su Alo Presidente, les trazaba la agenda, y los bichos estúpidamente pisaban el peine.

Chávez nació para vivir eternamente. ¿Quién puede convencerme de lo contrario? Si hasta La canalla dice que lo que está sembrado en El Cuartel de La Montaña es un muñeco. ¿Quién puede convencerme si ayer almorcé con Chávez, Che Guevara y Ali Primera?
Cada vez que veo y oigo a Chávez pienso cómo podían imaginarse Radonski, Leopoldito y la Sra. Machado que podían calzar los guantes contra ese Gigante. Un hombre que derrotó a la OEA cuantas veces le dio la gana, y pulverizó de un solo guamazo al Alca.

Una vez me dijo el colega y fino amigo Luis Carlos Benedetto: “Chávez se les fue de las manos a los gringos con eso de intentar de calificarlo como terrorista y narcotraficante para detenerlo en cualquier aeropuerto internacional. Sí hubieran osado ejecutar esa loquera se hubiese armado un zafarrancho mundial mediático descomunal.
La voz del pueblo es la voz de Dios.


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Américo Hernández


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