La Oposición golpista jugó fuerte en el 2014 a la neurotización y caotización del pueblo venezolano. Basó su diabólica estrategia comunicacional en la acumulación de angustia nacional: El país se cae a pedazos, nada sirve, Maduro es un incapaz y un bobolongo, no hay futuro, no hay papel ni para limpiarse el fundillo. Pero fracasó estrepitosamente. El pueblo en lugar de caer en el juego desestabilizador de esta gente lo que hizo fue cohesionarse más e incrementar su adhesión al Presidente, a quien considera el único líder capaz de resolver la situación económica. Estudios recientes dan fe de un alto porcentaje de credibilidad de Maduro y su gestión.
De la catajarria de errores cometidos por esta torpe Oposición descuellan el desprecio y la desmeritización a los logros sociales de la Revolución. Para esta gente, en 15 años nada bueno han hecho Chávez y Maduro. El día que la Oposición Mediática reconozca al Chavismo y sus logros en ese preciso instante comenzará a ser una verdadera y real oposición. Uno de los yerros del Gobierno Bolivariana es no haber contado nunca con una Oposición seria que base su avance en un trabajo constructivo y no en los errores del chavismo. La Oposición nunca ha tenido un discurso, un mensaje, una visión, un programa ni mucho menos un candidato creible.
Otro error descomunal de la Oposición Golpista y Mediática es el desconocimiento del crecimiento intelectual y político del pueblo venezolano, que lo demuestra cuando no cae en las redes de la desestabilización urdida por guarimbas, terrorismo de calle y guerra económica. Casi un 85 por ciento de rechazo recibió la estrategia titulada La Salida. Porque el soberano lo que quiere es la paz, la solución a sus problemas. Nunca la Oposición se ha conectado con el Alma Popular
Los riquitos de Caracas creyeron a ciegas que los municipios del Este caraqueño era Venezuela. Craso error. Pues mientras ellos les amargaban la cotidianidad a todos los residentes de esos municipios, el resto del país funcionaba con absoluta tranquilidad. El poder de la palabra de Chávez blindó la moral y la dignidad de los venezolanos, sobre todo de los más pelabolas, de los excluidos de toda la vida, quienes hoy se sienten empoderados y se unieron más cuando vieron como un grupo de riquitos quería quitarles el único gobierno que de verdad los ha tomado en cuenta.
El discurso permanente de Chávez afianzo el sentimiento del chavista tradicional y despertó un sentimiento político venezolano de nuevo cuño: El Nuevo Chavista, que no hace bulla porque aún no ha tomado los medios de comunicación social. Ni siquiera algunos dirigentes de la cúpula del PSUV han sido capaces de denotarlo. Es el producto de 15 años de La Palabra de Chávez. Un chavista nuevo al que tendrán que pararle bolas La Cúpula.
Pobrecita la Oposición Golpista que cree que va a conquistar a ese Nuevo Chavista, que es protestatario, que se molesta por los desatinos de La Revolución. Pero que se pronuncia por la radicalización del Proceso y no por un cambio de timón. Nuevo chavista que critica pero que está requeteconvencido que el Socialismo es el camino a seguir. Qué sabe que es una verdad del tamaño de un templo el empoderamiento del pueblo. Que sabe que con La Revolución ha logrado servicio médico – asistencial gratuito y de calidad. Que sabe que si no hubiese sido por Mercal y PDVAL los hambreadores del pueblo se salen con las suyas.
Otra de las grandes equivocaciones de La Canalla es haber creído que las palabras de Chávez eran huecas y que no llegaban a la psique del pueblo venezolano. Hoy el Chavismo es, ha sido y será siempre una conducta, una manera de ser, de pensar, de actuar y de interpretar. El tremendo poder posicionante del discurso de Chávez es un crisol religioso, histórico, humano, espiritual y deportivo.
Hay muchos que ignoran que una foto o un busto de Chávez es pieza importante en los altares del pueblo. Y que la creencia popular ya da fe de milagros concedidos por El arañero de Sabaneta.
De Chávez se pudieran escribir miles de historias. Acaso no han surgido Editoriales (Debate) con el único fin de echarle paja a su vida y a su legado. Chávez, aun después de muerto, los tiene locos.