A Oscar lo vi varias veces en la Casa Guipuzcoana haciendo antesala para hablar con el Gobernador Carneiro. Quise agilizar su acceso al Mandatario de Vargas. Pero el me pedía no hacerlo: “Campeón. Yo me calo mi espera. Además Carneiro es pana”.
Oscar en esas ocasiones vestía sin mucha pompa. Una simple chaquetica y un jean. Zapatillas de tela y camisa estampada. Pero a Oscar le costó llegar a esa humildad.
Es terrible para un hombre de origen humilde como Oscar de León “digerir”la fama tan de repente. De taxista y matatigres en el Tranvía del Paraiso con los Hermanos Ramos, de Barcelona, pasar a ser el Sonero Mayor del Mundo no es nada fácil. El poder que da el dinero y la fama le “atracaron” y le afectaron. En comienzo de su tránsito por el sendero del éxito Oscar gustaba de lucir trajes de marcas muy costosos, guayas y rodearse de mujeres muy bellas y voluptuosas. Fue tanto el caramelo que hasta compró un avión para viajar con su orquesta.
Los eruditos de la salsa llegan a calificar la música de este afamado salsero como una gallegua light. Una especiede música de Billos mejorada. Ante semejante malintencionada bajeza el artista creó lar orquesta de salsa sincopada, La Salsa Mayor, considerada como la orquesta venezolana de salsa de más calidad.
La Jay Societi de Caracas no lo aceptaba. Oscar era negrito y de ñapa, con un corte de pelo afro más grande que el Ávila. Pero se impuso. Incluso le aplicaron una por galán que lo llevó a pagar cana. Pero de allí salió a matar la liga. Fue tan grande su éxito en el pueblo que se convirtió en un ícono, en un elemento importante de rating por lo que Venevisión le echó el guante y cada vez que sufría u bajón de sintonía inventaban un programa especial con el de Ántimano.
Hay dos cosas de Oscar que aún no he podido comprobar. Pero que se han venido comentando desde hace ya cierto tiempo. La primera es que quiso comprar a Leones del Caracas y los godos arrugaron. No podían aceptar que un negrito se hiciera dueño de la Joya de La Corona del beisbol caraqueño. La otra fue que no grabó con la Fania porque no le aceptaron que fuese el dueño del disco. Es decir no quiso caer en las garras de los que manejaban los grandes negocios de esa corporación salsera y les daban cuatro lochas a los músicos. “Ok. Les compro el disco. Yo grabo con ustedes. Pero el mercadeo es mío. Yo lo grabo, lo publicito, lo vendo y me arreglo con los músicos.
Oscar es tan vergatario que aún con el dinero que ha ganado y con la tranquilidad que eso genera aún sigue montándose en las tarimas derrochando sabor, fuerza, voz y melodía “cuando debía bajar la guardia y dedicarse a cantar boleros, que lo hace muy bien”. Eso lo dicen todo aquellos que consideran erradamente que el hombre está muy viejo para la gracia. Pero él responde “estaré en la tarima hasta que el cuerpo que aguante”. Con todos y los tres infartos que le han dado y la pérdida de visión del faro derecho, Oscar de León luce como un campeón de alta competencia.
Lo vi en Ántimano, el barrio de su infancia, adolescencia, juventud y adultez. Improvisó su historia con maestría.Hubo un momento que se le enchumbo el parabrisas y se le formó un nudo en la garganta. Y es que este venezolano es puro sentimiento y cariño del bueno.
TINTERO
Cerrando. Una recomendación. El libro de su vida está costando 1.000 bolívares. Sería bueno que le vendieran más barato para que el pueblo conociera la vida extraordinaria de un venezolano ejemplar.
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