Uribe odia a Venezuela como Santander odiaba a Venezuela. Bolívar amaba a la Nueva Granada como Chávez amaba a Colombia. El nombre de Colombia viene del proyecto bolivariano de liberación. Francisco de Miranda fue el que pensó en Colombia, quién construyó su concepto y quien conquistó a jóvenes para crearla.
Colombia debe su nombre libre a la gesta emancipadora de los venezolanos y venezolanas. El cobarde de Santander necesitó desde Boyacá hasta su último suspiro de la presencia de los venezolanos para mantener la independencia de la Nueva Granda. Por alguna razón el General Rafael Urdaneta tuvo que servir al ejército libertador en las sienes de la Nueva Granada.
Hasta la vida le debe Francisco de Paula Santander a Bolívar. La cobardía de Santander lo llevo a esconderse bajo el puente de Boyacá mientras que los bravíos venezolanos daban paso a la libertad de la Nueva Granada con sus vidas. Bien pudieron haber abandonado las armas al ver al cobarde neogranadino esconderse tras la batalla contra los españoles, sin embargo el amor de Bolívar y los venezolanos a la independencia los llevó a sembrar la victoria en esa tierra. Santander no muere fusilado gracias a la indulgencia de Bolívar, el Libertador prefirió perdonarle ante sus intentos repetidos de matarlo.
A tiempo esta Colombia para demostrar que las cosas han cambiado, a tiempo está la penosa oligarquía de ese país de separar su tentación de traicionar a los vecinos y no caer en las pretensiones de potencias externas por agredir a la patria bolivariana. Es un asunto que depende fundamentalmente de cuatro o cinco apellidos, que en otrora tiempo celebraron la muerte del Libertador.
Podrían comenzar por limitar las acciones de los conspiradores contra la constitucionalidad venezolana en su país, por proteger sus fronteras para que el delito no se venga hacia Venezuela, por deportar al asesino de Robert Serra Aguirre, por limitar la participación de sus funcionarios y empresarios en la industria golpista contra Venezuela.
Desde Venezuela seguiremos amando la libertad de los Neogranadinos, aun cuando se vea mancillada por sus dirigentes.