En un escenario crucial para la política nacional que conlleva a redimensionar la función de los próximos parlamentarios, el chavismo ya alistó sus candidatos.
Y lo hizo utilizando criterios que trascienden los de la paridad de género y diferencia etaria ya conocidos y puestos en práctica en la postulaciones de las elecciones primarias. En esta segunda fase de selección de los candidatos por lista para completar el número de aspirantes, el PSUV y el GPP utilizó criterios que apuntan a lo funcional-estratégico. Rostros
Nuevos, Gestión, Unidad y Experiencia, a entender por las personas listadas desde la alta dirección política, son los rasgos que prevalecieron en la selección.
Rostros Nuevos. Las primarias abrieron la posibilidad de participación a líderes que no estaban en la palestra psuvista, jóvenes o no; ello dio una suerte de oxigenación a la maquinaria chavista que impulsó la movilización que condujo a la obtención de un nivel de participación sin precedentes, razón suficiente para considerar ese aspecto en este último evento y así abultar más los cuadros de Rostros Nuevos.
Gestión. A muchos sorprendió la designación Alcaldes en funciones como candidatos a diputados, pues suele ser lo contrario. Con esta decisión y sobre todo con la posición privilegiada de salientes, se apunta sin duda, a crear el efecto coletazo al mostrar los aspectos de gestiones locales exitosas que apalancarían el triunfo de los Alcaldes y de aquellos candidatos cercanos a estos con menos proyección.
Unidad. La inclusión en las listas, inclusive como principales, de miembros de partidos de cuadros que a veces pudieran tener poca incidencia en un triunfo electoral, es una buena señal de unidad.
Experiencia. Es otro rasgo importante mediante el cual se incluye a un grupo de parlamentarios chavistas que han atravesado y superado incontables vicisitudes en el parlamento durante estos quince años, experiencias necesarias para ponerlas a disposición de la nueva bancada chavista para poder soslayar las situaciones álgidas que de seguro seguirán presentándose.
Esa amalgama de porqués que justifican la selección de aspirantes anunciada por el Presidente, ofrece al electorado chavista, un grupo heterogéneo que baja los cercados del sectarismo, del repetidor eterno, no imprescindible con el que se corre el riesgo de que se apoltrone en el curul buscando tal vez una jubilación como aún pasa en los partidos tradicionales. En suma, ese grupo de candidatos puede reeditar la masiva participación popular de las primarias, claro, según la exigencia proporcional del acto comicial del 6d.
Los diputados que salgan electos por el chavismo el 6d, han de constituirse en un fuerte músculo en aras de servir de sostén al ejecutivo y mantener incólume el proyecto bolivariano, ello como consecuente respuesta a las pretensiones opositoras que vaticinan defenestrar la jefatura presidencial de llegar a obtener la mayoría calificada. Que lo intentarían seguro, urdiendo algún artilugio jurídico inconstitucional o de hecho, para lo cual generarían situaciones de beligerancia entre sus seguidores para atacar a las instituciones, tal como sucedió en el 2010 en el Municipio San Francisco del Estado Zulia, cuando en la contienda para diputados, la opción opositora salió ganadora y pretendieron arremeter contra la sede de la Alcaldía Bolivariana.
Por ello tales diputados, además de ser elementos claves para legislar en materias apremiantes que garanticen la soberanía económica, agro- alimentaria y la calidad educativa, entre otras, deberán ser bastiones para impulsar la movilización en la calle y acompañar al pueblo en una campaña contra el desabastecimiento, el bachaqueo y la corrupción que se manifieste en cualquier ámbito.
En razón de ello, la campaña debería verse como una gran cruzada de movilización, de concientización a partir actitudes ejemplares de los candidatos y generadora de organización real que incluya a todos los movimientos sociales por muy pequeño que éstos sean.
A la carga, camaradas… ¡Venceremos!
Aquileo Narváez Martínez
