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Hace varios años cuando alguien planteaba que cierto alcalde, gobernador, ministro o dirigente de la Cuarta República era una persona honesta, muchos "revolucionarios" refutaban esa afirmación diciendo: "bueno, quizás fulano no se robó nada pero hizo silencio con respecto a los actos de corrupción que cometieron sus compañeros, por lo tanto él también es un corrupto"... Digo yo: si ahora midiéramos la honestidad o la deshonestidad de los alcaldes, gobernadores, ministros o dirigentes del PSUV utilizando esos mismos parámetros ¿cuantos se salvarían de ser calificados como corruptos?...
Aclaratoria quizás innecesaria: con mi reflexión no pretendo defender la Cuarta República sino señalar que el balance entre honestidad administrativa y deshonestidad administrativa arroja en estos tiempos el mismo resultado que arrojaba en la época de AD y COPEI. Eso y solamente eso es lo único que quería puntualizar.... Un detallito, pues... ¡¡¡CASI NADA!!!
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Hay un sector dentro del oficialismo que plantea algo así como esto: "si tal o cual grupo opositor llega al poder aumentarían los niveles de sectarismo y corrupción que se observan en el gobierno actual"... Según esa lógica habría que votar por el PSUV sólo por el hecho de que los demás lo harían peor... Bueno, la verdad es que para terminar de dejar al país en el suelo no es necesario que llegue al poder un grupo que actúe peor que el PSUV. Con que actúe igual o un poquito "mejor" es suficiente...
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Supongamos que el PSUV comienza a perder elecciones hasta quedar desplazado del poder. Supongamos que el grupo político que desplaza al PSUV deja todo como está ahorita pero sustituyendo a los funcionarios y a los dirigentes psuvistas por gente de otros partidos... Ah, con toda seguridad los funcionarios y los dirigentes desplazados comenzarían a denunciar a viva voz y por todos los medios posibles las prácticas corruptas y sectarias del nuevo gobierno (las mismas prácticas que no se han atrevido a denunciar en estos años) ... En dos platos: esas protestas no serían por las prácticas corruptas y sectarias del nuevo gobierno sino por el hecho de que los beneficiarios de esas prácticas ya no serían ellos.
Así somos casi todos los venezolanos (y casi todos los seres humanos): alcahuetes, hipócritas, oportunistas... Y partiendo de ese "mierdero" creamos partidos, empresas, sindicatos, comunas, etc...
Yo sé que el PSUV representa bien a nuestro pueblo (a nuestro pueblo del planeta tierra), pero no en el sentido en que lo plantea la demagógica propaganda oficial sino en el sentido que está dibujado en el párrafo anterior.
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Pareciera que se lucha para cambiar de rol dentro del modelo y no para cambiar el modelo... Como ya no quiero seguir siendo un explotado procuro convertirme en un explotador y utilizo los discursos revolucionarios y el respaldo popular que esos discursos me generan como un trampolín para alcanzar el poder, y luego de alcanzarlo comienzo a actuar conforme a mis verdaderas pretensiones y no conforme a lo que había pregonado, pero cuidándome de mantener en la gente la ilusión de que yo sigo siendo el mismo. Para eso me valgo de los medios de comunicación que ahora me sirven de maquinaria propagandística... Con el tiempo quedo al descubierto y finalmente alguien me desplaza a mí usando la misma estrategia que usé yo para desplazar a mis antecesores... Esa es la historia de Venezuela... Esa es la historia de la humanidad... Esa es la radiografía de nuestras miserias: de las tuyas y las mías... Nos cuesta vernos en ese espejo ¿verdad?...
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En la campaña hago una serie de propuestas con el pueblo, para el pueblo y desde el pueblo... Gano las elecciones y llego al poder. Luego me doy cuenta de que lo que había prometido no se puede cumplir por tal o cual razón... Podría renunciar y volver a mi vida de siempre o podría quedarme en mi cargo sin confesarle a nadie que me rendí, me cansé o me eché para atrás. Escojo el camino de la hipocresía y comienzo a explicarle a la gente que las transformaciones (esas transformaciones que yo no estoy impulsando) no se dan de la noche a la mañana... Pasa el tiempo y el único cambio radical que se produce es aquel que tiene que ver con los privilegios que yo antes no tenía y que ahora me sobran... Transcurren unos años y un nuevo proceso electoral hace su aparición. Me vuelvo a lanzar pero esta vez pierdo. Al quedarme "desempleado" monto una gran empresa para "continuar la lucha" y antes de tomarme unas indefinidas, exóticas y ostentosas vacaciones internacionales, declaro ante los medios de comunicación que mi derrota electoral se debió a que el pueblo venezolano carece de conciencia revolucionaria...
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Soy un altísimo funcionario de la administración pública. Varias personas denuncian las prácticas corruptas del gobierno para el cual trabajo. Las pruebas son irrebatibles. Cada quien enciende su radio o su televisión para conocer mi posición ante esa situación tan delicada. Convoco a los medios para hacer unas declaraciones en vivo y directo. Comienzo hablando del tercer aniversario del "Instituto Bolivariano para la Reforestación del Planeta Tierra" y del cuarto aniversario del "Ministerio del Poder Popular para la Distribución Equitativa de la Felicidad y la Justicia en la Vía Láctea". Una vez que he logrado sensibilizar a la gente con respecto a estos asuntos digo con calculada indignación: "Por ahí andan cuatro gatos cuestionando al gobierno. Ah, claro, lo que ocurre es que ellos nos odian porque nosotros queremos reforestar el planeta tierra y llevarle felicidad y justicia a todos los seres del universo"...
Al día siguiente los medios de comunicación se hacen eco de mis palabras y logran (a través de una incisiva campaña propagandística) que la gente olvide el tema de la corrupción para centrarse en la lucha que se está librando en Venezuela entre los salvadores del mundo y los enemigos de la humanidad. Y así quedan caricaturizadas dos materias de vital importancia como son la problemática de la corrupción y la salvación del mundo...
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Me nombran director de un ente cultural y le asigno a mis familiares, a mis amigos y a mis camaradas del partido unos recursos que tenían que ser distribuidos entre miles de artistas. Es decir, una partida presupuestaria que iba a beneficiar a un montón de personas termina en manos de 20 privilegiados. Surgen las denuncias y al día siguiente los medios de comunicación salen a entrevistar a los 20 privilegiados en vez de entrevistar a los miles de marginados...
Los 20 privilegiados hablan de las políticas incluyentes que yo estoy impulsando y cada uno remata su declaración diciendo "todavía nos queda mucho por hacer"... Una semana más tarde mi equipo de trabajo y yo redactamos un comunicado en el que fustigamos a esa gente que lo único que hace es criticar en vez de ponerse a trabajar y a luchar por superar el modelo rentista que tanto daño le ocasiona al país...
Transcurre algún tiempo y los 20 privilegiados comienzan a exhibir diariamente sus obras a través de la televisión, la radio, la prensa y los eventos públicos con lo cual logran que el gobierno les otorgue la "Orden Libertadores y Libertadoras de Venezuela" por su contribución con la Revolución...