La hipocresía colombiana

El descaro y cinismo de altos personeros colombianos es verdaderamente grotesco, pero peor aún es la forma rastrera en que algunos periodistas venezolanos defienden a la oligarquía colombiana en nuestro país. En todo el continente europeo hay una crisis migratoria porque estiman que recibirán 200 mil inmigrantes este año y para que tengamos sentido de las proporciones es la misma cifra de inmigrantes que recibe anualmente Venezuela desde Colombia.

Los cierres de una frontera tan extensa como la fronteras de Venezuela con Colombia son políticamente y militarmente imposibles de mantener en el tiempo, sin embargo soy de los que considero necesario este cierre siempre y cuando nos permita poner orden y sentar a la élite gobernante de Colombia a discutir los problemas fronterizos donde la actuación del estado colombiano solo sirve para legalizar los ilícitos del contrabando de extracción de alimentos y combustibles, que son legalizados por el cobro de impuestos y leyes permisivas, como la reciente Ley contra el contrabando que penaliza solo al que pase más de una gandola de contrabando ( 50 salarios mínimos colombianos). Una verdadera aberración, similar a esa dantesca resolución Nº 8 que le permite a las casas de cambio en la frontera fijar el cambio con el bolívar sin tomar en cuenta las cotizaciones del Banco Central de Colombia, además es público y notorio que estas casas de cambio están bajo el control del narcotráfico y paramilitarismo colombiano.

En nuestro país viven casi seis millones de colombianos, se han integrado desde hace décadas. Muchos son desplazados por la guerra, el paramilitarismo, el narcotráfico y la guerrilla, jamás han sido perseguidos, marginados o excluidos por su nacionalidad, todo lo contrario, recuerdo con cariño y admiración a profesores universitarios colombianos, como Gonzalo Rojas, Gabriel García entre otros.

Resulta verdaderamente un acto de hipocresía que el Fiscal General de Colombia nos denuncia ante el Tribunal Internacional de la Haya y peor aún que la oposición venezolana se pliegue a esta demanda, son unos desvergonzados y al Presidente Santos le queda muy mal el papel de defender a sus conciudadanos, basta ver y leer los relatos de los colombianos que viven cordialmente en nuestra tierra para comprender que a esa oligarquía colombiana nunca, pero nunca les han preocupado lo millones de colombianos desplazados que viven en nuestro país.

El cierre de la frontera debe tener como exigencia la derogatoria de la resolución Nº 8, de la ley contra el Contrabando y del cobro de impuestos para legalizar el combustible robado en Venezuela.



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Willian Rodríguez


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