Los curas católicos y sus malos hábitos

INTROITO
Desde muy niño comencé a visitar la iglesia Santa Inés de Cumaná. No porque yo quería sino porque mi mamá, católica devota, me agarraba por el brazo y me llevaba. No questions asked. Vivíamos a una cuadra de la iglesia, así que se podrán imaginar la influencia de ésta en su entorno inmediato. Mis hermanas pertenecían a la congregación “Hermanas de María”. Y a mi me metieron en la “Sagrado Corazón de Jesús”. ¿Qué hacía un carajito de 4 años en ese club? Vaya usted a saber, pero me garantizaba el acceso no solo a la iglesia propiamente dicha sino también a los anexos. Dulces gratis, cerecitas, ponsigués. Años después, ya mudado del entorno y de la influencia en vivo y en directo de la iglesia, se descubrieron nuevos mundos. Ya adolescente podía conversar con Tinoco, el sacristán, ayudante vitalicio de los curas que eran asignados a Santa Inés. Que yo recuerde, todos los curas que conocí en esa época eran españoles. Franciscanos o Capuchinos. Y el hábito que vestían esos carajos en esa Cumaná ardiente era de color marrón oscuro, de tela gruesa, y que les cubría desde la cabeza hasta los pies. Imagínense la hediontina. Sin desodorante, no porque no hubiera, sino porque esos curas aparte de no bañarse y de vivir en el calor ardiente de Cumaná, eran unos pichirres. Y así ellos decían, en privado por supuesto, “coñisimo e’ la madre, con este calor y este hábito nos mantenemos en baño turco…Llegaremos a España en los puros huesos…”. Ese hábito marrón oscuro, de tela gruesa (iba a decir de poliéster, pero seguro que Luís Khan me agarra en el embuste) no les gustaba, pero era su uniforme de calle. Ese era entonces un mal hábito. A veces los veía con una bata bordada de color blanco, que según supe después era de algodón, muy fresca. Ese, según ellos, era un buen hábito. Años, muchos años después, deduje por qué en esa época nunca se oyó hablar de “ahorcar los hábitos” a algún cura de Santa Inés. Esos curas tenían mujeres cuando querían (lean “El cardenal no debe entrar al cielo”, publicado en Aporrea). Y Tinoco, el sacristán, huérfano de padre y madre, recogido por los curas, terminó muriendo solterón y marico. Me imagino que algunos curas lo adiestraron en esos recovecos de la actividad sexual, y desde carajito.

HÁBITO
Según el DRAE: “Hábito”: (Del lat. habĭtus). 1. m. Vestido o traje que cada persona usa según su estado, ministerio o nación, y especialmente el que usan los religiosos y religiosas. 2. m. Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. 3. m. Insignia con que se distinguen las órdenes militares. 4. m. Cada una de estas órdenes. 5. m. Med. Situación de dependencia respecto de ciertas drogas. 6. m. Med. Disminución del efecto producido por un medicamento en un organismo, a causa de su administración continuada. 7. m. pl. Vestido talar propio de los eclesiásticos y que usaban los estudiantes, compuesto ordinariamente de sotana y manteo.

Ya gastamos la primera definición. Ahora viene lo bueno. La segunda. Los hábitos o costumbres de los curas católicos. Antes de seguir quisiera aclarar que a mi me importa un carajo la actividad sexual entre curas católicos y adultos laicos, mujeres u hombres, homosexuales o heterosexuales o bisexuales. Eso es problema de ellos. Por ahí hay un chiste que cuenta el compadre Rómulo Prado, cariñosamente llamado “el pipe”, según el cual un cura católico que vivía en un primer piso y que tenía un balconcito que daba a la calle, un día llegó y consiguió unos ladrones, y él, sin que ellos se dieran cuenta, se fue al balcón y justamente iba pasando una patrulla de la POMU, y el cura les gritó “policías, ladrones”, y los policías en vez de ayudarlo le gritaron “Y tú, cura marico…”. Evidentemente los policías no entendieron el mensaje.
La iglesia protestante, que permite la actividad sexual de sus pastores, fue más inteligente. Contra la testosterona no se puede. Esos deseos andan por allí. Y si están reprimidos, en algún momento explotan. Y se arma tremendo peo. He conocido a más de un cura marico (no vayan a pensar que lo supe de manera directa, por favor). Y he conocido a más de un cura mujeriego. El cura que me dio clases de Formación Social, Moral y Cívica, 2º año de bachillerato, venezolano, era tremendo pájaro bravo, cazándole picón a las muchachas y piropeándolas a cada momento. Era tremendo disimulador, porque piropeaba hasta a las feas. Excelente profesor. Por supuesto, no me acuerdo un carajo de lo que dio, pero si me acuerdo de él por algo será. Buen amigo. Bonchón. Según me dijeron ahorcó los hábitos, él y su hermano, que también era cura. No se si se murieron. A lo mejor andan por allí, en el cielo, desvirgando vírgenes. Fueron sinceros consigo mismos. Fueron honestos consigo mismos. Así que con seguridad, si se murieron, en el infierno no están. Esos eran buenos hábitos. Sinceridad, honestidad. Actividad sexual normal, entre adultos. Malos hábitos es cuando los curas quieren aparentar lo que no son. Y así los curas católicos en todo el mundo han sido denunciados no por su actividad sexual entre adultos (recuerden: buenos hábitos), sino por sus desvíos sexuales, especialmente con niños, niñas y adolescentes. Con frecuencia inusual se oyen denuncias de pedofilia de curas católicos. Malos hábitos.
Por allí hay otro chiste según el cual cuando el papa llegó al aeropuerto de La Chinita y se arrodilló en aquel asfalto caliente, se quemó las rodillas. Tuvo que disimular y cuando se paró tenía tremendas llagas, y cuando se acercó el primer cura jalabolas, el papa le dijo “consígueme dos curitas..”. Y el cura jalabolas le respondió “nosotros le teníamos unas monjitas, pero si eso es lo que le pide el cuerpo Santo Padre…” Santo Padre… Qué bolas ¿cuántos hijos tuvo el papa?... Y me arreché cuando el Fiscal Isaías Rodríguez dijo que Juan Pablo II era un verdadero santo. Con seguridad no está en el cielo. Debe estar jugando dominó con el otro sinvergüenza, el golpista que firmó en blanco, pero en el infierno.

EL LATÍN, IDIOMA PREFERIDO DE LOS CURAS CATÓLICOS
Y se la echan. Y como nadie del vulgo, así como yo, conoce el lenguaje, uno no sabe si lo están cayendo a mojones. Creo que sí. En el español moderno hay muchas palabras del latín de uso cotidiano. Las posiciones del cuerpo: “decubito”, acostado; “decubito dorsal”, acostado de espaldas, viendo hacia el techo o el cielo; “decubito ventral”, acostado sobre la barriga, con las nalgas al aire. Cuando yo iba a misa, de carajito, lo que hacía era aguantar la risa oyendo al cura dándose bomba (cayéndonos a mojones, diría yo) dando la misa en latín. Como se reirían ellos después en sus aposentos, bebiendo vino y comiéndose, como pasapalos, las hostias sin consagrar. Yo los vi.
Es público y notorio que muchos obispos son anti chavistas. Que comulgan con la oposición política sifrina del este de Caracas. Y así cuando estos seudo dirigentes convocaron a una acostada, algunos se confundieron, entre ellos el cura Piñango. Al mediodía, en la avenida Francisco de Miranda de Caracas, asfalto y cemento, que se calientan demás (acuérdense del papa en Maracaibo). Y cuando la gente se acostó tuvo que disimular, como el papa (todo sea porque Chávez se vaya) y muchos se quemaron. Uno de los que se confundió, el cura Piñango, se equivocó de hora y de sitio. Buscó un levante masculino (lo que llaman los gringos “one night stand”) para darle alivio a la llamada de la carne. Y se acostó “decubito ventral“ en un hotelucho de Sabana Grande. La policía dice que lo consiguieron “decubito dorsal”. Eso no lo entiendo. Hay otro chiste de que un marico se fue a Francia a ponerse las lolas. Y cuando después de la operación le quitaron las vendas, se mostraron unas verdaderas lolas. Una combinación de las tetas de las mujeres más bellas del mundo, muertas, vivas y por nacer. Y el médico muy orgulloso le preguntó que qué le parecían, y el marico lo que ha hecho es echarse a llorar, porque él las quería era en la espalda. Su posición favorita es “Decubito ventral”. Did you get it?

CODA

Tengo un amigo, muy curero él y que me lee en Aporrea. Le ofrezco mis disculpas. Se que hay curas que hacen buena labor social, pero insisto: a la testosterona no la para nadie. Y eso de que algunos hombres controlan totalmente sus emociones, es “bullshit”, como dirían Penn & Teller. En algún momento hay que buscar liberar esa tremenda presión del instinto sexual. No creo que con la dedicación a otra actividades se pueda aguantar per secula seculorum (latín otra vez) la llamada de la selva. Algo hay que hacer. Y muchos lo hacen. A mano limpia. Y menos mal, porque si no quién aguanta esa llamarada?. Un último chiste: en el cielo se planificó una fiesta para los animales, y Dios le dijo a San Pedro que no dejara entrar al mono porque en la última se emborrachó y comenzó a buscar por lo menos 1000 de las 11000 vírgenes que se dice hay en el cielo. Cuando el mono llegó San Pedro le comunicó las malas nuevas y la razón. Y el mono en un gesto muy típico de macho ofendido, se desprendió el pene y le dijo a San Pedro que se lo guardara para poder entrar a la fiesta. A San Pedro no le quedó más remedio que dejarlo pasar, porque según la lógica el pene había sido el causante del desastre de la última fiesta. Al rato llega Dios arrecho y le reclama a San Pedro que por qué dejó pasar al mono, y San Pedro, enseñándole el pene del mono le dijo que no se preocupara, que sin eso el mono no iba a causar problema. Y Dios con la cara lívida de la calentura le dijo “…muy bonita tu conclusión, pero el mono está allá adentro repartiendo culo…” Bisexual el mono, no?
No es por nada, pero uno ve la cara de por ejemplo el cura de los Bombolones y luego ve la de Baltasar Porras y es como ver a Dios y al Diablo, en ese orden.

LUIS RIVERO BADARACCO.
LGRIVEROB@CANTV.NET (para que me descarguen)


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Luis Rivero Badaracco


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