Según una encuesta anterior a las elecciones, solo el 37% de los venezolanos creía que la guerra económica era la causa principal de la situación económica. Menos que el 43% de la votación chavista el 6D, que muchos votamos por el GPP sin cegarnos ante los desaciertos burocráticos con los que el gobierno enfrenta la crisis.
Está el hecho irrebatible de que el 2016 será peor que el 2015. El petróleo venezolano despidió el año viejo por debajo de 30 dólares. Y aún hay muchas nubes negras en el tormentoso mercado mundial del crudo.
Consideremos el primer trimestre del año que empieza. Tras 90 días de una inflación que desagua los bolsillos, de escasez y desaparición de productos esenciales (incluso medicamentos) y de largas colas, ¿es difícil predecir que, de continuar el gobierno con la política de ignorar el problema, el número de los que aún crean que la guerra económica es la razón de sus males seguirá disminuyendo aceleradamente?, ¿cuántos quedarán después de padecer los primeros 90 días del año?, ¿el 25, el 15, el 10% de los venezolanos? Eso me suena como crisis política de proporciones.
Me parece muy claro. No es necesario dejar caer un vaso de vidrio para probar que se va a romper. Esperar que se rompa el vaso ya lo hicimos durante todo el año. Esperamos el 6D, que era una guerra avisada, desconociendo la crisis y apelando a políticas efectistas pero inefectivas. ¿Alguien cree que todavía hay tiempo que perder?
Sobre lo "efectista" tengo que decir algo. Durante el período 2002-2006, la Oposición venezolana, jurando que lo mediático es más real que lo real, se dedicó a hacer el ridículo y a ir de derrota en derrota. Los zares de los medios que controlaban a la Oposición construyeron un mundo ilusorio que propagaban por TV, luego cometieron el error de ponerse ellos mismos a ver televisión, y acabaron creyéndose el mundo que inventaron. Mientras tanto, el pueblo venezolano no le paró a la farsa, ignoró el bombardeo mediático y los derrotó una y otra vez.
Pero el chavismo le compró la idea a la derecha y sobrevaloró tanto lo de la guerra mediática (un campo de batalla asumido como el que da sentido a toda la guerra) que la frase se convirtió en una forma de autoengaño. Alcaldes ineficaces se defendían de las críticas contra su mala gestión echándole la culpa a la "guerra mediática". Hubo uno, de cuyo nombre no quiero acordarme, ahorita preso, que acusaba a la guerra mediática de ocultar la gran obra que había hecho, y que nadie veía.
Peor aún: con esta visión de "sobredeterminación" (perdónenme la althusseriada) de lo comunicacional se reduce la política (y su complejidad social y económica) a lo mediático: Si algo está mal lo combato con un evento público o una declaración sonante, con cualquier cosa que robe cámara; ignoro las denuncias porque "no hay que dejarse imponer la agenda".
Son inútiles conjuros contra la realidad. La misma política pasiva del avestruz, pero parece (solo parece) como si fuera una política "activa".
El chavismo debe enfrentar la situación con los ojos abiertos. Es un deber que impone la lealtad al pueblo venezolano y al proceso histórico que Chávez lideró y que ha marcado a Latinoamérica y al mundo. El chavismo debe rearmarse ideológicamente. Porque la derecha se nutre de los errores del gobierno; por ejemplo: utiliza la política nefasta del diferencial cambiario para propagandear la mortal "solución" de liberar el dólar o dolarizar la economía, con lo cual tendríamos una fuga de capitales del quinto patio.
La prioridad de la agenda no puede ser el enfrentamiento con la Asamblea Nacional. La prioridad es la crisis económica y el rearme del chavismo. Maduro declaró que presentará un plan para enfrentar la crisis después de los abrazos de fin de año. Mi deseo para el 2016 es que sea un plan coherente, no una mera lista de buenos deseos, que se enfoque en la producción y contra el rentismo (económico e ideológico), que no sea solo económico, sino que comience una revolución contra el Estado burocrático y corrupto, y por la genuina participación popular. Y recomendaría que sea autocrítico, para que el gobierno empiece a reconectarse con el pueblo venezolano.