Desde finales del año 2015 se puede percibir en la sociedad venezolana una arremetida de la delincuencia a nivel general. Lo que las informaciones y ciudadanos señalan por doquier es un repunte del hampa. La inseguridad lleva a la población a estar atemorizada, hay una zozobra generalizada por el auge de la violencia.
Las causas del aumento del delito son atribuidas a múltiples factores:
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Ausencia de medios para lograr justicia. Impunidad a todo nivel
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Complicidad dentro de los cuerpos policiales
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Cierre de la Frontera. Muchos delincuentes se dedicaban al contrabando, hoy es controlado por bandas fuertes y paramilitares.
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Auge y expansión del paramilitarismo con alianzas con el crimen organizado en Venezuela.
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Penetración de los cuerpos policiales por bandas delictivas bien organizadas
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Proliferación de Sport Book y Centros de apuestas sin ningún control
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Cárceles controladas por pranes desde donde organizan, sicariatos, extorsiones y atracos
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Policías Nacionales, Regionales y Municipales prestadores de servicios de seguridad privada a Tascas, Sport Book, Centros de Apuestas, Clubes y Comercio mientras el ciudadano común esta indefenso.
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Pérdida de valores y falta de formación ética.
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Crisis económica producto de la guerra económica, de inacción y malas políticas del gobierno.
El hampa no tiene control y nos sentimos indefensos al no tener donde recurrir para obtener justicia y lograr un mínimo de seguridad. Podemos enumerar infinidad de casos. Por ejemplo, 5 miembros de mi familia fueron víctimas de atracos en el último mes. Es común oír relatos de actos delictivos en el entorno de trabajo y de amistades. Un amigo fue víctima de un atraco en un reconocido restaurant en Maracaibo. Lo irónico de esto es que queda al lado de un destacamento policial. A varios profesores universitarios les robaron sus automóviles y pertenencias. Una estudiante de posgrado fue atracada saliendo de su casa. Una alumna de pregrado fue víctima de un atraco Sui géneris, 5 hombres armados quebraron los vidrios de las ventanas de los cuartos y desde afuera los conminaron a abrir la vivienda. Literalmente los mudaron, en un camión cargaron con todas las pertenencias. Desde la 1 am hasta las 4 am realizaron esta operación comando y la policía brillo por su ausencia a pesar que es un sitio bastante transitado de la ciudad. A un compañero de trabajo le robaron su carro y, según cuenta, quien tramitó el rescate del vehículo fue un policía y lo hizo con sus contactos en lo que llaman el BUNKER en el Reten. Se ve la impronta del paramilitarismo en estos delitos. Alguien me contó que a bordo de una camioneta HILUX Toyota lo interceptaron y 3 personas se bajaron con armas largas y le robaron su moto. Según los comentarios de los pobladores muchos de los atracos son perpetrados por policías, que amparándose en su condición pueden desplazarse con facilidad sin levantar sospecha. Clínicas, hospitales, comercios y viviendas han sido víctimas del hampa con mucha frecuencia en los últimos meses. Hemos visto con mucha tristeza las noticias de adolescentes asesinados para robarles un celular. Los sicariatos son comunes a lo largo y ancho del país, el más reciente fue el del reconocido periodista Ricardo Duran. Estamos indefensos ante la feroz embestida del hampa que creemos ha sido posible por la penetración del paramilitarismo colombiano que ha tenido fines políticos, pero que hoy ha tomado cuerpo propio y amenaza con colombianizar el país. La oposición no sabe el daño que ha hecho al avalar y propiciar el accionar de paramilitares. Por ello desde una perspectiva revolucionaria hay que enfrentar semejante aberración.
En cuantos a las políticas a implementar podemos plantear las siguientes:
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Avanzar en unas propuestas verdaderamente socialistas de prevención, re/educación y r/einserción de aquellos que la burguesía llama "anormales" e ir erradicando las cárceles/castigo. Para lograr esto los cuerpos policiales y los recintos carcelarios deben ser estructuras modelos donde los transgresores de la norma puedan establecer un vínculo con la sociedad comunitarita en construcción, desde una perspectiva de la inclusión social.
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Aplicar planes de formación constantes a los cuerpos de seguridad para procurar un funcionario con ética revolucionaria, vocación de servicio y amor por la patria.
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Aplicar políticas sociales para reducir la delincuencia.
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Intervenir inmediatamente las cárceles y retenes del país. Desmantelar la organización delictiva que desde allí opera. Desarmar y minimizar los privilegios de los Pranes.
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Rotar a los denominados Pranes periódicamente hacia otras cárceles para desarticular su poder y organización.
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Sanear el sistema judicial para acabar con la impunidad.
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Comenzar inmediatamente una reestructuración y depuración de los cuerpos policiales para minimizar la corrupción, matraqueo y vínculos con mafias y delincuentes.
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Rotación mensual de los efectivos policiales de los destacamentos. Esto para minimizar los vicios creados y los posibles vínculos con la delincuencia.
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Crear equipos transdisciplinarios para que investiguen y apliquen planes que anulen el fenómeno del paramilitarismo en el país.
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Transformar las cárceles en sitios de reclusión para pagar las deudas sociales, reeducarse y reinsertarse a la vida útil y no que sigan siendo especies de hoteles bien cómodos para los PRANES.
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Iniciar inmediatamente una investigación nacional sobre la proliferación de Centros de Apuestas y Sport Book.