La mitología griega menciona a tres deidades hermanas, las Grayas, que (vaya a usted a saber por qué) compartían un solo ojo que se pasaban unas a otras. Así mismo. Mientras una de las Grayas veía todo a su alrededor con el único ojo que tenían, las otras hermanas permanecían ciegas, en espera de su turno para poder echar un vistazo. Seguramente se consolaban de tan limitada situación con aquello de que "para lo que hay que ver, con un solo ojo basta".
La lucha Gobierno-Oposición, me ha recordado ese viejo mito.
Me explico. Durante más de una década la Oposición no tenía ni un ojo. Adelantaba enceguecidas aventuras. Fíjense en el Paro petrolero: un amigo opositor, luego de la dura derrota del Revocatorio, no le echó la culpa al pueblo, sino que me reconoció en privado que el Paro era el causante del fracaso del Referéndum, porque, expresaba amargamente su autocrítica, "¿A quién se le ocurre que se obtienen votos haciendo pasar hambre a la gente?
En el último lustro y medio, los señores de la Oposición, con contumaz invidencia, torturaban a sus propios partidarios montándoles guarimbas en las puertas de sus casas. Se dejaban jefear por Granier y Ravell, incapaces de un análisis serio de las relaciones personales en una guardería. O escuchaban a un Poleo, repitiendo en esos años, como un reloj sin hora: "El gobierno ya está caído, solo boquea". Se retiraron de unas elecciones parlamentarias, quedándose voluntariamente sin ningún diputado. Pregonaban el aislamiento internacional de Venezuela mientras Chávez fundaba la CELAC en Caracas. Y paremos de contar, que sería para nunca acabar. Definitivamente, la Oposición no tenía el Ojo.
Mientras tanto, Chávez los derrotaba una y otra vez. Con su vista de águila, es verdad. Pero las torpezas de la Oposición, no hay que restarle el mérito, le eran de gran ayuda.
Ahora, en los últimos dos años sobre todo, pareciera que el Ojo lo tiene la Oposición y el gobierno se quedó ciego.
Sin luz alguna, el gobierno no vio las malas señales de las variables macroeconómicas y el crecimiento de los desequilibrios (el cambiario, la deuda, el desabastecimiento), tampoco percibió el impacto de la crisis en la población. Con la venda de la "guerra económica" muy calzada, clamó inútilmente contra los desatados demonios del rentismo que estaban cobrando sus cuentas. Con ojos vacíos, esperó la anunciada derrota del 6D.
Se insiste en el carácter temporal, circunstancial, de la mayoría de la Oposición. Pero ese carácter depende del desarrollo de la crisis económica, social y política en la que estamos. Y sobre todo de la respuesta del gobierno a esa crisis. También algunos cegatos de la República de Weimar estuvieron de acuerdo en elegir a Hitler como Canciller (que no tenía los votos para ello), porque el loco nazi se debilitaría en el cargo y su gobierno sería "temporal".
Mes y medio después del 6D, ya es tiempo de abrir los ojos. Que la confusa política que adelanta el gobierno sigue debilitando al movimiento popular. Lo desmoraliza.
Ramos Allup enceguecido quiso desatar la guerra entre los poderes poniendo en desacato a la Asamblea Nacional. Ahora el gobierno retoma el error cuando no asisten los ministros a la Asamblea, que estaban obligados constitucional y políticamente a hacerlo.
El argumento para negarse a comparecer es digno de cegatos recalcitrantes. Los secretos no son bien visto. Y tampoco el tema eran los planes de defensa de la Fuerza Armada en caso de una invasión. Ya es escandaloso que el BCV no publique las cifras de inflación, de comportamiento del PIB, del desabastecimiento, sin que esa "confidencialidad" evite que esos fenómenos sean conocidos y sufridos por el pueblo. Y si es por las tasas de cambio (y aquello de que la moneda es como la mujer del César), muy razonablemente el presidente del BCV puede negarse a emitir juicios que alimenten la especulación monetaria.
En realidad, yo no creo en el mito de las Grayas. El gobierno sí tiene ojos, pero parece que no quiere abrirlos. ¿Pero sí será verdad, como creían los griegos, que los dioses enceguecen a los que quieren perder?