Agua, sociedad, vida, universidad

El agua, desde el inicio de nuestras vidas hasta más allá de su existencia, es sin duda el elemento fundamental, creador. Sustancia vital, su despilfarro o uso irracional no puede ser otra cosa que un delito contra la vida, contra la naturaleza.

De las teorías conspirativas; el dominio, control y colonización de territorios ricos en agua, es el factor fundamental generador de guerras en horizontes cercanos, ¡muy cercanos! Las guerras, más que por energía, serán por el control de las fuentes y reservas de agua. Nuestra sociedad acostumbrada a y “derrochadora” de ingentes recursos naturales “renovables” así lo demandará.

Venezuela, entre los diez países del mundo con mayores reservas hídricas, es uno de esos territorios apetecibles. Por otro lado, nuestra principal fuente de energía eléctrica es el agua, más del 70% de la electricidad nacional se sustenta en sistemas hidrográficos, sin embargo, como sociedad parecemos y actuamos inadvertidos, “inconscientes” o indiferentes. Para los más, “depredadores”, es un problema que los gobiernos deben resolver, ¡no es culpa mía, ni tuya, ni de aquel!

La Universidad, ¡oh!, la universidad, la escuela, la sociedad, la familia, ¿qué? La conciencia de ser, de vida, de humanidad, de seres inteligentes, de autodefensa y protección, de supervivencia, ¿dónde está?

Es común, de profunda tristeza, preocupación, desesperanza…, cómo enormes cantidades de “agua potable” se derrochan a diario en nuestros campus universitarios. Por ejemplo, en la Universidad de Oriente, nuestra Casa Más Alta, tuya y mía, de los que desde afuera sueñan, Universidad Autónoma venezolana de mayor y más diversa extensión territorial; de ríos, mares, océanos, lagos, del suelo y el subsuelo, de la atmosfera terrestre y extra terrestre, del nano al extenso e infinito universo, de la micro a la macro biología, en fin, la Universidad de la vida, de todos. Con sus Escuelas de Biología, Agronomía, Oceanografía y áreas de la salud de reconocimiento internacional, más que sorprender, es sin duda obsceno, religiosamente blasfemo, irracional…, un delito contra la humanidad, contra la vida, ver cómo se despilfarra tan importante y vital liquido, no hacer ni decir nada.

La sequía provocada por el fenómeno del Niño más los efectos devastadores de la creciente e inconsciente “actividad humana” sobre el ambiente potencian y aceleran los cambios climáticos que amenazan la propia existencia humana. ¡No es un juego!

Como recurso natural “renovable” de vida y para la vida, la falta de agua, tampoco lo es.


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Felipe Marcano


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