COLECCION HEROINAS INMORTALES DE LA MATRIA
PROGRAMA "TIUNA LUZ DEL AMANECER"
PREFACIO
En este homenaje a Manuela Saenz, el asunto se nos puso dificil, pues en todas nuestras "Heroínas Inmortales de la Matria", nos hemos destacado por resaltar los méritos propios de cada una de estas hermosas y brillantes mujeres, tantas veces opacadas por la figura de un marido o pareja, sin ver que ellas sufrieron y lucharon por si mismas en el sacrificio de conseguir Matria.
En el caso de Manuela, la cosa es particularmente dificil, pues nada menos que se trata de su pareja, el Libertador Simón Bolívar.
La han tratado como "La libertadora del Libertador" y se refieren especialmente al episodio cuando le salva la vida en el atentado decembrino de Bogotá, urdido por Santander y compinches, pero en realidad ella lo acompañó toda su vida con fiereza en su lucha por la libertad.
Tratar de anular la presencia de Bolívar en su história es imposible y sería injusto, pero nos proponemos hacerla brillar por si sola en lo posible, si es posible tener brillo propio ante la proximidad del sol.
Igualmente el aspecto sexual de Manuela ha sido maltratado e incluso algunos autores han hecho pornografía con su vida.
Manuela fue una mujer liberada de prejuicios que condujo su vida sexual a su leal voluntad y nunca bajo chantaje o presión individual o social.
Por sobre todo era una mujer atractiva, llena de feminidad y encantos, pero con una fuerza interna increible que marcaba una personalidad de hierro.
Hemos investigado más de 15 obras mayores sobre Manuela entre las que destacan los siguientes autores:
Germán Arciniegas, América Mágica II, Ricardo Palma, Arrubia y Henao, Bosingauit Jean, Sharah, Ediciones de la Presidencia de la República, Enrique Ardilla, Alberto Miramon, Álvaro Miranda, Víctor Paz Otero,, Alfonzo Rumazo González, Denzil Romero,Joan Scott y Víctor Von Hagen
Es particularmente sorprendente la gran cantidad de biografías, escritos, novelas, obras de teatro, cine, esculturas y pinturas, que han dibujado a una Manuela a veces desbocada, "descocada", pero casi nunca asentada en sus convicciones, acertada políticamente, guerrera de la Matria y victoriosa sobre la adversidad.
Manuela tan estúpidamente calumniada y sepultada, ya en el olvido, ya en la ignominia, pero igualmente casi nunca apreciada por sus virtudes.
La relación tormentosa de gran amor que tuvo con Simón, es de una exquisita filigrana, llena de ternuras, angustias y momentos sublimes.
Resultan curiosas algunas expresiones que se desprenden de sus numerosas cartas y que revelan las costumbres de la época y el íntimo trato que se daban:
Bolívar en público y en escritos se refería a ella como "señora".
Ella, lo llamaba "Su Excelencia" o "señor mío".
El la calificaba como "vivaz encantamiento de sorpresas"
Ella recordaba que "el le besaba todo el cuerpo"
El le decía "la mujer única"
Ella "la mujer que lo idolatra" y "tu fiel amante".
El "la virtud sobrecogedora de la amistad"
En fin, todo un interminable rosario de expresiones y sentimientos que tejieron estas vidas y que en nuestros corazones se hacen eternas.
Se podría decir que Simón no amó a nadie más que a ella, con esa intensidad y pasión, sin embargo ella era libre y él hasta temía sus explosiones de patriotismo en la terrible lucha que vivían.
Ella tuvo que ver con la libertad de América y su destacada actuación la hace por méritos propios, una perfecta heroína de la Matria.
LA COLONIZACION ESPAÑOLA EN AMERICA:
España coloniza parte del continente Suramericano y lo organiza en grandes núcleos llamados Virreinatos, como el de la Nueva España en parte de Norteamérica y Centroamérica, de la Nueva Granada, en el territorio hoy de Colombia, del Perú, en los territorios del Perú y Ecuador con su Presidencia de Quito y Charcas (Bolivia).
Por supuesto que los Virreinatos eran los territorios más importantes y que aportaban a la Metrópolis recursos cuantiosos y la sociedad que allí se desarrollaba alcanza niveles superiores de bienestar y estabilidad, especialmente el de los ricos mantuanos criollos, descendientes de sus ancestros venidos de España, pero muy lamentablemente, con un pueblo miserable, esclavo o muy explotado.
En todo el territorio de la América campeaba la miseria y explotación de la gran mayoría de la población, explotados como esclavos o asalariados de subsistencia.
En el siglo 18 se inician movimiento libertarios en toda América:
Los Comuneros del Socorro en el Virreinato de la Nueva Granada (1778-82), quienes protestaron por el alza desmedida de los impuestos.
Tupac Amarú (1780-83) en el Virreinato del Perú pedían abolición de la esclavitud y libertad.
José Leonardo Chirinos (1795) en la Capitanía General de Venezuela, Coro, pedían el fin de la esclavitud.
"Gual, España y Sánchez" (1797), en la Capitanía General de Venezuela, La Guaira, pedían la igualdad de los grupos sociales y la independencia de España.
Francisco de Miranda, Venezuela (1806), pedía la independencia total de España.
Todos estos movimientos fracasaron militarmente pero tuvieron una enorme influencia política y prepararon el camino para la Independencia.
En este contexto, cayendo el siglo 18 y arribando el siglo 19, es el escenario para la gran ciudad de Quito, Presidencia española y sede inicial de nuestra historia.
QUITO HISTORICO Y HERMOSO :
Quito podría nombrarse como la "Ciudad Señorial", de una larga tradición histórica que se remonta a la era Pre Incaica, unos 900 a.c cuando ya era una ciudad no tanto por su importancia política, sino por su ubicación en el centro de una red de caminos que enlazaban regiones muy productivas.
Así pues no fueron los españoles quienes fundaron a Quito, sino su antigua población que luego se vio reforzada por la conquista Inca.
El inca Topa Inca Yupanki, hijo del fundador del imperio Pachacutec, inicia la ocupación del Ecuador y el primer inca que llega a estas tierras es Huayna Capac en Tomebamba, hoy llamada Cuenca.
En Quito nace Atahualpa hijo de Huayna Capac y gran príncipe del Imperio, quien a la llegada de los españoles se encontraba enfrascado en una guerra civil contra su hermano Huascar.
Atahualpa era el señor de Quito y Huascar venía de la antigua ciudad de Cuzco.
Se produce una gran batalla en donde sale triunfador Athaulpa, quien hace ejecutar a su hermano, para convertirse en el Inca del Tahuantinsuyo.
La leyenda oscura predicada por algunos sacerdotes del templo del sol, anunciaban malas noticias:
-Llegaran en bestias de cuatro patas y acabaran con el Tahuantinsuyo, nuestra era esta por finalizar..
Alvarado y Benalcazar se lanzan a la conquista de Quito estimulados por un gran mito:
-Josú, don Pedro, que en Quito está el tesoro más grande jamás visto y es de ese Atahualpa, quien ha construido una ciudad de oro puro...
Vencen a Atahualpa en la batalla de Cajamarca y lo asesinan en 1533.
El 6 de diciembre de 1534, don Sebastián de Benalcazar, lugar teniente de Francisco Pizarro, quien haciendo honores a su jefe, funda la española ciudad de San Francisco de Quito guardando la tradición española de ceremonia de rollo y espada, con la presencia de unos 200 pobladores, se procedió a formar Cabildo y a repartir los solares. Diego de Almagro unos dos meses antes al sur del sitio, había fundado a otro Quito.
Su ubicación en un hermoso valle a las faldas del volcán Pichincha, con sus calles rectas formando perfectas esquinas y sus jardines llenos de vivas flores, siempre llamaron la atención de visitantes.
Por su ubicación en el cerro Atacazo del volcán Guagua Pichincha a unos 2.500 metros de altura cuando soplan los vientos se despejan sus cielos, ofreciendo la hermosa vista de sus 6 montañas coronadas de nieves perpetuas.
Tomado de la extensa obra del Dr. Luciano Andrade Marín:
Una descripción de la Quito colonial:
"... Tiene 200 cuadras de tierra y en ella 15 calles a lo largo y al través, todas transversales, y 7 plazas porque el oriente y el poniente atraviesan la ciudad al sesgo, de esquina a esquina; y los mismos septentrional y mediodía... Hay edificadas hasta 2.500 casas de una y otra parte... Unos edificios de cal y canto, otros de adobes de tierra, con buen enmaderamiento cubiertos con teja colorada, que esto, junto con las torres de la Catedral, conventos y Compañía de Jesús, ejidos y montes, la hacen grandiosa y populosa, de las mayores de este Reino, que si estuviera plantada desde su principio en campo llano, fuera muy extendida y no tan apretada como al presente lo está, por ser la planta armada y metida entre 4 cerros grandes, encimados, cuyos desaguaderos y corrientes... bajan a la misma ciudad y pasan por las cavas y quebradas de ella, con que la tienen limpia y sin basura... Finalmente, es ciudad que merece justamente este nombre".
Como toda ciudad colonial española, la vida en Quito para fines del siglo 18, era dominada por las imposiciones de la iglesia católica, quien plagaba de iglesias, conventos y abadías toda la ciudad.
Quito contaba con más de 20 iglesias y aún antes de su fundación en 1535 ya tenía una iglesia (El Belen).
Los acontecimientos sociales los marcaba la rancia clase dominante peninsular y criolla con sus eventos rutinarios de misas, fiestas patronales, entierros, tertulias y saraos que a diario se escenificaban en su territorio.
En las postrimerias del siglo en Europa se hacía el primer vuelo en globo y se empleaba el vapor de agua como fuente de energía se producen dos grandes movimientos sociales, la liberación de Estados Unidos y la Revolución Francesa.
NACE MANUELA:
No fue un nacimiento tranquilo, sino jalonado por la tragedia impuesta por las estrictas costumbres coloniales.
Su madre doña María Joaquina de Aispuru es embarazada por su amante don Simon Saenz Vergara, quien era casado, pero profundamente enamorado de María Joaquina.
Los Aispuru, familia de rancio abolengo quiteño y muy acomodada, como era la costumbre "pusieron el grito en el cielo" y condenaron a su hija al destierro en la hacienda Catahuanco propiedad de la familia, para ocultar los "hechos".
Doña María Joaquina no aguantó el aislamiento y murió en el parto el 27 de diciembre de 1797, dejando a Manuela huérfana.
Sus tempranos años los pasó en la hacienda, con dos esclavas negras contemporáneas, Nathán y Jonathás, quienes la acompañaran por el resto de su vida, en las buenas y en las malas.
Estas dos mujeres esclavas, se constituyeron al pasar del tiempo en verdaderas leyendas en si mismas, atribuyendoles dones reales o imaginarios, que varían desde lo heroico hasta lo vulgar y pornográfico. Casi nadie habla de su fervorosa lealtad para con su dama, la cual nunca abandonaron.
ETAPA DE LOS CONVENTOS:
Para completar el "olvido" de la "ignominia de María Joaquina" la niña fue internada en el Convento de las Monjas Conceptas del Real Monasterio de La Limpia e Inmaculada Concepción.
Al salir de su segunda niñez y ya adolescente completada su educación en el primer Convento fue trasladada por influencia de su padre al Monsterio de Santa Catalina de Siena en Quito, perteneciente a la Orden de Santo Domingo, lugar muy afamado como centro educativo para las señoritas de la alta clase dominante en donde les enseñaban a bordar, repostería e idiomas como el latín, francés e inglés.
Manuela alternaba sus vacaciones y feriados con la casa de su padre en donde su esposa doña Juana del Campo y Larraondo, la trataba con mucho respeto y cariño, tratandola como a una hija.
La jovencita igualmente visitaba la hacienda Cataguango en donde vivia días de libertad con sus entrañables amigas Nathán y Jonathás.
En casa de su padre conoció a su apuesto medio hermano José María Saenz de quien se dice se enamoró a pesar del vínculo familiar, pero no hay información cierta acerca de los excesos sexuales que inventan ciertos biografos intencionados en el amarillismo.
Cuando Manuela cumplía los 18 años, cansada de su vida conventual y siempre siguiendo su naturaleza rebelde e impetuosa, se fugó del dichoso Convento con un oficial del Ejercito Real, quien la conoció en esos días en Quito.
Juan José Elhúyar, apuesto en su uniforme real, le prometió algo que ella ansiaba intensamente: Aventuras y Libertad.
Por supuesto que el escándalo fue mayúsculo y toda Quito hablaba de lo mismo, reviviendo de paso la tragedia de su difunta madre.
Manuela en compañía de Juan José, no le paraba nada a las habladurías de "tal palo, tal astilla" y continuaba risueña con su amante.
Ella nunca quiso hablar mucho de este episodio de su intensa vida y muchos biógrafos atribuyen a Juan José el "haberla seducido y engañado", pero conociendo el carácter de esta tremenda mujer, lo más probable fue que ella no encontrando lo que buscaba, "lo mandó largo al Callao".
Juan José Elhúyar, termina su carrera militar en Venezuela como patriota, otra posible victoria de Manuela y muere en el año de 1815.
SE CASA MANUELA:
Su padre don Simón (y no deja de ser premonitorio que así se llamara su real padre), cansado de las habladurías que despertaba como una ola, su hermosa hija, la acompaña a un viaje a Lima, la otra hermosa ciudad andina, hoy capital del Perú.
Estos viajes servían como apaciguadores de los chismosos que perdían el "hilo" de la intriga por meses y años.
En Lima los Saénz entran en contacto con los altos estratos sociales y don Simón Saénz conoce al acaudalado médico James Thorne de unos 45 años, edad considerada avanzada en aquel tiempo y pacta un matrimonio de conveniencia con su hija con la entrega de 8 mil ducados.
Manuela circunspecta escucha las palabras de su padre:
-Hija, es necesario que entiendas que en esta sociedad es necesario aparentar y tener una vida cónsona con nuestra posición. He arreglado tu matrimonio aquí en Lima, para evitar mayores comentarios, con el rico Dr. Thorne y espero respetes mi voluntad...
Don Simón esperaba un ataque de rebeldía de su fogosa hija, pero ella muy acomodada y tranquila, respondió de inmediato con:
.Si, padre...
-Sorpresas te da la vida!...Exclamó luego don Simón algo perplejo...
Por supuesto que la distante Lima desconocía los ajetreos de Manuela en Quito y la boda de una "bastarda" pasó como otro gran acontecimiento social de las clases ricas.
En la catedral de Lima en julio de 1817, llena de flores y luces, con todas las de la Ley se escenifico la ceremonia, sin embargo los chismosos limeños decían a las puertas de la iglesia "que la novia iba acompañada de su abuelo"...Estuvo con "el abuelo" solamente 5 años...
Manuela aprovecho su nuevo hogar y status social para compartir con las familias y señoras de la alta clase social y el 28 de julio 1821 entró triunfante en la ciudad el General José de San Martín en plan de Libertador del Perú, acompañado de su Ejercito y de su amante Rosa Campuzano.
Allí Manuela estába como pez en el agua y su intensa actividad en favor de la causa republicana la hace visible en cuanta reunión existe para recoger fondos, agasajar a los soldados y oficiales del ejercito peruano.
Su amistad con Rosa, la hace indispensable en toda las organizaciones de mujeres que luchan por la independencia y a través de esta mujer, tan allegada al Libertador San Martín llega a conocer muchos rasgos de la personalidad del heroe, que luego como veremos le van a ser de mucha utilidad en su relación con Bolívar y esos primeros años en Quito.
San Martín en reconocimiento a su actividad la honra con la condecoración de "Caballeresa del Sol", que llevará orgullosa hasta el final de su vida.
Para el 10 de marzo de 1822, Manuela viaja a Quito para hacer varias diligencias personales y se encuentra con un estado de agitación grande por la inminente llegada de las tropas colombianas comandadas por el general Antonio José de Sucre, el ínclito y pundonoroso militar, presidido de gran prestigio y credibilidad.
BOLIVAR EN EL SUR:
El Libertador es nombrado Presidente de Colombia por el augusto Congreso de Cúcuta, quien ratifica la "Ley Fundamental de Colombia".
Ya Colombia es libre y Bolívar comisiona a Sucre con destino a Guayaquil, todavía amenazada por los Godos, para que se anexe a Colombia.
Guayaquil duda entre Colombia y el ejercito del Perú, pero ante la arremetida goda en Quito, se alinea con Sucre.
Bolívar viene en ayuda por el Valle del Cauca y toma la ruta de Pasto, territorio abrupto y cuyos habitantes estaban a favor de la Corona.
Al Libertador no lo ayuda nadie y solamente su entereza y pasión logra encaminar al golpeado ejercito colombiano por las agrestes cumbres andinas.
Tiene un primer encuentro en condiciones terribles, en donde otra vez se decidirá la suerte de América.
LA BATALLA DE BOMBONA:
Más que una victoria podriamos decir que Bomboná fue una dura prueba y solamente evitó que los pastusos reforzaran a los realistas en Guayaquil.
Bolívar llega el 7 de abril de 1822 a las faldas del volcan Galeras y se apresta a combatir a un nutrido ejercito comandado por don Basilio García.
Desde una formidable piedra, El Libertador observaba el campo de batalla y el ingreso de sus batallones en el zanjón de Cariaco comandados por el heroíco general Pedro León Torres.
La carnicería era horrorosa y en pocos minutos después de las 3 de la tarde, los cadáveres se amontonaban en la zanja, impidiendo el paso de la avanzada.
Pedro León Torres, haciendo honor a su apellido de leon indomable, siempre al frente de sus diezmadas tropas, cae gravemente herido en el campo de batalla, para morir al día siguiente en un pueblito cercano.
El general Manuel Valdez, atacó al flanco derecho del enemigo, logrando desalojarlo y Bolívar arengaba desde la piedra:
-"Vuestro nombre solo basta para la victoria; corred y asegurad el triunfo"-
Cae la noche sobre el sangriento campo de Bomboná y cesan momentaneamente las hostilidades.
El Libertador pasa una noche terrible, no sabiendo de la suerte de muchos de sus batallones y por la triste tarea de recoger los cadáveres de los caidos.
Segun los partes encontrados en el "Diario de Campo", se describía así la carniceria de más de mil cadáveres:
-"Siete montones de cadáveres formidables que se reunieron para quemar (....) Otro mayor montón de un batallón que hizo fuego a la altura de un derrumbe, han sido arrojados los cadáveres a la quebrada, y también otros que murieron cerca de esta misma en distintas partes".
Hoy escribimos fácilmente estos horribles hechos y llama a nuestra conciencia los miles de mártires anónimos que dieron sus vida por la Libertad y nos percatamos de nuestra corta memoria para agradecer tanto sacrificio.
Un brumoso y triste amanecer en Bomboná salpicado por el alerta de los centinelas y la temprana diana a las 4 de la mañana, para continuar con la pelea aún no decidida en el campo de batalla.
Un ordenanza llega al galope a la tienda de su Excelencia el Libertador:
-Permiso mi general!. Le informo que el enemigo se ha retirado del campo de batalla..
Bolívar que había permanecido toda la noche en vela, tuvo un gesto de duda:
-Ordeno enviar una patrulla de exploración y que se reporte de inmediato a este comando cuando regrese...
Efectivamente los godos se había retirado al sitio de Güaca y allí se habían apertrechado, retando de nuevo a los patriotas.
El general don Basilio García, le envió una carta al Libertador, devolviendole una bandera de Colombia, encontrada en el campo de batalla, en donde su porta estandarte había rendido la vida:
-"Remito con el conductor la bandera de Bogotá, que la suerte de la guerra puso en mis manos, habiendo quedado el asta en los puntos de defensa y el abanderado muerto en el campo del honor"
En resumen, Bomboná fue un sacrificio sangriento y todo quedó en un empate técnico.
Bolívar temiendo perder la totalidad de su ejercito emprende su retirada rumbo a Quito.
Sucre mientras tanto marcha sobre Quito y solicita desesperado refuerzos que tardan en llegar, acude entonces al general San Martín, quien designa una división al mando del general Santa Cruz y todos marchan hacia la ciudad de Quito.
MANUELA CUENTA SOBRE LA BATALLA DE PICHINCHA:
Como habíamos visto Manuela estaba ya en Quito y se desenvolvía ayudando a la causa patriota en un territorio ocupado por los godos, ella describe aquellos días:
22 de mayo de 1822:
-"Hay noticias de que es probable se entable una batalla con el enemigo, ya sea en las afueras o dentro de Quito, los realistas están en vigilia por toda la población y no dejan de meter sus narices en todo y reuniones; poniendo fin al encanto de hacerles estallar pólvora en las patas".
Dios Santo que mujer!, que coraje y determinación, además de salpicarlo con un genuino humor.
Y para los que solamente la vieron como un "juguete sexual", lo que hizo a continuación, tiene el rango de la audacia heroica de los grandes de la Matria:
-"Yo estoy enviando ahora mismo una ración completa a la compañía de la guardia del batallón "Paya" y cinco mulas para su abastecimiento y reponer pérdidas. No espero que me paguen, pero si este es el precio de la libertad, bien poco ha sido"-
"Hoy a las tres ha llegado un soldado..vestido de civil y ha informado que se aprestan a tomar Quito con el señor general Sucre al mando (este general es venezolano)..
"Los godos están nerviosos y andan por todas partes atisbando..Yo he impartido órdenes a Jonathás y Nathán a recoger información que sirva como espionaje, de donde se encuentren fortificaciones y los puestos de defensa de los españoles, para mandarles dichos información a los patriotas"-
Está de más decir que si Manuela y compañeras, hubieran sido descubiertas en tales actividades de espionaje, habrían sido fusiladas de inmediato, pero eso era lo menos que preocupaba a Manuela y todavía no conocía a su Bolívar!.
Por supuesto que Manuela no se iba a quedar en Quito, esperando la batalla y se lanzó con sus compañeras negras al campo de la acción.
Ella comenta que:
"los señores generales patriotas" no nos permitieron tomar parte en la lucha a nosotras que somos criollas y mulatas a los que nos pertenece la libertad de este suelo".
Pero entraron al ejercito como enfermeras y expertas en preparar bálsamo del Perú e infusiones de amapola, para calmar los dolores de las heridas de guerra.
Un día de esos conoció al general Sucre en su comando y le pareció "agradable y fino de trato".
LA BATALLA DE PICHINCHA:
El 24 de mayo de 1822, godos y patriotas chocan en las faldas del volcán de Pichincha, frente a la ciudad de Quito, quien en completo tumulto se apiñaba en las azoteas y balcones de las casas para ver el glorioso espectáculo. Se divisaban claramente las cargas de la infantería y las explosiones e incendios.
"Un sol esplendoroso y radiante como la gloria", escribió Manuela.
"La caballería se movía lenta pero precisa en el bosque abajo, aguardando la orden de ataque"
En ese momento el comandante patriota José Leal arremetía contra el enemigo pero sin un resultado definitivo, cuando vino en su auxilio el general Córdova al mando del batallón "Magdalena" y puso en fuga al enemigo.
Manuela, sigue en su relato:
"A toques de corneta, que se escuchaban como alejándose por el viento, los patriotas despeñaban a los realistas que subían escalando difícilmente esa ladera. Disparaban a todo lado, sin cuartel, hasta que los godos tocaron a retirada"-
Sucre aprovecha la circunstancia y le propone al general Aymerich, comandante de los españoles una rendición honrosa, que fue aceptada. Se había logrado la libertad de Quito y el Ecuador.
Quito estalla en festejos y Manuela colabora con todo, se encuentra con Sucre y nos cuenta:
-"Tengo la fortuna de lisonjearme la amistad del apuesto general Sucre. Es un hombre muy valiente, caballero y se ve en sus ojos la sinceridad. Yo por mi parte, le he brindado mi casa y mi amistad. Su excelencia el general A. de Sucre me ha hablado mucho de S.E. El Libertador Bolívar y me tiene encantada con sus pláticas sobre el arrojo de nuestro Libertador"
Para que mas!...
Pero el acontecimiento más esperado para la vibrante ciudad de Quito era la venida de S.E. El Libertador.
Por fin llega el ansiado día y toda la ciudad rebosaba de entusiasmo, flores, guirnaldas, banderas y tarima para el espectáculo de ver por primera vez al Libertador de América.
Manuela es tomada en cuenta en el Comité de Recepción presidido por don Juan Larrea y en cuya casa se llevaría a cabo el banquete y baile de gala.
Manuela contribuye con su prodigiosa actividad, su fina vajilla y un regio juego de cubiertos de plata.
Ella nos describe el 16 de junio de 1822 en Quito:
-"La ciudad esta vestida de fiesta y la gente corre por todos lados, ...y hay que ver como la gente adorna las calle con arcos de caña guadua y con ramas de laurel y flores, colocándolas en las esquinas y los balcones con ocasión de festejar ya en serio, no solo la batalla de Pichincha, sino el arribo de S.E. El Libertador Simón Bolívar y presidente de Colombia, por primera vez a Quito"-
LA GRAN ENTRADA TRIUNFAL DE EL LIBERTADOR:
La gran caravana entro a las ocho y media de la mañana por la calle principal y el tumulto era grande en las aceras donde gente de todas las clases y condiciones, aguardaban para ver el paso del cortejo.
Los señores ricos habían engalanado sus balcones y cómodamente sentados igualmente aguardaban al Libertador.
Manuela desde el balcón de su casa, acompañada de sus compañeras negras Jonathás y Nathán, de sus tías y otros miembros de familias conocidas, aguardaban impacientes.
Aquí quiero detenerme pues en su "Diario de Quito" ella dice:
- "Yo me encontraba en compañía de mama, en quien era raro ver algún signo de alegría o de tristeza. Sin embargo, su manifestación de ella, de júbilo era tal, que hizome sentir la más feliz de las hijas, porque supe que mi madrecita también compartía de corazón toda esta alegría patriótica..."
El texto es notable porque Manuela cita a "su madrecita" y como sabemos su madre biológica María Joaquina de Aispuru hacia muchos años que había fallecido, luego su "otra" madre debió ser la distinguida dama doña Juana del Campo y Larraondo, esposa de su padre y quien siempre la trató como una hija.
Al pasar el cortejo a su balcón, Manuela tomo una corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojó para que cayera frente al caballo blanco del Libertador, pero "con tal suerte" que fue a parar con toda la fuerza de la caída en la casaca, junto al pecho del héroe.
Ella se ruborizó de la vergüenza y él levantó su mirada y la descubrió con los brazos todavía en alto, Bolívar le sonrió y le hizo un saludo con su sombrero pavonado. Aquí comenzó todo...
Manuela sigue narrando el acontecimiento:
"Mi madre y yo llegamos con José María (José María Saenz, su hermanastro), al baile, casi al filo de las ocho....a S.E. se le veía conversando muy amenamente con sus vecinos , acompañado de sus generales (seguramente Sucre y Córdova) y edecanes y al ver que nos acercábamos, se levantó, disculpándose cortésmente y atento a nuestro arribo. Mi corazón palpitaba al estallarme, cuando de don Juan Larrea escuché: "S.E., es para mi halagador presentarle a la señora Manuela Saenz de Thorne. S.E. El Libertador me miró fijamente con sus ojos negros que querían descubrirlo todo y sonrió"-
Aquí hay que destacar otra falacia muy difundida en contra de Manuela, primero que llega a la gala con su madre y su hermanastro quien supuestamente muchos chismosos lo describieron como "su amante". Es raro llevar un "amante" a una fiesta, acompañado de su madre, para cambiar de amante esa misma noche.
Y la noche transcurrió normalmente, dominada por el protocolo y cientos de ojos que vieron lo que realmente pasó.
Bolívar prendado de Manuela, flechado o instantáneamente enamorado, la cortejaba con urbanidad y en cuanto al incidente que se produjo cuando ella le lanzó la guirnalda desde su balcón, él le respondió:
"Mi estimada señora, si es usted la bella dama que ha incendiado mi corazón al tocar mi pecho con su corona, si todos mis soldados tuvieran esa puntería, yo habría ganado todas las batallas"-
Las parejas pararon de bailar para ver al Libertador girar en el salón con su pareja, pues él tenía fama de ser un excelente bailarín, mientras le susurraba al oído:
-Es forzoso que yo le manifieste a usted el motivo real de mi alegría. Me encuentro fascinado de usted por no decir enamorado..."-
Y ella después escribió:
-Aunque muchos hombres me han lisonjeado, nunca hubo uno con tal osadía; pero en sus palabras no salían sino fragancias de una caja de música!. Yo acepté encantada! Y descubrí desde aquel mismo momento que el hombre venía solo, pero traía consigo mi felicidad, esa que yo no conocía hasta ahora"-
La velada continuo con una regia cena en donde se sirvió un "espléndido ambigú" y luego se presentó una compañía de teatro con un tema patriótico que encantó al Libertador.
Al final Bolívar conversaba solo con ella y se extendía en varios temas y hasta le recitaba en perfecto latín a Virgilio y Horacio, pero el asombro de Simón fue mayúsculo, cuando ella le respondió en el mismo idioma con citas de Tácito y Plutarco.
Ella se dio cuanta que El Libertador era un hombre solo y con una gran necesidad de cariño.
-"Mi vida será arrastrada por su gloria y suyos serán en sus días aciagos mis consuelos".
Y así fue por 8 años.
El Libertador la invitó a su Cuartel General y no sabemos como Manuela, pudo salir del recinto de homenaje de bienvenida, pero ella misma describió que fue así, probablemente en el tumulto de la despedida de S.E. bajo el manto de protección de la Guardia de Honor del Presidente de Colombia.
La excusa de Simón era que quería enseñarle un cuadro de su ayudante José María Espinoza y allí se iniciaron los amores más comentados y chismeados de toda Quito.
A cada rato se sucedían reuniones y fiestas por doquier y Manuela enamorada y vital, lo acompañaba a todas, alegre y orgullosa de ser el amor de tan grande hombre. Adiós Mr. Thorne...
A los pocos días Manuela recibió una nota oficial invitándola a pasar unos días de campo veraniego en Babahoyo, en la hacienda "El Garzal".
El sitio es un hermoso campo con una gran laguna al fondo lleno de garzas blancas y sembrada de mangos, naranjales, plataneros, cocos y caimitos.
Al cuarto día de estar instalada cómodamente en la hacienda, llegó un tropel de edecanes del Libertador, para poner en funcionamiento el Cuartel General.
Ella escribió:
-Presiento que S.E. va a tener mucho trabajo y como pueda yo he de sacarlo de allí, para que su cuerpo y su alma tengan un descanso en armonía, con mi esperanza de disfrutarlo todo, como siempre he soñado. Tal vez sea una pasión desbordada, tejida en la locura sensual de mis...(y no termina la frase..).
Un ambiente con aire cálido y delicioso impregnado por el olor a guarapo que emanaba del cercano trapiche, que tal vez podrían ayudarlo a evocar a su querida Caracas.
-"El comedor que se inunda de luz a través de los ventanales acoge a todos con alegría; y los dormitorios reverentes al descanso como que ruegan por saturarse de amor...."
Con tan tremendos argumentos, el solitario y cansado Simón, no podía resistirse a estas vívidas imágenes e ideas y corrió a su lado enamorado:
-Que felices fuimos. Yo regresé a Quito y S.E. partió a Cuenca.
BOLIVAR, SOL DEL PERU:
Bolívar partió a encargarse de la guerra y de todo el embrollo peruano, acompañado de Antonio José de Sucre, su brillante lugar teniente y Manuela esperaba en Quito su llamado.
Y la espera se le hacía cuesta arriba, pues por supuesto que la "gran chismazon" sobre su matrimonio con Mr. Thorne y el hecho de estar sometida a sus parientes que criticaban su relación con El Libertador, todo ello la amargaba en demasía.
Es probable que ante los requerimientos de Mr. Thorne y sus "legítimos" reclamos maritales, ella escribiera la famosa carta en 1823, de rompimiento definitivo que por su contenido y humor es necesario reproducir:
-"No, no, no,no más, hombre por Dios.¿Por que hacerme Usted escribir faltando a mi resolución ?. Vamos ¿Que adelanta Ud. sino hacerme pasar por el dolor de decir a Ud. mil veces no? Señor Ud. es excelente , es inimitable , jamás diré otra cosa, sino lo que es Ud; pero mi amigo, dejar a Ud. por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de Ud. sería nada.
¿Y Ud. cree que yo después de ser la querida de este general por siete años y con la seguridad de poseer su corazón prefiriera se la mujer del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo o de la Santísima Trinidad?. Si algo siento es que no haya sido Ud. mejor para haberlo dejado. Yo se muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que Ud. llama honor.
¿Me cree Ud. menos honrada por ser él mi amante y no mi marido?. Ah!, yo no vivo de las preocupaciones sociales inventadas para atormentarse mutuamente.
Déjeme Ud. mi querido inglés. Hagamos una cosa: En el cielo nos volveremos a casar, pero en la Tierra no. ¿Cree Ud. malo este convenio?. Entonces diría yo que era Ud. muy descontento. En la patria celestial pasaremos una vida angélica y toda espiritual (pues como hombre Ud. es pesado). Allá todo será a la inglesa porque la vida monótona esta reservada a su nación (en amores digo, pues en los demás ¿quienes más hábiles para el comercio y la marina?). El amor les acomoda sin placeres, la conversación sin gracia y el caminado despacio, el saludar con reverencia, el levantarse y sentarse con cuidado, la chanza sin risa, estas son formalidades divinas, pero yo miserable mortal, que me rio de mi misma, de Ud. y estas seriedades inglesas, etc, ¿que tal me iría en el cielo?. Tan mal como si fuera a vivir a Inglaterra o Constantinopla, pues los ingleses me deben el concepto de tiranos con las mujeres, aunque no lo fue Ud. conmigo, pero si más celoso que un portugués. Eso no lo quiero yo. ¿No tengo buen gusto?.
Basta de chanzas, formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa digo que no me juntaré más con Ud. Usted anglicano y yo atea es el más fuerte impedimento religioso; el que este amando a otro es mayor y más fuerte. ¿No ve Ud. con que formalidad pienso?
Su invariable amiga,
Manuela.
Según lo descrito por el historiador Rumazo González, Manuela le mandó copia de esta carta a Simón y al margen anotó que, -su marido era católico y ella jamás atea-..
Todo este episodio peruano, estuvo signado por la pretensión de San Martín de anexar a su causa del Perú a Guayaquil, con el propósito de implantar una monarquía y nada menos que con un noble europeo.
Ante este desaguisado, El Libertador y Sucre opusieron su propuesta de que estos territorios pasaran a formar parte de la Gran Colombia, asunto que se dio al final tras revueltas, traiciones, la renuncia de San Martín y dos grandes batallas: Junin y Ayacucho.
Manuela se traslada a Lima, al mismísimo Cuartel General de S.E. El Libertador y como todos sus reencuentros fueron de intensa emoción y amor pleno. En Lima vivieron oficialmente entre 1825 y 26.
En esos días de las andanzas de El libertador por motivos de la campaña, se produjo lo que Perú de Lacroix narró como "El Incidente del Zarcillo", se refería a un encuentro amoroso que tuvo S.E. con una hija de un español quien le había brindado hospitalidad en su casa de campo.
El descubrimiento de Manuela del supuesto amorío se debió a que encontró un extraño zarcillo entre las pertenecías de Simón y cuando este regresaba de uno de sus viajes, se le abalanzó como una tigra, delante de sus oficiales y le aruñó la cara, teniendo la escolta que reducir a la furiosa y celosa dama, para que S.E. pudiera respirar.
Existen 5 cartas escritas por El libertador al respecto en octubre de 1823, las cuales curiosamente fueron escritas con intervalos de horas, entre las 6 y 30 a las 8 y 30.
En todas ellas Simón "pide cacao" como decían los abuelos, es decir, rogaba clemencia a la ofendida Manuela, quien seguramente había abandonado rumbo a Lima, furiosa y ofendida, él "imploraba su misericordia"
Es necesario decir que este "cuento" del "Incidente del Zarcillo", tiene una versión distinta, narrada por Bolívar a Perú de Lacroix quien no sabemos tampoco si fue realmente lo que escuchó:
"¿Me pregunta usted por Manuela o por mi?. En verdad nunca terminé de conocerla. Ella tan sorprendente..Carajo!. ¡Yo siempre tan pendejo!. Ella estuvo muy cerca y yo la alejaba, pero cuando la necesitaba, siempre estuvo allí"...
Por eso tengo esta cicatriz en la oreja. Mire usted (enseñándome su grande oreja, la izquierda, que tiene la huella de una hilera de dientes muy finos...este es un trofeo ganado en mala lid..¡en la cama!.
Ella encontró un arete de filigrana en las sábanas y fue un verdadero infierno. Me atacó como un ocelote, por todos los flancos y me arañó el rostro y el pecho, me mordió fieramente las orejas y el pecho y casi me mutila...Pero ella tenía razón, yo había faltado a la fidelidad jurada y merecía el castigo...y al ver que yo no oponía resistencia, con la boca ensangrentada y mirándome, me dijo:
¡Ninguna, oiga bien esto señor, que para eso tiene oídos: Ninguna perra va a volver a dormir con usted en mí cama!(enseñándome el arete). No porque usted lo admita, tampoco porque se lo ofrezcan. Se vistió y se fue."
Esa tarde el Libertador le escribió 10 cartas, de las que vimos solo cinco y ella regresó y al verlo vendado, claudicó y todo en dos semanas fue un delirio de amor.
LA BATALLA DE JUNIN:
Manuela se encuentra de nuevo con Bolívar perdonado, en el Cuartel General de Junin, con la promesa de no quejarse por las incomodidades de la campaña y la inminente batalla, en donde como cualquier combatiente se propone pelear y lo decía muy en serio:
El biógrafo Víctor W. Von Hagen sostiene la misma idea:
-"Había en ella algo muy libre, casi descocado; sin embargo, las manos bellas y cuidadas uñas, que sostenían levemente las riendas, mostraban los ahusados dedos de la dama. Eran manos capaces de acción. Dos enormes pistolas turcas de bronce, amartilladas y preparadas para su uso, estaban enfundadas en sendas pistoleras a la altura de las rodillas. Era fácil leer el nombre en las culatas de bronce: Manuela Saénz. (p. 16)
Los realistas se mantenían con unos 10 mil hombres en la sierra y el Alto Perú (Hoy Bolivia) y debemos hacer el mismo comentario que hemos hecho sobre la Guerra de Independencia, de esos 10 mil hombres, muy pocos eran españoles, venidos a luchar por su rey, es decir, siempre fue un Guerra Civil alentada por los españoles con fuerzas diversas, pero muy pocas convencidas de la bondad de seguir el Régimen Colonial y una gran cantidad de ellos eran "Fuerzas Obligadas" o sea jóvenes americanos tomados prisioneros y perdonados "provisionalmente" con la condición que cerraran filas en las del rey. Por cierto que esta práctica no les dio muy buenos resultados, pues los batallones así formados nunca resultaron aguerridos o muy confiables.
El general realista Olañeta se subleva en contra de su Virrey y obliga a las fuerzas reales a dividirse para atender esta emergencia, asunto que aprovecha Bolívar para plantear un batalla decisiva.
Marcha entonces hacia la Sierra al encuentro de la divididas fuerzas para aprovechar la ventaja.
Mandaba el contingente real el general José de Canterac y en el territorio norte se asentaba en el valle del Bombón al lado de lago de Junin a unos 4 mil metros sobre el nivel del mar.
Sonó la diana en el campamento patriota el 2 de agosto de 1824 y S.E. El Libertador, presidente de Colombia y Comandante en Jefe, se dispuso a hablarle a las tropas:
-¡Soldados! Van a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que van a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las de ustedes que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de ustedes la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal les contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿la burlaron? No. No. ustedes son invencibles.
Alineada como teniente de Húsares en su batallón, uniformada y armada, lo escuchaba orgullosa Manuela Saénz.
Canterac trató de rodear al lago y evitar momentáneamente el encuentro frontal y Bolívar ordenó a su caballería a tratar de detenerlo, pero fué arrollada y el comandante Necochea de los Húsares de Colombia, fué herido y apresado.
Bolívar presencia casi la derrota de sus fuerzas y ya los realistas gritaban victoria, confundidos con los derrotados, cuando dos escuadrones de reserva patriota al mando del Teniente Coronel Suárez cayeron sobre los descuidados realistas y casi sin disparar un tiro, fueron horrorosamente acuchillados sin piedad, en el campo solamente se oía el chocar de las bayonetas y espadas, mezclados con los gritos de los realistas que caían heridos.
La caballería realista fue atacada por su flanco y se retiraba en forma desordenada comandada por Canterac, que ya solo pensaba en salvarse.
El Ejercito Unido Patriota, se apoderó del campo de batalla y desde su comando el Libertador alzó su sombrero en gesto de victoria.
El combate principal casi duró una hora y lanzas, bayonetas y espadas fueron las armas silenciosas que marcaron la victoria.
El general Necochea fue rescatado de manos del enemigo y presentaba 7 heridas delicadas.
Manuela cabalgaba, junto a sus soldados y se alternaban recogiendo a los heridos del combate. Esa noche la temperatura casi llegó a cero grados y muchos de los heridos de ambos bandos, concentrados en el Hospital de Sangre, murieron de frío.
Los españoles huían despavoridos, abandonando ricas provincias y el clarín de la victoria resonó en todo el Alto Perú y más de 2700 tropas se pasaron a la causa de la independencia.
En El Cuartel General Patriota, hubo una discreta celebración y las recomendaciones y ascensos para los distinguidos en el combate.
Continúan los acontecimientos en el Perú y el Libertador recibe de Bogotá una "puñalada por la espalda" en donde el Congreso le prohibía seguir comandando la Campaña del Sur, asunto que revelaba ya la arremetida contra revolucionaria y anti bolivariana emplazada en la capital.
Designa a Sucre como Comandante del Ejercito y se retira a Lima para sostener la ya casi lograda independencia. Manuela se despide, marcha con el Ejercito y con Antonio José de Sucre en busca del enemigo y la gloria.
Bolívar reconoce el 6 de agosto de 1824 los distinguidos servicios de Manuela en la batalla de Junin y en una carta le escribe:
-" En consideración a la resolución de la Junta de Generales de División y habiendo obtenido de ellos su consentimiento y alegada su ambición personal de usted de participar en la contienda; visto su coraje y valentía de usted; en su valiosa humanidad en ayudar a planificar desde su columna las acciones que culminaron en el glorioso éxito de este memorable día; me apresuro, siendo las 16:00 horas en punto, en otorgarle el grado de Capitán de Húzares...."
Manuela reconocida como soldada de la Matria, como oficial combatiente y heroína en el campo de batalla, ella la de las "manos bellas", la sensual, pero la más comprometida luchadora por la libertad.
LA BATALLA DE AYACUCHO:
En el imaginario popular, siempre se piensa en las batallas como episodios aislados o flashes históricos, cuando en realidad se trata de toda una campaña con recorridos de tropas muy penosos y de alto riesgo que a ambos bandos causaba deserciones, enfermedades y desgaste debido a lo abrupto del terreno andino.
Así sucedió en Ayacucho en donde las tropas de ambos bandos habían recorrido grandes distancias y encuentros locales muy duros, como es el caso del Corpahuaicom en donde Sucre es derrotado y pierde 500 soldados, aunque esto no fue suficiente para derrotarlo definitivamente.
Tanto patriotas como realistas se juegan el encuentro definitivo en "El Rincón de los Muertos" o Ayacucho en la altura de Quinua, Perú, el 9 de diciembre de 1824.
Comandante: general Antonio José de Sucre, Jefe del Estado Mayor - general Agustín Gamarra, Caballería – general Guillermo Miller, Primera División - general José María Córdova (2.300 hombres), Segunda División - general José de La Mar (1.580 hombres), Reserva - general Jacinto Lara (1.700 hombres)
Al terminar la diana de ese brumoso día, Sucre se dirige a sus soldados:
"-Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."
Manuela estaba destacada en la Jefatura del Estado Mayor y aguardaba el desarrollo de la batalla, muy cerca de Sucre. Así lo había ordenado Bolívar a Sucre y sus generales, Manuela era su "presencia y entendimiento de mis órdenes directas en el campo de batalla y prohíbo que se involucre en el combate"
Del lado realista estaba su comandante y Virrey José de la Serna con sus generales Valdez, Canterac, Ferraz y otros.
8500 independientes vs. 9310 realistas.
Canterac inició la batalla con una maniobra de Valdez, destinada a clavar a la izquierda patriota comandada por Córdova, pero Sucre es avisado por la evidente movilización realista desde el cerro de Condorcunca (Cuello de cóndor).
El general realista Rubín, baja la cuesta prematuramente e intenta atacar a los patriotas en su centro, pero fue duramente rechazado y el general realista es muerto en batalla por la arrolladora acometida del general Córdova, quien avanza en mortífera formación compacta siguiendo la orden de su general:
-"División, armas a discreción, de frente, paso de vencedores".
Otro general realista Monet, se desespera y pretende aniquilar a la División Córdova, pero es envuelto y muerto en el campo de batalla, así como tres de sus comandantes.
Otro general real, Valdez en la linea de batalla izquierda igualmente trata de desalojar a los patriotas y otra vez reforzados por la ya victoriosa División Córdova, arrollan a los reales y los aniquilan.
En las alturas de la retaguardia los derrotados se congregan alrededor del Virrey la Serna y tratan desesperadamente de reorganizarse, pero la suerte estaba echada y ante el desordenado retiro de sus tropas, algunas de ellas formadas por "obligados", incluso le disparaban a sus comandantes que querían forzarlos a presentar una batalla que daban por perdida.
Sucre envía un correo a la comandancia realista proponiendo una capitulación incondicional ante el pequeño grupo de unos 300 soldados que rodeados o capitulaban o se enfrentaban al exterminio.
La Junta de Oficiales del rey optó por rendirse honrosamente.
Finalizaba aniquilado el grueso del Ejercito Real en América y se sellaba así la independencia americana.
El 20 de diciembre Bolívar le escribe a Manuela recriminándole por "no haber obedecido sus órdenes" en cuanto a no entrar en el combate, pero la felicita por su valentía y le anuncia su nombramiento como Coronela del Ejercito.
Bolívar le ordena a Sucre ocupe al alto Perú el 25 de febrero de 1825 y se inicia un periodo de marchas, acomodos, sublevaciones en donde participaron personajes como Olañeta quien a final pierde la vida y otros de ingrata recordación.
Se convoca el Congreso del Alto Perú y se funda la República de Bolivia.
El Congreso nombra a Sucre Gran Mariscal de Ayacucho y Colombia lo asciende a General en Jefe, además decreta honores para Bolívar nombrándolo "Padre de la República" y a Sucre Presidente de Bolivia.
Santander en atrevida carta a Bolívar el 23 de enero de 1825 casi le reclama el nombramiento de Manuela Saenz como coronela del ejército y le pregunta:
"¿Ser coronel del ejercito colombiano merece solo la consideración que V.E. le está dando?.
Sigue su injusto ataque y le pide al Libertador que "degrade su amiga" "para salvaguardar el honor de nuestro querido Ejercito"
Este pedido visceral de don Francisco de Paula Santander, muy característico de su ser social, muy conservador, mezquino y sibilino, no hace mención a los reales méritos de Manuela, tanto en el combate como en el apoyo sanitario y auxilio de las tropas en tres grandes batallas.
Por supuesto El Libertador, le contesta severo a Santander en febrero de 1825 y le dice :
" de donde quiera que Ud. haya sacado que mi influencia es el motivo que Manuela sea ahora Coronel del Ejercito Colombiano, no es más que una desinformación vil y despreciable como ausente de toda realidad"
...¿Que quiere Ud. que yo haga?. Sucre me lo pide por oficio, el batallón de Húzares la proclama; la oficialidad se reunió para proponerla y yo empalagado por el triunfo y su audacia le doy el ascenso, solo con el propósito de hacer justicia...¿Que la degrade?. ¿Me cree usted tonto?. Un ejercito se hace con héroes (en este caso heroína)..."
Y para muestra opina el Gran Mariscal de Ayacucho, quien después de la batalla de Ayacucho informa al Libertador:
-"Se ha destacado particularmente doña Manuela Saénz por su valentía; incorporándose desde el primer momento a la división de Húzares y luego a la de Vencedores, organizando y proporcionando el avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos, rescatando a los heridos...Doña Manuela merece un homenaje en particular por su conducta; por lo que ruego a S.E. le otorgue el grado de Coronel del Ejercito de Colombia."
Y nuestra pregunta es: ¿Odiaba tanto Santander a Antonio José, como para desconocer su soberana voluntad?. ¿Que fuerzas malignas estarían ocultas detrás del asesinato de Berruecos?.. Uno después de 191 años, todavía se asombra !..
UN PERIODO DE AUSENCIAS:
Después de Ayacucho El Libertador continúa su periplo político por el Sur, que terminará en Bogotá.
Manuela está triste y se lamenta por la ausencia de su adorado, quien se dirige a Chuquisaca a fundar la nueva república que lleva su nombre y desde varios sitios, en Ica, Arequipa, Tunja, Cuzco, etc, le presenta dudas serias sobre su tan combatida relación y su honor, él se sentía culpable por someterla al escarnio público y hasta le pedía que no se vieran más.
Manuela desde Lima se mantenía firme como una roca y le grita que ella es una mujer decente "ante el honor de ser patriota y amante de usted".
Para esta época estando Manuela en Lima, se produjo un desorden en la ciudad empujado por elementos anti bolivarianos y tanto el Cónsul de Colombia Azuero y el general Heres fueron apresados por un tal Bustamante.
Al saberlo Manuela se uniformó de coronela y con sus dos pistolas al cinto, se presentó en el cuartel de los revoltosos, para liberar al general, pero como ella dijo: "por falta de apoyo y táctica", fue apresada y enviada al convento de Las Carmelitas en donde a pesar de aislamiento, tuvo reuniones secretas con partidarios bolivarianos, pero notificada que en 24 horas debía embarcarse para Guayaquil o permanecer presa indefinidamente, optó por una honrosa retirada. En carta a Bolívar le decía que por lo menos "servía para armar escándalos en su nombre".
BOLIVAR EN CARACAS:
Ya desde el año 26, Paéz en Venezuela, venía maniobrando con intenciones separatistas apoyado en un movimiento llamado "La Cosiata", vocablo ambiguo que significaba algo referente a "La Cosa", "un hecho oscuro y clandestino", originado en la municipalidad de la ciudad de Valencia.
Un desacato de Paéz a comparecer al Congreso en Bogotá avivó el desorden y las intenciones separatistas.
Bolívar mandó al general Florencio OLeary como embajador ante Paéz y se entrevistó con él en el pueblo de Achaguas, hoy estado Apure el 10 de agosto de 1826, pero esta reunión resultó fracasada.
OLeary se impacientó y le propuso al Libertador secuestrar a Paéz y enviarlo a Bogotá a la fuerza, plan que Bolívar rechazó de inmediato y que provocó su disgusto con el general.
Paéz había convocado a elecciones para un Congreso Constituyente a principios de 1827, pero todo fue pospuesto ante la visita de El Libertador a Caracas.
S.E. entra a Venezuela por Maracaibo y allí emite un decreto el 19 de diciembre de 1826, asumiendo el poder en Venezuela, luego en Puerto Cabello emite otro donde convoca a una Gran Convención y designa a Paéz como Jefe Superior de Venezuela. Bolívar venía acompañado de varios cuerpos del Ejercito de Colombia y los apostó en el centro de Venezuela. "A Dios rogando y con el mazo dando". O la paz o la guerra y no había cuento!.
Repentinamente Paéz se doblega y dócilmente acoge las medidas dictadas por el presidente de Colombia, pero en el fondo seguía la discordia y se incubaba la semilla de la división.
Paéz espera a Bolívar en Valencia y le ofrece testimonios de lealtad y ambos se encaminan a Caracas, quien se preparaba para un recibimiento adecuado, el 12 de enero de 1827.
El país estaba sumido en la pobreza, consecuencia de la guerra de independencia y la capital todavía lucía las heridas dejadas por el terremoto de 1812, sin embargo los familiares y amigos de Simón, se entusiasmaron para adornar la ciudad y preparar los actos y agasajos dignos de Su Excelencia el Presiente de Colombia.
Acudimos a los escritores Ramón Diaz en su "Guzman", al cuadro de Cayetano Díaz "Entrada de Bolívar a Caracas" y al cronista Enrique Bernardo Núñez en sus crónicas acerca de la visita de El Libertador en 1827.
Entró Bolívar desde el centro del país por el camino de Antímano al oeste de Caracas y un norteamericano Jacobo Ilder, le ofrece a él y a Paéz un espléndido carruaje con dos caballos adornados con mantas amarillas y borlas de oro. Bolívar sube y se sienta al lado de Paéz quien igualmente iba uniformado de gala.
Las más bellas mujeres adornan todos los balcones para ver el desfile y al hombre que había realizado la independencia de América.
Arcos, palmas verdes, guirnaldas y banderolas adornan profusamente las calles a la entrada de la calle de San Juan y la antigua plaza "Capuchinos", que desde ese momento empezó a ser llamada la "Calle del Triunfo"
El cortejo enfila hacia el centro de la ciudad y se detiene en la antigua casa natal del héroe en la esquina de San Jacinto. Una muchedumbre se agolpa en los alrededores y pugna por ver y si es posible abrazar al héroe.
Por cierto que su real hermana María Antonia Bolívar, partidaria a morir por el rey, pero siempre filial con su hermano, en carta previa le había advertido de "esa extraña costumbre que tienen los venezolanos de abrazar a todo el mundo".
Un grupo de muchachas le ofrece las banderas simbólicas que representan sus virtudes y él las reparte con algunos de sus asistentes, por ejemplo, a Paéz le entrega la bandera de "El Valor" y él se reserva "La Constancia".
A pesar de la advertencia de María Antonia, miles de brazos lo oprimen y casi lo asfixian, pero ¿Como evitar el efusivo afecto de sus compatriotas, que veían en él al héroe más grande de todos los tiempos?.
Juan Lovera lo retrata en esta visita, resaltando su gloria situada en el cenit de la história.
En la plaza "Candelaria" un poco más allá del casco central detienen al Libertador para verlo y abrazarlo de nuevo, en su paso hacia la Quinta Anáuco en donde los Toro, le ofrecían un agasajo. Allí estaban todos su familiares y se sirvió un suculento almuerzo, acompañado del postre favorito de S.E. un generoso pedazo de la "Torta Negra de las Bejarano", platillo repostero que siempre hablaba en sus extensos viajes hacía el Sur, a pesar de las delicias que le preparaba su Manuela.
Bolívar estuvo 6 meses en su ciudad natal, ocupado en reorganizar a la administración pública y a la Universidad de Caracas, con la ayuda de su amigo José María Vargas, rector, albacea en su testamento y futuro presidente de la República.
El 5 de abril de 1827, Simón se acordó de Manuela y en una carta desde su Cuartel General de Caracas, por fin le pedía que arreglara sus asuntos en Quito:
"deseo con todo mi corazón verte nuevamente; ven a Bogotá. Lo espero con ansia infinita, que colma mis pensamientos. Yo la amo a Usted, querida mía, de gratitud. Venga usted, resueltamente. Soy toda consideración y sentimiento de amor para mi Manuela".
Imaginemos la alegría de Manuela al recibir esta "orden superior" de su Comandante en Jefe, dueño de su vida y de su amor.
El día 5 de Julio, el de la firma del acta de Independencia en el primer augusto Congreso de la patria, Bolívar duerme en la Quinta Anáuco y al día siguiente muy de mañanita parte con su escolta, rumbo a La Guayra en donde embarca en la fragata inglesa "Druid", acompañado de sus edecanes y el embajador de Inglaterra ante la República de Colombia.
El capitán Ernie Chámbers, dio la orden de zarpe y la grácil nave se deslizó rumbo al oeste buscando la lejana Cartagena de Indias. El reloj marcaba la una de la tarde.
En la borda, Simón atesora por última vez las lejanas siluetas del Guarairarepano y el puerto de La Guayra que tantos recuerdos le traen.
Macuto y Naiguatá pasan fugaces y la hermosa arboleda que esconde a Chúspa.
En el alma del grande un sentimiento opresivo ante el magnifico crepúsculo que inundaba el mar desde la proa rompedora de azules y espumas.
Era el crepúsculo de Colombia, la agonía de un sueño que tocaba a su fin y el principio de su propio ocaso, solamente un consuelo: Manuela lo esperaba al final de su viaje.
La ilustre margariteña Lina Mendoza de Hernández amiga entrañable de mi padre Felipe Natera Wanderlinder y quien tuve el honor de visitar en su casa, escribió en su obra "Presencia de Bolívar":
-"Sublevaciones de batallones enteros, deserciones, motines, pactos arteros, abuso de autoridad, traiciones. El cielo de la gran patria americana está preñado de peligros, que solo la presencia de Bolívar logra apaciguar, que no vencer. El fermento fluye..fluye..y parece que nada ni nadie es capaz de detenerlo. Porque el único bien adquirido es la independencia política. Los 15 años de cruenta lucha no habían sido suficientes para hacer una revolución total..."
Muy poco tiempo estima Lina, 15 años para hacer un revolución y parece que se necesita más tiempo y esfuerzos, el Libertador ya no los tenía consigo, lo había dado todo.
BOGOTA, PELIGROSA:
El 10 de septiembre de 1827 llega el ansioso Simón a Bogotá, precedido por una carta de renuncia al Congreso, la cual no fue aceptada, se precipita en su añorado hogar de la "Quinta de Bolívar" y encuentra que su Manuela, aún no ha llegado de su largo viaje desde Quito.
Por fin Manuela llega a la Quinta Bolívar y Simón loco de alegría la abraza desmesuradamente y la levanta del piso, de "esos abrazos" tan venezolanos que doña María Antonia Bolívar, tanto repudiaba, pero en este caso, después de tan prolongada ausencia, Manuela volvía a llenar el centro de su corazón.
Ella se dedicó a varias cosas: A mantener la Quinta bajo su mando y órdenes, a dinamizar la correspondencia y el archivo de S.E., a recabar con sus amigas negras toda la información de los "Liberales Santanderistas" y a amar con toda su pasión a "su" Simón.
LA CONVENCION DE OCAÑA:
Simón se dedicó a la Política ante la reunión de la "Convención de Ocaña", especie de Constituyente para reformar la Constitución de Cúcuta.
El 30 de abril de 1828 se reúne la bendita Convención y Bolívar se despide de Bogotá y se interna en Bucaramanga, para que no se vaya a pensar que él "interfería en sus soberanas decisiones".
Los escuálidos Santanderistas se agrupan para hacer oposición al bolivarianismo y desprestigiar al Padre de la Patria, apoyados por los separatistas "Paecistas". Santander presentó un tal Proyecto Federalista, en donde el Estado Colombiano se desintegraba en regiones, el cual finalmente es rechazado.
Ante los pésimos resultados de esta Convención, Bolívar presenta un proyecto que hubiera podido ser sustentable consistente en cuatro repúblicas ligadas para la defensa común, pero esta petición ni siquiera llegó a formalizarse.
Plaza Mayor de Bogotá en 1846.
LA QUINTA BOLIVAR:
Regresa Bolívar a Bogotá y se encuentra con Manuela en la Quinta Bolívar en donde ella era la reina absoluta.
Esta casa en aquella época había pertenecido a la rica familia bogotana Portocarrero y estaba destinada a ser una "Casa de Campo" o descanso de la familia.
La República de Colombia le regala la casa a su Liberador, como reconocimiento a sus esfuerzos y él la ocupa por 423 días en forma muy intermitente desde 1821. Tiene la relevancia esta bella estancia de haber sido el hogar que Bolívar más ocupó en su vida adulta.
Pero, ¿Como era la casa?:
Estaba rodeada de hermosos jardines y árboles enormes y centenarios, nogales, pinos, cerezos y otros de adorno. En los patios se alzaban galerías con enredaderas, para mitigar el sol bogotano y conducir a la colina "Del Baño", especie de Jacuzzi, ideado por Manuela y diseñado por el mismo Simón en donde convergían en un gran tazón de piedra, dos riachuelos de agua templada y desde donde se permitía una vista espléndida de la vetusta ciudad de Bogotá.
Allí Simón y Manuela se bañaban juntos en los días calurosos, para templar el cuerpo en las frías aguas y la tarde se llenaba de los gritos de Manuela y las arremetidas de su amor bajo el cielo luminoso.
Era una casa muy hermosa y todavía lo es, enclavada en el hoy casco de la gran ciudad de Bogotá en la avenida Jiménez, con carrera 2, oculta al pie del cerro de Monserrate.
Un imponente comedor en donde reza un cuadro-lema:"Bolívar es el Dios de Colombia."
Un gran salón, de regio estilo, muy digno de albergar grandes reuniones o tertulias, que Manuela sabía organizar con delicadeza y maestría.
Otro saloncito, íntimo y acogedor, lleno de la personalidad de Manuela, decorado con feminidad y gracia. En él pasaron muchas horas los amantes, conversando especialmente en las frías noches bogotanas, después de las cenas, que generalmente estaban muy concurridas por edecanes u oficiales del Ejercito Libertador.
El gran dormitorio de cama mullida y lleno de almohadones y damascos, con ventanas anchas, digno nido de amor de sus dueños y lugar sereno para el descanso de tanto ajetreo y lucha.
LA DICTADURA DE BOLIVAR:
El bolivarianismo contra ataca y las asambleas populares en Cundinamarca, le ofrecen a Bolívar el mando supremo y la dictadura, el Departamento de Venezuela se suma a esta expresión y declara al Libertador como Jefe indiscutible. La economía estaba en ruinas, se temía aún la reacción desde España y los tumultos y desordenes perjudicaban gravemente la paz de Colombia.
Y Bolívar se hace Dictador de Colombia, para dictar medidas que aligeraran la carga y reorganizaran el Estado, pero esto desencadena una feroz oposición santanderista, Bolívar no los detiene por miedo a los combates entre hermanos y así en la impunidad se fragua otra "Salida", la del asesinato del Libertador.
LA TRAICIÓN SE HACE ASESINA:
Manuela estaba furiosa y casi le reclamaba al Libertador que le pusiera mano de hierro a Santander e incluso le rogó "que lo fusilara!".
Para el 10 de agosto de 1828 se había pactado un atentado en contra de su vida en una fiesta-trampa de disfraces y Manuela le decía que desistiera de esa invitación, pero él terco casi no creía lo que evidentemente cada día era más obvio: Sus enemigos habían abandonado la legalidad y la Ley, para embarcarse en la violencia o mejor, en su desaparición física.
Manuela tuvo que apelar a "medidas extremas" y se apareció disfrazada de mendiga al acto, con sus dos negras y formaron un alboroto como de borrachas, en una actuación chocante, que despertó la ira de Simón y su inmediato retiro del acto, salvando si saberlo su propia vida.
Ya Manuela era la salvadora del Libertador.
Horas antes de otro atentado, Bolívar en carta a Santander, reconocía los méritos de Manuela:
-"Pruebas de la lealtad de Manuela se han aparecido en dos ocasiones: el 10 de agosto, en la celebración del aniversario, comprometiendo su dignidad solo para hacerme retirar del sitio de mis enemigos y salvar mi vida."
Manuela no se estaba quieta y viviendo en el Palacio de Gobierno a cada rato promovía con sus "espías" las llamadas "Quemas de Santander" en donde se construía un mamarracho de trapo con la cara de Santander y luego se le prendía fuego.
Una de sus actuaciones más resaltantes fue la de su galopar uniformada de coronela y en plena Plaza Mayor, caerle a tiros de pistola, a una de esas figuras de Santander, asunto que atrajo aún más la rabia que le tenía el señor Vicepresidente de Colombia, pero que Manuela estaba convencida de su traición y envolvimiento en la conspiración para quitarle la vida a su amado. Años después escribió:
"Por eso fue que "fusilé" a esa sabandija!"
Y así entre dimes y diretes llegamos al fatídico 28 de septiembre de 1828:
Santander cayó en pánico al ver fracasada la "Convención de Ocaña" y su deseo de disminuir la autoridad de Bolívar, eran muchos años de su actuación como "Verdadero Presidente", mientras Bolívar guerreaba en el Sur y esto lo había convertido de hecho en una primera figura, que su ambición y celos consideraba insustituible por nadie, ni por sus rivales Sucre y Paéz, ni aún por el mismo Libertador.
Sus "Círculos Santanderianos", hacían estragos por doquier en ciudades y pueblos, ayudados por sus "amigos periodistas", llenaban de insultos, mentiras y descrédito la figura del Libertador, de Sucre, de Manuela y de quien fuera bolivariano. Al Libertador lo llamaban "Tirano" y no respetaban a nadie.
El día 21 el Libertador acompañado de Manuela y amigos se fueron a pasear al pueblo de Soacha y los extremistas decidieron matarlo en esa oportunidad, pero Santander los detuvo, buscando una mejor oportunidad, la cual fue fijada para el día 25 de septiembre de 1828.
Aconteció que un "necio bocón" de esos "comprometidos" que hablan mucho en público, se puso a proferir amenazas y al ser denunciado, fue arrestado, se trataba de un capitán, Benedicto Triana. Al sentirse "descubiertos", se puso nueva fecha para el 28 de septiembre.
Se fijaron la toma de los batallones "Vargas", "Granaderos" y el propio palacio presidencial, con el objeto de tomar a Bolívar, vivo o muerto.
La noche del atentado, la fría ciudad presentaba sus calles desiertas y en el Palacio de Gobierno, el Libertador yacía aquejado de una gripe fastidiosa, que le había impulsado a llamar a Manuela a la Quinta Bolívar.
Manuela se había excusado de estar igualmente enferma, pero él la apremió diciendo que "su enfermedad era más grave que la de ella". Como siempre Manuela llegó al Palacio y lo encontró sumergido en una tina de agua tibia, asistido por su asistente Palacios.
El se alegró de verla y ella de inmediato tomó el control de las infusiones y antes de las 12 de la noche, S.E. reposaba tranquilo en su cama, adormecido por la lecturas de Manuela.
Mientras tanto los conjurados asaltaban a los guardias de Palacio con armas blancas y asesinaban a los dos centinelas de guardia.
De un cuarto, espada en mano salió el edecan Andrés Ibarra y fué herido de un sablazo, cayendo ensangrentado al suelo.
Manuela había escuchado desde la habitación principal los ya resueltos ruidos de la invasión, algunos gritos, el ladrido de los perros y de inmediato despertó a Simón:
-¡Simón, oigo un fragor de exaltados y creo que vienen por usted!.
El Libertador brincó de la cama y tomó una espada y una pistola que guardaba en la habitación y se preparaba para hacerle frente a los amotinados.
-Señor mío ¿A donde va Usted, en bata de dormir y gorro?
Se dio cuenta y de inmediato empezó a vestirse con parsimonia, para luego preguntarle: "Bravo, ya estoy vestido ¿Y ahora que hacemos? ¿Hacernos fuertes? Y quiso volver al frente de la puerta.
Manuela lo detuvo:
--"No, no por Dios!, ¿Acuérdese lo que Usted mismo le dijo a alguien que la ventana posterior del cuarto era buenísima para un lance de estos?
"¡Dices bien! Y se fue a la ventana y la abrió, midiendo la poca altura a una de las calles laterales del Palacio.
Cuando ya iba a saltar, ella lo detuvo, pues en ese instante pasaban algunas personas por la calle.
En este instante tumbaban la puerta a golpes y gritos. Manuela fue a enfrentarlos y tardó otros segundos para darle tiempo a Simón de irse.
Abrió la puerta y entraron varios en tropel:
-"¿Donde está Bolívar?
Y ella contesto con firmeza: "Está en el Consejo!..(Ella relató después que "fue lo primero que se le ocurrió)..
Iniciaron un minucioso registro y vieron la ventana abierta, pero Manuela les dijo que ella la había abierto por los gritos y ruidos.
Manuela insistía en lo del Consejo y los asesinos se disgustaron mucho y estuvieron a punto de matarla, pero uno de ellos dijo: "Que ellos no mataban mujeres"..A hasta en eso las discriminaban!..
La sacaron de la habitación a empujones y llegaron al sitio en donde se desangraba Ibarra y ella zafándose se arrodilló para atenderlo y la dejaron que le pusiera un pañuelo en la herida.
Susurrando el edecan le preguntó por El Libertador y ella le contesto: "El vive!"
Zaldivar uno de los jefes, la tomo por el brazo para interrogarla de nuevo y como solo les decía de la "reunión del Consejo", la arrastraron de nuevo a la habitación principal de donde habían salido, dejándola custodiada por dos guardias. Manuela logró incorporar a Ibarra y tambaleando lo condujo hasta la cama de Bolívar.
Ella se paseaba delante de la ventana abierta, tratando de ver algo de la escapada del Libertador y en eso se acercó Fergusson otro de los edecanes, quien la divisó parada en el dintel de la ventana y le preguntó por Bolívar.
Ella le contestó, espiada por los centinelas: "Esta en una reunión del Consejo, pero no entre Usted que lo pueden asesinar"
Fergusson desoyendo a Manuela entró al edificio y unos de los conjurados, Carujo, le dio un tiro y un sablazo en el cráneo.
Se oían voces en la calle y los asesinos entraron en pánico, abandonando el edificio en tropel.
Manuela mientras tanto con la ayuda del médico de S.E., el Dr. Moore y el asistente Palacios recogieron el cuerpo del coronel Fergusson, que ella creía todavía vivo.
Mientras tanto Bolívar espada en mano, al llegar a la calle trató de esconderse en las sombras y en ese momento pasaba por allí un conocido, era su repostero a quien apreciaba por su afición de siempre a la dulcería.
El hombre al verlo se sobresaltó, pero de inmediato lo reconoció y lo condujo al otro lado de la calle, al puente del "Carmen", que estaba sobre una pequeña quebrada del lugar.
El tiempo era frío y húmedo bajo el puente y la gripe del Libertador se acentúo esa noche, presagiando ya el mal pulmonar que lo acabaría meses después.
Bolívar comisionó a su repostero para que con mucho cuidado le informara de la situación en los cuarteles aledaños y el movimiento de gente.
El hombre fue y escucho los gritos de mando de los conjurados, buscando el rastro de Bolívar y alumbrándose con grandes faroles de velas, pero estaban lejos del escondite.
Luego frente al batallón "Vargas" vio las figuras de Urdaneta y Herran, información que le transmitió a Bolívar que esperaba bajo el puente y lo animó a salir rumbo al cuartel, en donde llegó y fue saludado con vítores de alegría.
De inmediato le dieron un caballo y junto a los generales, se estableció esa noche el orden y se aplicó al Ley Marcial.
Pronto apareció Santander como quien no quiebra un plato, pero grupos de vecinos que se despertaron con el alboroto, pronto empezaron a gritar contra el Vicepresidente, acusándolo de traición y del complot, por lo que le fue dado el permiso de ir a la casa del general Urdaneta, ministro de Guerra y Marina, en condición de custodiado.
Debemos acotar que los conjurados en la intentona de golpe y magnicidio habían asaltado al Cuartel de Artillería y mataron a su comandante el coronel José Bolívar (No era familiar de Simón) y liberaron al general Padilla, quien permanecía preso acusado de sedición.
Padilla, si, el mismo Almirante heroico de la gran Batalla del Lago de Maracaibo, quien en una declinación inexplicable se hundió en el oprobio de la traición.
El tribunal militar condenó a 14 implicados a pagar su delito con la vida, entre ellos el almirante Padilla, Santander, Zulaibar, Florentino González y Pedro Carujo, además de 5 soldados de tropa que confesaron estar al tanto de los planes ejecutados. Otros fueron condenados a presidio y muchos fueron indultados y hasta salvados por Manuela, quien era testigo clave del crimen, pero que El Libertador negó que subiera al estrado a "identificar asesinos y desgraciados".
El 2 de octubre de 1828, previo juicio iniciado en septiembre, con jueces, acusadores y defensores, fueron desfilando los traidores, algunos desafiantes, otros cobardemente negando su responsabilidad.
La justicia de Colombia fue implacable, ese día primero fueron ajusticiados Galindo, Silva, Holement y Zulaibar, acusados de traición y asesinato de los custodios del palacio. Santander igualmente fue condenado a ser fusilado, pero Bolívar le conmutó la pena por el exilio. ¡Craso error!….
59 comprometidos y 14 condenados a muerte.
Posteriormente a las diez de la mañana, vinieron al paredón Padilla y el coronel Guerra, acusados de ser jefes de la insurrección.
De acuerdo a la sentencia, Padilla debía ser degradado y el jefe del pelotón procedió a arrancarle las presillas de general del mar, a lo que Prudencio gritó:
"Esas no me las dio Bolívar, sino la República!".
Exclamación reveladora del odio que sentía por el Presidente de Colombia.
Dicen que Bolívar al conocer la exclamación, exclamó:
"Yo no soy quien te fusila, sino la Ley!".
Padilla, trigueño él, de aspecto muy criollo, nacido en Riohacha, Goajira, Colombia en 1778. Desde muy joven respondió a su gran pasión por el mar y sirvió al rey de España en la marina real, llegando a participar en la batalla de Trafalgar en 1805.
Desde 1811 defensor de la independencia inicia su gran carrera como oficial marino que culmina en la hermosa victoria de Punta de Palma en el lago de Maracaibo en 1823, victoria que tuvo gran repercusión en toda Colombia, elevándolo al sitial de héroe indiscutido de la patria.
Al día siguiente del atentado septembrino Bolívar se retiró enfermo a la Quinta Bolívar, acompañado de Manuela, quien una noche lloró porque Simón hubo de firmar la negación de indulto a los conjurados entre los cuales estaba un soldado de 15 años, que ella maternalmente quería salvar, pero no pudo.
Por cierto que uno de los más enérgicos generales impulsadores de la vindicta pública y el patíbulo, fue el general Córdova, enemigo de Manuela y a quien veremos mas adelante rematar su heroica vida al estilo del almirante Padilla.
Bolívar era un amasijo de huesos y su quebrantada salud se había agravado por la aventura de su escape a la muerte, debajo del puente en Bogotá.
CONMOCION INTERNA:
En este trienio del 28-29 y 30, fueron desastrosos para la causa bolivariana, signado por atentados, traiciones y hasta una guerra entre Colombia y el Perú.
El general La Mar, había invadido territorio colombiano en Ecuador en Guayaquil, el 1o de febrero de 1829 y el presidente Flores se aprestaba a la resistencia. Afortunadamente Antonio José de Sucre, ya estaba en territorio colombiano, después de haber renunciado a la presidencia de Bolivia y hasta recibido un tiro por los amotinados en un brazo.
El Libertador nombró a Sucre Comandante del Ejercito, organizado por el venezolano Flores y este con su acostumbrada eficacia venció a los sublevados en la batalla de "Tarquí".
Los peruanos echaron del poder a La Mar y se restableció el orden y la paz en la región.
Otra gran dificultad surge al paso del "hombre de las dificultades" y es el alzamiento del general Córdova, héroe de Ayacucho.
El alzado ocupó la provincia de Antioquía en Colombia y se declaró contra la autoridad central de Colombia. Bolívar respondió con un indulto y el perdón de su delito, pero el general consideraba que él era el sucesor de El Libertador y no daba su brazo a torcer.
El general OLeary, fue enviado por el gobierno a reducirlo y lo derrota el 17 de octubre de 1829 en el sitio de "El Santuario", en donde el sedicioso quedó mortalmente herido y fallece en el mismo sitio.
La excusa de Córdova "era que Bolívar quería hacerse rey" y El Libertador siempre rechazo tal idea, sugerida por muchos personajes a quienes les gritaba:
-Yo usurpador!. Una usurpación cometida por mí!. Mi amigo, esto es horrible, yo no puedo soportar esta idea... además ¿quien puede se rey en Colombia?, nadie en mi parecer".
Bolívar cansado y ya enfermo convoca para el 15 de enero un nuevo Congreso, en donde en forma inexorable presentaría su renuncia, la cual efectivamente la hace realidad el día 20 de enero de 1830 y dice:
-"Conciudadanos!. Me ruborizo al decirlo: La independencia el el único bien que hemos adquirido a costa de los demás. Pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajo vuestros soberanos auspicios, con todo el esplendor de la gloria y de la libertad".
Bolívar sin esperar mucho entrega formalmente el gobierno de Colombia al general Domingo Caicedo, esto aceleró la disolución de tan grande obra.
Al dimitir, la marejada santanderista y separatista, enfiló sus baterías contra Simón y Manuela.
Ella siempre rebelde organizó "otro fusilamiento" de la efigie de Santander, lo que dio lugar a una oleada de diatribas e insultos. No les temía para nada y continuaban siendo "sabandijas".
El Congreso finalmente aceptó la renuncia definitiva de Simón Bolívar y nombró presidente a Joaquin Mosquera y a pesar que el nuevo presidente consideraba "como un hermano" al Libertador, nombró de ministro del Interior a Vicente Azuero, conocido opositor y rencoroso detractor de Bolívar.
Bolívar se marcha de Bogotá con la intención de irse al exilio en Europa, pero realmente el grande se encontraba ya a las puertas del sepulcro y así llegaba a Cartagena, sin su Manuela que había dejado atrás haciendo diabluras por él en el centro de la batalla política.
El 1o de julio S.E. recibió una carta fatal:
ASESINATO DE SUCRE:
La carta decía que el 4 de junio, ya faltaba poco para cumplirse un mes, en las montañas de Berruecos, cerca de pasto, había sido asesinado Antonio José y el exclamó.
"¡ Santo Dios! Se ha derramado la sangre de Abel!
Las investigaciones colocaron a José María Obando un jefe pastuso, como autor intelectual del crimen y su ejecutor fue Apolinar Morillo, venezolano.
Obando era ya conocido como furioso santanderista o "liberal" y se afirmó en aquellos días que "recibió expresas instrucciones desde Bogotá" y según el insigne historiador don Augusto Mijares en su obra "El libertador":
"Se sabe hasta la casa cerca de la catedral en donde se tomó la determinación".
Desde Venezuela, se pide que no puede haber arreglos entre Venezuela, ya decretada separada, con Colombia, mientras Bolívar viva en su territorio.
Se produce una insurrección en Bogotá y tropas venezolanas amenazadas por el gobierno de Mosquera de licenciarlas y dejarlas abandonadas a su suerte, toman el poder y nombran al general Urdaneta presidente de Colombia.
Urdaneta se comunica con Bolívar en Bucaramanga y lo llama a que regrese a la capital y el contesta que:
-"Estoy viejo, enfermo, cansado, desengañado, hostigado, calumniado y mal pagado".
Todos calificativos verdaderos y definitivos.
No existe mucha información acerca del papel de Manuela en este contra ataque en Bogotá, pero con seguridad que se había puesto su uniforme de coronela, al cinto sus dos pistolas de bronce y cachas de nácar con su nombre y había volado a apoyar a Urdaneta. No tenemos dudas.
Bolívar trato de viajar a Barranquilla y por mar llegó a Santa Marta, su destino final, debido a que la urgencia de su estado no aguantaba el viaje a Barranquilla.
Allí le presentaron al Dr. Alejando P. Reverend, médico francés, aunque como tal nunca se ha podido esclarecer donde adquirió el título en medicina).
El libertador en perfecto francés lo saludó
"Estoy complacido de conocerlo doctor, pero le advierto que no me gustan los doctores y las medicinas, sin embargo ya usted ve mi estado lastimoso y espero poder seguir su tratamiento"
SE EXTINGUE EL SOL DE COLOMBIA:
A las 7 de la noche en el bergantín "Manuel", llegó S.E. al puerto de Santa Marta, acompañado de su nuevo doctor, Alejandro Próspero Reverend y hubo de ser desembarcado en una silla de manos, por no poder caminar.
Ya Reverend había diagnosticado un severo daño pulmonar y se preparaba con sus escasos conocimientos a tratar de "aliviar" los padecimientos de su excelencia, tratamientos que a la luz de la medicina actual, "contribuyeron a acelerar su muerte y que le produjeron un desequilibrio electrolítico, anemia aguda y por no existir antibióticos, nunca las causas de la infección interna fueron atacadas y cuyo foco principal no era tuberculosis, sino un absceso en el hígado invasivo del pulmón.
El Libertador durmió la noche de su arribo en la Casa de la Aduana y al día siguiente el señor español Joaquin de Mier, le ofreció alojamiento en su Quinta de San Pedro Alejandrino, en las afueras de la ciudad, con toda la servidumbre e instalaciones para sus acompañantes.
Bolívar agradeció al señor, este gesto tan noble y se preparó para viajar a su retiro.
Allí le escribió dos ultimas cartas a su amada Manuela .
En ellas no se despide en la primera y jura que jamás se separará de "su Manuela" y en la otra es su adiós:
"El hielo de mis años se reanima con tus bondades y gracias. Tu amor da una vida QUE ESTA ESPIRANDO. Yo no puedo estar sin ti, no puedo privarme voluntariamente de mi Manuela. No tengo tanta fuerza como tú para no verte; apenas basta una inmensa distancia; te veo aunque lejos de ti. Ven, ven, ven luego."
Se dice que esta carta chamuscada fue encontrada al final de la vida de Manuela en el incendio de su casa en Paita, Perú en 1856.
El 10 de diciembre de 1830, El Libertador procedió a dictar su testamento y última proclama.
Entraba en la última semana de su vida entre ligeras mejorías que hacían revivir la esperanza de sus acompañantes y de días tormentosos en los cuales el mal se agravaba por momentos.
El 16 de diciembre los síntomas se hicieron críticos y el enfermo durante el día y la noche entró en un estado agónico y de expresiones de delirio.
Toda la mañana del día final, el 17 de diciembre de 1830, el paciente empeoró con rapidez y al medio día, el Dr. Reverend, salió del cuarto de S.E. y le comunicó a los presentes que era hora, si querían presenciar los últimos momentos del Libertador.
Todos pasaron a la habitación en donde yacía cadavérico en su catre, el Padre de la Patria, su respiración era entrecortada y su piel estaba muy pálida.
El General Simón Bolívar falleció a la una de la tarde con tres minutos y cincuenta y cinco segundos del viernes 17 de diciembre de 1830.
Hubo lágrimas en sus edecanes y el general Briceño Méndez, detuvo el reloj en el cuarto exactamente en la hora de la muerte del grande de Colombia.
A las cuatro de la tarde el Dr. Reverend procedió en salón anexo a realizar la autopsia del cadáver de su excelencia:
"Según este examen, es fácil reconocer que la enfermedad de que ha muerto S. E. el Libertador era en su principio un catarro pulmonar, que habiendo sido descuidado pasó al estado crónico, y consecutivamente degeneró en tisis tuberculosa."
El 18 de diciembre, un día después del fatídico desenlace de la vida de Simón, el general Luis Perú de Lacroix, le escribe a Manuela:
…."Llegué a Santa Marta el día 12(de diciembre) y al mismo momento me fui para la hacienda de San pedro donde se haya El Libertador. Su Excelencia estaba ya en un estado cruel y peligroso de enfermedad, pues desde el día 10 había hecho testamento y dado una proclama a los pueblos....
A su lado los generales Montilla, Silva, Pocaterro, Carreño, Infante y yo y los coroneles Cruz, Paredes y Wilson, capitán Ibarra y teniente Fernando Bolívar...Permítame usted, MI RESPETADA SEÑORA, de llorar con usted la pérdida inmensa que ya habremos hecho y habrá sufrido toda la república...."
Manuela recibe la infausta noticia en el pueblo de Guadas, en donde se había ido a vivir, cuando ya se preparaba para irse a Santa Marta a acompañar a su amor en su estadía, que nunca pensó sería la última, en pueblo tan remoto.
En Bogotá la nueva causó un gran revuelo y luto de muchas personas que amaron a Simón Bolívar, el Padre de la Patria, pero en los "círculos" hubo chanzas y celebraciones. Así pasa con los grandes hombres, despiertan grandes amores y grandes odios.
Manuela aguanta el terrible golpe y su llanto se hace incontenible, acompañada de sus entrañables amigas negras y ahora rodeada de una ola de odio y venganza.
MANUELA, VETE YA!:
En efecto el odio como un tsunami la alcanza pronto y ella se defiende como puede, hasta que en 1834 el gobierno de nuevo en manos del perdonado y triunfante Santander, es acusada de sedición y se emite una orden de prisión.
El 1o de enero de 1834, se le ordena abandonar Colombia en el plazo de trece días y se le detiene en la Cárcel de Mujeres, para luego obligada, conducirla al pueblo de Funza rumbo a Cartagena, donde fue embarcada a Jamaica.
A Jamaica llega con sus dos negras, sus cofres preciosos del archivo y sin nada de recursos.
Sus trabajos debieron ser arduos y la inmensa pobreza también debió acosarlas muy duramente, a ellas que venían de vivir unos años de gloria y holgura.
Su gran ventaja, era el dominio del idioma inglés y su laboriosidad con la cocina y la costura, materias que les proporcionaron ciertos trabajos para subsistir en la isla.
Manuela envía cartas al presidente Flores en el Ecuador, ya independiente y solicita su ayuda, la cual siempre recibió con generosidad.
A un año de vivir en la isla, con los pocos recursos acumulados, las tres deciden volver a Ecuador, vía Centroamérica y allí llegan en 1835, pero el nuevo presidente Rocafuerte, revoca el pasaporte otorgado por Flores y las obligan a salir de su propia patria, esta vez rumbo al Perú, navegando por la costa del Pacífico, hasta el diminuto puerto de Paita.
LA TRISTE VIDA EN PAITA:
A pesar de su increíble carácter, de su vitalidad y su 38 años, los cuales no eran tantos y hoy podemos considerar que era la edad de una mujer todavía joven, la vida de Manuela, confinada y aislada en Paita, fue monótona, triste, melancólica, llena de recuerdos torturantes y en completa pobreza.
Paita, un remedo de puerto en la costa peruana, en donde no llegaba casi nadie y en donde nunca pasaba nada bueno y si cosas terribles como las enfermedades.
Después de muchos años sin decirnos nada se decide a continuar escribiendo "SU querido Diario" y así en el "Diario de Paita", podemos encontrar mucha información sobre sus últimos años.
Concretamente inicia sus crónicas el 25 de julio de 1840, a los 43 años de edad, acompañada de sus apreciados "archivos de El Libertador" y de la visita del señor José Garibaldi, prócer de la unión italiana.
De Simón decía:
"Lo amé en vida con locura; ahora muerto lo respeto y lo venero".
Su amor estaba entero y erguido ante la adversidad de la vida.
Y se lamentaba:
"-Que contraste Simón: De reina de la Magdalena, a esta vida de privaciones. De Caballeresa del Sol a matrona y confitera; de soldado Húzar a suplicante; de Coronel del Ejército a encomendera"...
Sin embargo ella luchaba arduamente por no perder la esperanza y el humor: Empezó a criar a cuatro perros: La Mar, Padilla, Córdova y por supuesto el "más querido de todos", Santander. Por cierto que el "Santander" tuvo un accidente, cuando una carreta la pasó por encima y quedó todo maltrecho y ella se lamentaba por su querido perro. Fina e hiriente con sus enemigos, como un estilete!.
LAS "NEGRITAS" HEROÍNAS DE LA MATRIA:
Ella dice que todavía tiene amigos y mis Nathán y Jonathán.
He leído las biografías de Manuela, y estas dos notables "negritas", como algunos las nombran solamente para denigrarlas o convertirlas en lesbianas insaciables, igual que a su ama o compañera o madre, nadie vio en ellas las cualidades que apreció Manuela.
En primer lugar "padecían" por su circunstancia de ser NEGRAS, del pueblo, del reclamo de igualdad. Luego su inmensa lealtad para con Manuela y con la causa republicana, cuando participaron sudorosas, llevando plomo, cañonazos y salpicadas de sangre, y corrían con Manuela a salvar a los suplicantes heridos que caían en las batallas.
Nadie se ha preocupado por mis negras preciosas, tan humildes, servidoras, acompañantes fieles hasta la muerte, cocineras, porteras, "espías", recaderas y hasta abogadas y consejeras. Nada de homenajes, muchas calumnias y diatribas, pocas o ninguna imagen de como eran físicamente y ni pensar en un buen cuadro, retrato o pediría yo, un monumento.
Nathán y Jonathan, dos diosas de ébano, gráciles, silenciosas y monumentales. La muerte de Manuela en 1856, las dejó desamparadas y sus huellas se perdieron en la catarata de los tiempos.
Honor a su memoria!.
En febrero 3 del año de 1843, se presentó a casa de Manuela, el encorvado anciano de 83 años, don Simón Rodríguez, de quien ella comentó que le había metido esas ideas a Simón y era "el creador de sus desgracias", pero que ella apreciaba por la devoción que ambos guardaban a la memoria de Bolívar.
EL FLEMÁTICO GENERAL:
La vida continuaba en el pueblito de Paita y a ratos Manuela escribía en su "Querido Diario", anécdotas y recuerdos, entre ellos uno muy curioso referente a José de San Martín y el encuentro con Bolívar en Guayaquil:
"La manifesté a S.E que yo conocía muy bien las debilidades del señor general San Martín, que me había condecorado como "Caballeresa del Sol". Simón no permitió que yo le hablara de esas debilidades. Pero luego muy preocupado, me preguntó:¿Que sabe usted señora, con que elementos puedo, de su intuición de usted, convencer a este señor general, para que salga del país sin alboroto desistiendo de su aventura temeraria de anexar Guayaquil al Perú"
Entonces le contesté:
"A San Martín le interesa Guayaquil, claro; pero no lo merece. Es ceñudo, está siempre preocupado por la responsabilidad de él. Más parsimonia no se halla en otro cuando habla. Es flemático(metódico), lo mismo que cuando escribe. Además es masón(Yo hasta aquí no sabía que Simón también). Además de todo, el general San martín es ególatra y le encanta la monarquía y es mojigato".
Bolívar se fue a Guayaquil se encontró con San Martín molesto porque los oficiales colombianos lo recibieron con un "Bienvenido a Colombia" y sospechamos aquí una orden audaz de Bolívar. San Martín perdió la paciencia por la conferencia y los pomposos festejos y se retiró para abandonar sus planes, renunciar e irse para Europa.
LLEGAMOS AL FINAL, QUE SE HIZO PRINCIPIO:
Y así nos encontramos con el final, el desenlace, el adiós. "Todo lo que empieza, termina".
"Me interés es mi país, es ser quiteña. Muy quiteña fui desterrada para infelicidad de mi país. Estoy aquí sola y desamparada. Aunque mi orgullo lo niegue. No queda ya más. Nada más, y punto!"
Para 1847, le llegó la noticia del asesinato de James Thorne, su aún esposo legal y a pesar de lo vivido, ella lo lamentó largamente y confesó que siempre le estuvo agradecida por su interés en ayudarla en los malos momentos de la vida y que nunca abandonaba la idea de volver a vivir con ella.
VOLVER A BOLIVAR:
En septiembre de 1856, Manuela tenía 59 años y en el puerto se presentó una epidemia maligna de difteria, traída por algún infestado de las pocas tripulaciones que recalaban a tan lejano paraje. En este año en California la difteria hacia estragos.
La enfermedad era difteria, una plaga terrible en aquellos años en donde estas epidemias causaban verdaderos estragos y no se sabían sus causas y su cura.
Hoy sabemos que la causa una bacteria la "Corynebacterium diphtheriae" y se caracteriza por provocar fiebre alta y una especie de membranas en la garganta, cuyo grosor pueden interrumpir el flujo de aire a los pulmones y asfixiar al paciente. Los nervios se inflaman dolorosamente y se puede producir un colapso de los riñones.
Esta enfermedad aún hoy es considerada seria y peligrosa debido a que se contamina de persona a persona y a través del aire.
Hoy su incidencia es muy pequeña en el planeta y existe una vacuna preventiva contra ella, además los antibióticos erytromicina y penicilinaG son muy efectivos.
Pero para aquella época esta medicina no existía y Manuela, debido a su actividad de curandera y consoladora, se contagió con la peste.
En pocas horas y días, su estado empeoró notablemente, ante la alarma de sus queridas negras y amigos, muchos de ellos se ausentaban por temor y otros morían contagiados.
El 23 de septiembre de 1856, se extinguió su vida física y su alma inmortal se encontró con su creador.
"Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos" y aunque creemos que ya espíritus abandonan su vida, sentimientos y ataduras terrenales, quedan vivos en nuestro imaginario y corazones.
Aquí en nuestra conciencia, se encontraron de nuevo Simón y Manuela, unidos por su gran amor.
Al morir, sus negras y algunos vecinos, llevaron su cuerpo a la fosa común acondicionada para la epidemia en el cementerio de Paita. Su casa fue abandonada y todas sus posesiones incineradas, para evitar el temido contagio.
Afortunadamente, Manuela había remitido el grueso del archivo del Libertador al general OLeary y solamente atesoraba unas pocas cartas de Simón y otros documentos, las cuales consideraba como "muy mías".
En Ecuador, con el gobierno del presidente Correa, ha habido un gran reconocimiento nacional a la figura de Manuela, estatuas, divulgación de su lucha por las mujeres y un ascenso a Generala del Ejercito de Ecuador.
Se inició una investigación para rescatar sus restos en Paita, lo cual resultó negativo, solamente en el sitio de la fosa común se encontró un dije perteneciente a Manuela y la tierra que lo rodeaba, fue depositada en un cofre, que fue honrado y trasladado a Caracas.
MAUELA EN CARACAS:
En vida nunca vino a Caracas, aunque hubo un intento cuando Simón visitaba su patria en 1827.
El 5 de julio del 2010, bajo la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías y con su apoyo y aliento, durante la conmemoración del 199º aniversario de la firma del Acta de Independencia de Venezuela, los restos simbólicos de Manuela llegaron a Caracas, procedentes de Paita, Perú, vía Quito, Ecuador y fueron depositados al lado de los restos del Padre de la Patria. Fue ascendida a Generala del Ejercito Bolivariano de Venezuela.
Hubo una ausencia de 180 años de espera, en sus vidas hubo muchas ausencias y periodos de un glorioso goce y amor profundo.
Y él le escribía:
..."No tengo tanta fuerza como tú para no verte; apenas basta una inmensa distancia te veo aunque lejos de ti. Ven, ven,ven luego"
El "luego" había durado más de un siglo y aunque ya habían trascendido a la inmortalidad, ella había llegado como siempre.
"Quién vivió? ¿Quién vivía? ¿Quién amaba?¡Malditas telarañas españolas!/ En la noche la hoguera de los ojos ecuatoriales, /tu corazón ardiendo en el basto vacío:/ así se confundió tu boca con la aurora./ Manuela, brasa y agua, columna que sostuvo / no una techumbre vaga sino una loca estrella. /Hasta hoy respiramos aquel amor herido, / aquella puñalada de sol en la distancia".
(Pablo Neruda, "Retrato", La insepulta de Paita)