La Seguridad Ciudadana en el Termómetro Social ( Números del Táchira )

Recientemente la Fiscal General de la República Luisa Ortega Díaz en su comparecencia a la Asamblea Nacional emitió las cifras oficiales de homicidios en el país, en la que según su informe alcanza el número de 58 muertes violentas por cada cien mil habitantes, lo que es sin duda alguna una de las principales problemáticas del país y que pone en el visor ciudadano la mirada sobre las políticas públicas que se ejecutan para resolver tal situación.

De esa cifra solo la oposición política nacional, quien ahora controla el poder legislativo se ha limitado a diferir de las cifras oficiales contrastándolas con los datos otorgados por el Observatorio Venezolano de la Violencia - del cual por cierto se desconoce la metodología que utilizan para compilar sus estadísticas -, sin embargo de lo que se trata no es de negar un dato u otro sino de afrontar estructuralmente el problema comprendiéndolo en todas sus dimensiones.

En ese panorama nacional urge preguntarnos en los distintos ámbitos territoriales cuáles han sido las políticas aplicadas en materia de seguridad ciudadana y los resultados obtenidos por el desenvolvimiento de los cuerpos de seguridad, porque al fin y al cabo como decía José Martí "la mejor forma de decir es hacer", y sólo con indicadores de gestión que evalúen el desenvolvimiento de las acciones implementadas se puede valorar una gestión.

En el estado Táchira desde el año 2013 se ha desarrollado una política de depuración de los cuerpos de seguridad, generando incentivos para los oficiales que desempeñan una labor que pone en riesgo su vida, visualizando al funcionario policial como un ser que requiere también una atención integral, trabajando en su formación permanente técnica y profesional, dotándolos de instrumentos materiales que requieren para acatar su responsabilidad.

Los resultados de esta política integral no se han hecho esperar, en el año 2012 la tasa de homicidios alcanzó la cifra de 48 muertes por cada cien mil habitantes, lo cual equivalía nominalmente a 582 personas que fallecieron por objeto del delito de forma violenta. Al cerrar el año 2015 la tasa de homicidios en el Táchira disminuyó a 18, y la cifra nominal terminó en 224, lo cual es significativo en un ambiente conflictivo como el que se ha vivido en Venezuela los últimos años, sobre todo en una frontera activa en la que conviven males que afectan la convivencia ciudadana como el paramilitarismo que intentan apoderarse de la tranquilidad de la gente y controlar territorios.

En este sentido la reducción de homicidios es significativa e impactante, por cuanto de acuerdo a la propia ONU hemos pasado como entidad de una tasa alta a una media, y nos encontramos por debajo del promedio de América Latina, además de resaltar que durante este mismo período no se han reportado secuestrados, y habría que revisar con detenimiento de forma comparativa qué otras Provincias, Estados o Municipios en todo el Continente han logrado una reducción del delito más grave en tan corto tiempo.

Esto rompe con una tendencia de los últimos treinta años de violencia homicida en el Táchira, y que reflejan Ortega y Forero en su libro el Delito Homicidio en el Táchira entre 1982 y 2012 publicado por la UNES, en la que se demuestra claramente como existe un nexo entre los hechos de desmovilización de los grupos paramilitares en el vecino país y el Plan Colombia con el ascenso de la violencia en Venezuela, lo cual es tan cierto que casi el ochenta y cinco por ciento de las muertes violentas en el último año en el Táchira son producto del sicariato.

Los resultados positivos contra el paramilitarismo, mediante capturas, bajas o desmantelamientos de bandas criminales, no pueden provocar otra cosa que una reacción de estas mafias para reorganizarse y tomar de nuevo el control territorial de los espacios que han perdido, pero de ello no se habla en los medios de comunicación más allá de los oficiales, no se ataca la acción paramilitar con periodismo investigativo, por el contrario como diría Gaelano en la escuela del mundo al revés, exaltan las figuras negativas que hoy atentan contra la seguridad ciudadana de nuestro pueblo, y los voceros de la oposición sólo han quedado como figuras decorativas en declaraciones de las cuáles solo hacen uso para desprestigiar nuestros cuerpos de seguridad, un coctel perfecto para desnudar una clara intención ya planteada por Luis Britto García de conformar un Para-Estado. Aún esperamos el titular de primera página que sería noticia en cualquier otra parte del mundo pero que hoy aquí la mezquindad lo inhibe donde se diga que el Táchira tenemos una tasa de homicidios inferior al promedio de América Latina ¿Quién se atreve?.

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Nelson Ortega

Aprendíz de Socialista, Bolivariano, Investigador, Planificador Ingeniero en Informática, Diplomado en Innovación Tecnológica, Msc. Planificación Global. www.masrevolucion,blogspot.com

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