En enero de este año se consumó el despido de Gustavo Martínez, trabajador de Fama de América, militante del proceso revolucionario y miembro de Marea Socialista. Precisamente, este despido que se cocinaba desde el mes de noviembre del año pasado, tiene que ver con la actuación antiobrera y contrarrevolucionaria de quienes ostentan cargos de Dirección en el Ministerio del Trabajo, la Gerencia de esta empresa nacionalizada (en la que Gustavo Martínez estuvo a la cabeza de la lucha por su expropiación) y funcionarios de la inspectoría del trabajo, con la complicidad y ejecución de la Dirección de la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores.
Es clara la violación cínica de la Ley Orgánica del Trabajo en el principio de pureza de las organizaciones de trabajadores. En este país la gente que ocupa cargos de Dirección de manera ilegitima e ilegal en la Central Socialista de Trabajadores, son los mismos que ostentan cargos de Ministros, Directores de instituciones del Estado y de gerentes en empresas nacionalizadas. Es decir, que ellos son patronos y "dirigentes sindicales" a la vez. Por supuesto que lo que hemos visto es una actuación en contra de los trabajadores, de sus luchas, de la libertad de debatir y discernir desde el campo anticapitalista por parte de una casta de privilegiados y burócratas que no toleran que los trabajadores de base les denuncie, les haga la crítica y, mucho menos, que den aportes de solución, en el marco del proceso revolucionario, a la grave situación que se atraviesa en las empresas y en el país.
Gustavo Martínez y muchos trabajadores han sido despedidos simplemente por el gran temor y repudio que siente la burocracia a la autonomía de los trabajadores. Hacer una asamblea de trabajadores sin la anuencia y confiscación de la participación de las gerencias de las empresas nacionalizadas es para ellos mucho más que una herejía o un delito inaceptable. Decir que las medidas que está tomando el gobierno en materia económica, lejos de resover los problemas del país lo que hacen es ir directamente en contra del proceso revolucionario y que los principales afectados somos los que vivimos de nuestro trabajo, es para esta casta de privilegiados y burócratas una "clara demostración de conducta contrarrevolucionaria"; tener una perspectiva crítica apegada a la construcción de la transición socialista y ser escuchado por los trabajadores, merece por parte de esta casta de privilegiados y burócratas nada más y nada menos que quitarle la oportunidad de llevar el pan a sus hijos a alguien que vive de su trabajo.
Queda demostrado una vez más la triste actuación de quienes ostentan cargos en Instituciones del Estado, así como en el Ministerio del Trabajo con un ministro que es miembro de la Dirección de la Central Obrera que vergonzosamente actúa no solo a espaldas de la clase obrera, sino como brazo ejecutor de las más duras decisiones en contra de los trabajadores que luchan, del pueblo que vive unicamente de su salario y de la Revolución Bolivariana. También queda una vez más al desnudo la actuación de quienes llegaron a las gerencias de las empresas nacionalizadas puestos a dedo, como es el caso de la de Fama de América, cabalgando la lucha de trabajadores como Gustavo Martínez y al verlo luchador, revolucionario, orgánico ahora desde sus "puestos" arremeten en contra de quienes no se callan. Igualmente queda claro el triste papel de los inspectores del trabajo que actúan para y por su conveniencia, a quienes patronos, sean privados y les ofrezcan jugosas recompensas para joder a los trabajadores; o sean públicos, del Estado y les ofrezcan privilegios por sus "favores"; en su rol de ejecutores de una actuación asesina de revoluciones, asesina del proceso, asesina del legado rescatable de Chávez. Son los ejecutores de la política de esta casta de privilegiados y burócratas que asesinan una y otra vez al mismo Chávez, ese mismo Chávez que lo usan y lo prostituyen para justificar actuaciones no solo antiobreras y antisindicales, sino contrarrevolucionarias y corruptas.
Claramente es la continuación de la política de golpear cada vez con más fuerza a los que decidimos ser parte de una experiencia orgánica revolucionaria como es Marea Socialista; a quienes decidimos ser revolucionarios anticapitalistas consecuentes; a quienes no somos parte de los que les pueden ofrecer sus dádivas, las mismas que sacan del botín que ha hambreado a este pueblo; a los que denunciamos el desfalco a la nación; a los que desnudamos decisiones que se toman en nombre de la revolución y son claramente procapitalistas y en algunos casos neoliberales
Mi solidaridad irreductible con Gustavo Martínez, quien estuvo a la cabeza de la lucha por la nacionalización de Fama de América, militante revolucionario, amigo sincero y compañero de luchas y de sueños.
... Y como dice la consiga aquella...¡Nos tienen miedo porque no tenemos miedo!