Arco Minero. Merentes y Arreaza: Y la píldora de cinismo cotidiano

Dos noticias contradictorias aparecen el 5 y el 6 de abril en medios nacional sobre el avance del Arco Minero. En una de ellas emitida por el sitio web Hoy Venezuela[i] con información tomada del Correo del Orinoco, Nelson Merentes explica el avance en la concreción de las firmas de acuerdo con el capital transnacional, en relación a la extracción de oro y al mismo tiempo anuncia el contrato con una agencia internacional para la certificación del diamante.

En la otra noticia el mismo Correo del Orinoco[ii] refleja una actividad del Vicepresidente para el desarrollo social Jorge Arreaza con comunidades indígenas de la región y titula: Con el apoyo de comunidades indígenas arranca el Plan Integral del Arco Minero…

Así mientras el presidente del Banco Central de Venezuela afirma que todo está en marcha: El gobierno prevé concretar en el lapso de un mes la conformación de dos empresas mixtas que desarrollarán actividades mineras, anunció este martes el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, para afirmar luego: “En dos años, las empresas de este calibre deben estar en buen funcionamiento y con las toneladas correspondientes que se planifiquen en los proyectos que se van a desarrollar, y que al mismo tiempo contribuirán con la preservación del medio ambiente”.

Arreaza, en apenas tres líneas, les informa a los pueblos indígenas dos ideas opuestas sobre su papel, lean con detenimiento: “No íbamos a venir acá sin un plan hecho, a llegar a su territorio a decirle que ustedes van a hacer el plan. Nosotros estamos aquí porque ustedes van a incorporarse, los pueblos indígenas van a hacer el plan de desarrollo minero junto a las instituciones del Estado”.

Pero además Merentes informó en la misma reunión del llamado Consejo Económico Nacional, en Miraflores que: “La próxima semana continuaremos trabajando con diferentes actores, en este caso con la gente de minería, del Seniat, con todos los organismos correspondiente de tal manera que en un breve tiempo, se obtenga la certificación Kimberly (de las reservas de diamante), de tal manera que nuestro valor de comercialización sea certificado, tenga el valor justo correspondiente”

En menos de 600 caracteres, o para decirlo de otro modo, con la extensión que soportan 5 twitter, dos de los más altos funcionarios del Estado Venezolano, afirman y desmienten sus propias afirmaciones.

Veamos: Si, como afirma Merentes, ya están firmados los acuerdos, Si se invitó a 150 empresas a participar del Arco Minero, si se está calculando que en dos años esas empresas estarán funcionando para cumplir los planes de las toneladas de extracción de oro. Si los cálculos de lo que obtendría el país ya están hechos y se toman compromisos internacionales sobre esas reservas. Cómo es posible que pueda cumplirse lo que afirma Arreaza cuando dice: Que los pueblos originarios trabajaran el conjunto con las instituciones del estado en el plan.

¿Tendrán las comunidades indígenas posibilidad de cambiar lo ya firmado o prometido por el gobierno? O simplemente ¿tendrán que aceptar a cambio de este desastre, nuevos espejitos de colores, por lo que estos funcionarios están firmando? Y otra ¿la gravedad que tendrá el impacto de este emprendimiento sobre el 11% del territorio nacional, y sobre las condiciones de vida de generaciones futuras, no obliga a una consulta nacional sobre la pertinencia del Arco Minero? La respuesta a estas preguntas no necesita de mucha imaginación.

Pero cinismo oficial navega a velas desplegadas cuando los dos funcionarios afirman más o menos que este proyecto cuidará el medio ambiente.

Un informe tomado al azar, entre miles de denuncias que circulan por internet, sobre la situación que provoca este tipo de explotación en México, señala 4 de las múltiples consecuencias de la minería a cielo abierto.

·         Por cada gramo de oro producido, queda una tonelada de tierra con cianuro, arsénico, ácido sulfúrico, plomo y otros metales pesados, que por siglos contaminará el aire y los mantos de agua.

·         Donde antes había ecosistemas complejos quedan cráteres enormes donde la flora y fauna no se regeneran.

·         La economía local, lejos de mejorar, es afectada. Se pierden tierras para cultivo y la presencia de minas ahuyenta al turismo.

·         Se consumen enormes cantidades de agua: la Minera San Xavier, en San Luis Potosí, zona desértica, utiliza 32 millones de litros al día. Aunque a veces se recicla una parte, no hay ninguna garantía de que esa agua sea segura.

 

Antes y después del Arco Minero. En dos fotos.

Pero el cinismo no solo está reflejado en palabras, queda a la vista gráficamente cuando el Correo del Orinoco ilustra su nota relacionada con la actividad del Vicepresidente con comunidades indígenas con la siguiente foto, que títula como "Arco Minero".

Y al mismo tiempo oculta deliberadamente otra imagen, la que muestra cómo quedaría ese lugar todavía hoy paradisiaco una vez iniciada la explotación a cielo abierto del oro, como lo muestra la foto siguiente.

Por eso un movimiento social consciente ya se ha puesto en pie en rechazo al Arco Minero. Con, documentos, foros, debates, concentraciones movilizaciones y recursos legales, un movimiento de unidad de acción que crece y al que hay que unirse reclama que se detenga esta amenaza de ecocidio.

 

 



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Carlos Carcione

Coordinador del Equipo de Investigación de Marea Socialista

 @carloscarcione

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