Chavistas sedicentes


¨..si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería¨

Mario Benedetti


Camino por el centro de Caracas, una decena de jóvenes de entre 14 y no más de 20 años se agolpan en los depósitos de basura dispuestos sobre la Av. Urdaneta a la altura de Seguros la Seguridad. Por sus ropas y sus gestos se nota que están en el umbral de la indigencia. No tienen años así, no crecieron así, no son de la calle. Tienen zapatos, viejos, pero aún tienen zapatos. Tienen mochilas. Tienen pudor pero lo van perdiendo porque el hambre, que Menendez asegura que no existe, es mucha en la realidad virtual de la Av. Urdaneta.

Porque sí, los jovencitos y jovencitas que rodeaban las contenedores de basura buscaban con desesperación los restos de alguna hamburguesa de Mc Donald´s y atesoraban alguna lata con residuos de salsa de tomate del restaurant de pastas, para luego pasarle el dedo con cuidado y degustarlo con desesperación.

La indolencia con la que el gobierno ha pretendido esconder esta realidad es, cuando menos, sorprendente. El cinismo con el que se miente y convenientemente se ocultan las cifras sobre la debacle económica y social que estamos atravesando, es criminal.

Sospechosamente aquellas realidades que parecían propias de los años 90, aquellas imágenes relacionadas a toda esa etapa de empobrecimiento absoluto y desolación, vuelven con fuerza a golpear nuestras miradas, nuestros estómagos, nuestra moral. Pero todo este juego es aún mas perverso.

Es difícil negar los hilos continuadores de políticas equivocadas entre el gobierno de Chávez y Maduro. Este debate es sin duda uno de los más importantes para la asimilar la necesidad de un nuevo proyecto nacional. Sin embargo, atendiendo debates más urgentes, resulta necesario reconocer las visibles rupturas del gobierno de Maduro con los aspectos progresivos de Chávez. Y en esto al menos hay que empezar a aclarar el camino.


El gobierno se dice chavista pero aplica un tarifazo brutal, en los precios de los servicios básicos y de comunicación, y en vez de asumirlo, hacen que lo detienen cuando en verdad ya hasta las nuevas tarifas las están cobrando.

Se dicen chavistas pero decretaron las Zonas Económicas Especiales, territorios que permitirán el ingreso de inversiones extranjeras directas, impulsando la flexibilización de derechos civiles, laborales y medioambientales, así como una exención fiscal que podría reducir hasta el 1% la recaudación para el estado.

Se dicen chavistas pero entregan el Arco Minero y traen de regreso a la Golden Reserve, sin consultar a las comunidades indígenas y contrabandeando el ridículo oximorón de ¨Minería Ecológica¨ para convencernos de dejarlos en paz con sus conciencias.

Se dicen chavistas pero violentan la constitución, liquidando en proporciones admirables el poder adquisitivo del salario y abandonando la salud y la educación a la buena de nadie.

Se dicen chavistas pero evalúan reprivatizar PDVSA y las empresas nacionalizadas, sin hacer minimamente un balance de los aciertos y errores junto a la clase trabajadora, sin evaluar soluciones sustentables para la productividad, que no impliquen regresar al viejo modelo dependiente del capital transnacional.

El gobierno se dice Chavista, y principalmente, a diferencia se Chavez, no se atribula ante los niños y jóvenes que andan por las calles pidiendo, comiendo de la basura, o simplemente deambulando.

Sus mayores esfuerzos, en vez de estar destinados a solucionar esta situación, están orientados a ocultarla y a convencer a la opinión publica internacional de que aquí estamos todos gordos como Wills Rangel. Chávez sacó a miles de niños de la pobreza y la desnutrición, Maduro arrojo y sigue arrojando a miles a las calles, entre la miseria y la criminalidad.

El sedicente se atribuye así mismo una condición o titulo que no le conviene, que no le pertenece.

Liquidando todo lo progresivo, uniendo su propio destino como cúpula al destino del proceso bolivariano, los chavistas sedicentes asimilan el discurso, las formas, los símbolos, para tomar un camino opuesto, el camino que recompone la ruta detenida por el Caracazo.

Claro que no lo harán igual que sus socios de la MUD, respetaran los ritmos y harán grandes esfuerzos por parecer bien soberanos y bien socialistas. Hasta alguna conquista social que todavía implique un negocito o ganancia para alguno de la familia podrían mantener. Pero su hoja de ruta es clara porque ya no pertenecen al pueblo llano, ese que amó y se arrechó con Chávez.

Si hoy hay alguna forma de reivindicar y defender las conquistas de esta etapa, queriendo reconocer el papel de Chavez en ese proceso, es siendo chavista crítico, o lo que malintencionadamente llamarían algunos, chavistas disidentes. Hay muchas otras variantes desde la que podemos seguir luchando y encontrándonos en las calles, siendo simplemente disidentes, de izquierda, del pueblo, o de lo que nos de la gana. Pero que nunca nos confundan los que dicen ser una vaina que no son. Esos son los peores.



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Andrea Pacheco

Activista de la Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco. Directora del Centro de Estudios de la Realidad Latinoamericana. Militante feminista.

 milux28@gmail.com      @AndreaPachecoH

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