La alteración de orden público corresponde, a planes perversos en contra de la ciudadanía. El propósito de instaurar un estado terrorista, no es una cuestión fortuita, ni algo que se puede definir como natural. La historia recoge innumerables acontecimientos vinculados a esta costumbre idealista, con desenlaces fatalistas. El escenario más ideal son aquellos donde se asoman momentos de crisis, ya que estos permiten generar condiciones favorables para intentar a cualquier costo la conquista del poder político, practicando innumerables tácticas que buscan tocar la sensibilidad, fraternidad y solidaridad entre los nacionales. Identifican temas neurálgicos de primera necesidad para socavar la fortaleza que pueden llegar a tener, llevándolo a una suerte de colapso sistemático e introduciendo anti valores que llegan a constituirse como una nueva cultura, en donde somos enemigos hasta de nuestros familiares. Se emplean métodos no convencionales con fuertes financiamientos que incorpora una plataforma comunicacional condicionada a niveles exógenos y endógenos, que es una nueva forma llamada terrorismo comunicacional, utilizando como medios; la radio, televisión, cine y las redes sociales. Esta práctica es de vieja data y su uso deja cicatrices demográficas y generacionales difíciles de sanar. Se empieza a ver una aptitud y predisposición de la gente para con la gente.
Ante una situación como esta, las acciones deben ser inmediatas los tiempos de repuestas no pueden entrar en letargo. Las medidas deben ser asertivas sin espacio para los grandes o medianos errores. La verificación de los alcances e impactos tienen que estar en constante monitoreo, con acciones disuasivas y preventivas encaminadas al éxito de la gestión. Insistir en medidas sin resultados positivos es una manera de complicidad, que toca la burocracia que tiene por consecuencia lógica la corrupción. La eficiencia y eficacia se logra tomando las mejores decisiones, el pensamiento socialista así nos lo exige, toca a los que comulgamos con este modelo honrar esta creencia para que se mantenga firme en el tiempo y el espacio.