Christian Farías y Gustavo Vásquez
El pasado martes 20 de septiembre, se realizó en Valencia un experimento de movilización de masas del chavismo, organizado por el Gobernador de Carabobo y el equipo directivo del PSUV, con el objetivo de producir un efecto en el ámbito tecnológico de las llamadas redes sociales, en solidaridad con el Consejo Nacional Electoral, CNE, ante los ataques antidemocráticos de la derecha fascista de la Mesa de Unidad Democrática, MUD. Frente a este hecho novedoso, en el cual participamos como militantes pesuvistas, leales a Chávez y defensores del gobierno anti-imperialista y anti-capitalista, continuador del Comandante Eterno, liderado por el Presidente Nicolás Maduro, queremos expresar tres opiniones dirigidas a la reflexión colectiva, de manera crítica y autocrítica:
Primero. Felicitamos y saludamos la iniciativa de movilizarnos y expresar nuestra solidaridad al CNE, pues se trata de una de las instituciones fundamentales de nuestra democracia participativa y protagónica, de nuestro Estado de derecho y de justicia, árbitro garante de la imparcialidad electoral y la estabilidad institucional y democrática de nuestra Patria libre y soberana. Estamos a favor de que todo el pueblo democrático salga a las calles a defender al CNE, ya que con ello, fortalecemos nuestra democracia.
Segundo. El recorrido de esta movilización partió, primero, desde las comunidades donde hace vida la militancia chavista hasta los talleres del Metro de Valencia en el Parque Recreacional Sur; y desde allí, se abordaron los vagones del Metro subterráneo hasta el sitio de concentración final, donde la masa de chavistas, al salir del subsuelo, era captada por sendas cámaras filmadoras tipo jirafas que se encargaron de "reventar" las redes virtuales con las publicaciones, antes de llegar a una cuadra de la sede regional del C.N.E. y una vez llegados allí, se entregó un documento en solidaridad y apoyo ante los ataques de la derecha contra sus rectoras. Cumplido esto, de inmediato se disolvió la marcha sin llegar a conocer, lamentablemente, el contenido del escrito. El grueso de la militancia se regresó por donde vino bajo absoluto control. No hubo discursos políticos de ningún dirigente ni participación ni protagonismo político de la masa movilizada, lo cual lució un tanto desconcertante para quienes estamos acostumbrados y creemos en el fogeo solidario de la lucha de calles, la agitación, las consignas combativas, el canto colectivo, el abrazo solidario y hermanado en el combate social y político de la calle. En definitiva, sentimos que el propósito del efecto mediático en las redes se impuso de tal manera, que dejó congelado el espíritu de combate, propio de la tradición de la lucha de calle. Es decir, ese saboreo placentero y animoso de que las calles son del pueblo y no de la burguesía, esta vez no lo pudimos vivenciar, lamentablemente.
Tercero. En la estructura de la jornada mediática, el mensaje central y visible fue Los leales a Chávez en solidaridad con el CNE. Y aquí si queremos expresar de manera crítica y autocrítica las fallas que percibimos en ese mensaje. Eso de los leales a Chávez, suena muy exclusivista y pedante, para no decir, sectario y demasiado autosuficiente e impertinente. Debemos recordar que Chávez, con la humildad y la sabiduría que le sobraba, supo él mismo decirse y decirnos "Yo no soy yo. Yo soy un pueblo, Carajo!". Entonces, es un error que una jefatura determinada o un sector de la revolución, por muy numeroso que seamos, se auto abrogue o nos auto abroguemos, la exclusividad de la lealtad al comandante. La lealtad no puede expresarse ni como un simple discurso repetitivo ni como una consigna ocasional. La lealtad es una conducta ética y moral que solo la práctica social y política, puede dar testimonio de ella ante la historia, pues, no es un discurso sino una praxis; tal como lo está haciendo nuestro presidente Nicolás Maduro, que por ello la historia presente de la política internacional, continental y nacional lo está reconociendo en superior medida a las pretensiones del imperio de querer destruirlo junto al pueblo y el país.
Finalmente, es importante señalar que tal consigna incurre en el error estratégico de omitir el nombre del presidente Maduro, siendo él el centro del ataque, pues, la MUD solicita revocar su mandato y no el del CNE, al que irrespetan y desacreditan, como parte de la desestabilización. En ese sentido, desde el punto de vista semiótico, la consigna niega literalmente la existencia de Nicolás Maduro y afirma al CNE como el centro de la lucha. Así mismo, desde la perspectiva hermenéutica, igualmente, el nombre Maduro no aparece ni del lado de la lealtad ni del lado de la solidaridad, es decir, no existe. Por último, y esto es lo más grave, desde el punto de vista de la objetivación dialéctica, o sea, de la ubicación en el contexto histórico concreto de las contradicciones sociales, la consigna le hace el juego a esa otra consigna de "Maduro no es Chávez", puesta en marcha por el imperialismo para desmoralizar, dividir y derrotar al pueblo chavista. La consigna correcta pudiera ser "El pueblo chavista y leal a Maduro en solidaridad con el CNE" o "Los y las leales a Chávez y a Maduro en solidaridad con el CNE" o si se prefiere "Los leales a Chávez en solidaridad con Maduro y el CNE".