Indudablemente que los precios del petróleo en la revolución chavista, por supuesto, con la audacia del Comandante, ayudaron bastante en saldar la deuda social que históricamente se había adquirido hacia la gran mayoría de los venezolanos, casi desde el nacimiento de la era republicana. Gracias a los elevados precios del crudo fue que Chávez implementó, la política de inversión social significa un reparto menos inequitativo de la renta petrolera; lo que antes era solo reparto de migajas ahora están traducidas en todas las misiones sociales para que la gente pobre, al menos así está concebido, reciba más recursos, esta vez se trata de plata para ayudar a paliar la situación de pobreza injustamente heredada, cuestión que los opositores interesadamente llaman gastos injustificados o regaladera de real.
Las causas y consecuencias de los gobiernos adecos y copeyanos en sus políticas hacia el pueblo, que su máxima expresión fue en febrero 89, conllevaron a Chávez una vez en condición de Presidente de la República, a presentar medidas para la equitativa distribución de la riqueza nacional, no quedaba otra, alternativas que de antemano ya sabían los responsables del sistema de injusticia social que prevaleció en la cuarta. A estos, no quedándoles más remedio que accionar contra el nuevo gobierno no perdieron tiempo y con todos los medios y mecanismos se opusieron sin éxito a la Constituyente y por ende a la nueva Constitución de 1999, ya que esta definía el rumbo justicialista que desde entonces imperaría en Venezuela; al no poder evitar las nuevas políticas de justa distribución de la riqueza patria, durante los primeros años las acciones opositoras fueron arreciando y la confrontación la hicieron más frontal y con todos los recursos. Aquí la historia de golpes, paros patronales, sabotajes y más, amén del intervencionismo gringo, hasta nuestros días es conocida.
En el devenir del gobierno chavista se desarrolla la lucha política con pasos adelante o atrás dependiendo de la óptica de cada uno de los bandos, mientras el gobierno pone en práctica medidas económicas y sociales que permiten a más gente disponer en tiempo real, de más dinero contante y sonante, lo que ha permitido a muchos de ellos entender la diferencia con lo ocurrido en el puntofijismo y por consiguiente a cuadrarse de corazón con el Comandante. Así, los que se asumen únicos y universales herederos en su afán económico, de la riqueza nacional casi por derecho divino, al no ver la posibilidad real de tumbar al gobierno chavista conducido esta vez por Nicolás Maduro, vienen desarrollando con éxito toda una campaña de estímulo de consumo desenfrenado que no tiene precedente ni medición de consecuencias, pues, de lo que se trata es de revoltear la llave del chorro petrolero que el Comandante Chávez direccionó hacia el lado del pueblo, permitiendo con ello que una gran cantidad de bolívares circule en la calle y esté en manos del pueblo. Estos creídos dueños eternos de la riqueza nacional, aprovechándose de los vicios e imperdonables errores en el gobierno en materia de política productiva, asimismo, sabiéndose en control mayoritario del aparataje productor y de distribución de bienes y servicios en Venezuela y con plena capacidad de manipulación y estímulo hacia la gente para las compras compulsivas, en la actualidad lo que hacen es construir un dinero-ducto que les permite revertir la situación de reparto con justicia de la renta petrolera emprendida por Chávez, para que las ganancias petroleras vuelvan a encontrar el "cauce natural" hacia los antiguos bolsillos de la burguesía.
Ahora, cómo y por qué nos despojan el dinero? Lo expongo de manera sencilla, el circulante, además del dinero en efectivo y en manos de la gente, lamentablemente viene produciendo dos consecuencias sumamente negativas: a) una sensación emotiva interna en la gente con dinero, unos lo llaman alienación otros enajenación, a quien le llega el dinero, éstos sin disimularlo, muchas veces jactándose, tiende a comprar de todo, recordemos al mismo Comandante Chávez recomendándonos el ahorro; b) al mismo tiempo se produce una sensación emotiva externa en los otros, a estos se les hace asumir que todo el mundo tiene dinero y por consiguiente, están prestos a gastarlo sin miramientos, llegando al impulso y/o conclusión irremediable de necesidad para ir por ese dinero, como sea.
Entre estas dos situaciones entra en escena el dinero-ducto que le está permitiendo a la burguesía darle cause capitalista al producto del chorro petrolero convertido en dinero a manos de los factores internos, entiéndase del pueblo. Ahora, quiénes son los factores externos que nos quitan el dinero para transferirlo a las arcas de la burguesía, muchos, entre ellos, empiezo por los más bajitos y de apariencia indefensa: "los pedigüeños", aquellos que bajo cualquier pretexto y en cualquier lugar y justificación, utilizando la lástima como recurso y en cualquier circunstancia real o inventada, piden dinero para comer o saciar otra necesidad sin esfuerzo propio; los desvalidos por una enfermedad delicada al no tener cómo comprar la costosa o difícil medicina o tratamiento médico, aun cuando existan recursos en los centros de salud públicos; los vendedores ambulantes de cuanta chuchería o baratija se le ocurre expender valiéndose del desempleo o bajo el chantaje de la persuasión a favor del hijo que espera del padre o la madre, del comprador por supuesto, de que este no llegue con las manos vacías; las sectas, cultos o religiones que se alimentan del diezmo o contribución obligatoria que les permite disimular el financiamiento doloso; los comerciantes de toda calaña y modalidad que incitan al acaparamiento miserable y al envite y azar que pesca tontos, así como los empresarios negociadores de dólares; el Estado en su rol de creador y recaudador de obligatorios impuestos; y, para nada desdeñable, los malandros legales, quienes desde distintas esferas o fachadas se permiten extorsionar, matraquear y/o corromper víctimas, y los ilegales, quienes sin miramientos y sin pasión, en su afán cortoplacista de lucro fácil, con toda su violencia inhumana se juegan la vida por un instante de lujuria, placer y gozo, sin importar contra quién actúan.
Todo esto le ocurre al pueblo inmisericordemente, mientras los recursos de los grandes sectores económicos, entiéndase bien, la burguesía que se manifiesta en los grandes comerciantes, financista, industriales, constructores e importadores de cuanta vaina existe fuera de nuestras fronteras o trampeada, participando activamente en la actividad económica venezolana, unos a regañadientes pero pensando siempre en el lucro seguro, no solo siguen intactos y ganando bien sino que las mismas han incrementado con creces, mientras los pequeños y algunos medianos, sin contacto de arriba y a merced de la voracidad capitalista, pasan las de Caín, o más bien la de Abel.