"No dejaremos que cierren
la linda puerta que siempre
ha estado abierta a la vida"Alí Primera.
Comenzado el 2017 podemos afirmar que es el año para que juntos recuperemos la esperanza. Los desafíos de llevar adelante este noble objetivo son numerosos, pero no inalcanzables. Para quienes crecimos políticamente en el chavismo hemos atravesado tiempos muy amargos. Ver que toda la energía desatada por la revolución bolivariana es desperdiciada por esta burocracia gobernante genera un nudo en la garganta. Por ello hoy estamos más decididos que nunca a no perder un segundo más en la tarea de construir una nueva alternativa de la gente, que nos permita caminar hacia la independencia que palpamos en los mejores años del proceso.
Para llevar adelante este gran reto no estamos partiendo de cero. A lo largo del 2015 y el 2016 diversas expresiones del chavismo crítico (Marea Socialista, plataforma en defensa de la constitución, plataforma contra el arco minero, entre otros) nos hemos encontrado para alzar nuestra voz crítica ante hechos muy significativos. Juntos hemos denunciado el desfalco de más de $500 MM y develado el silencio cómplice de las instituciones. Juntos hemos luchado contra al avance del proyecto del Arco Minero del Orinoco, que representa un eslabón clave de la avanzada neoliberal sobre Latinoamérica. Juntos hemos resistido la envestida autoritaria del Gobierno que busca evitar el surgimiento de lo nuevo. Juntos vivimos la profunda crisis que ha pulverizado nuestros salarios. Juntos nos paramos con firmeza contra la criminalización de la pobreza por medio de las OLP. Juntos hemos levantado propuestas para superar esta dura situación.
El camino recorrido ha permitido ir construyendo la confianza bastardeada por las dinámicas politiqueras a las que quisieron acostumbrarnos. Reconocernos y saber que no estamos solos ni somos pocos ha sido un paso fundamental. Quienes afirmamos que las cúpulas ya no nos representan estamos decididos a no fallar en el reto de construir una alternativa a los que hoy secuestran la política en el país: La MUD y el Gobierno ya no son nuestra referencia. Por esta y muchas razones hemos decidido sistematizar y poner algunos puntos en debate, los cuáles consideramos de relevancia para la construcción de lo nuevo y dar un paso al frente junto a la gente.
BREVES DIAGNÓSTICOS DE UNA NUEVA ÉPOCA.
La crisis de identidad en la izquierda a nivel mundial. Desde la revolución francesa el significado de izquierda y derecha había definido actores políticos antagónicos. Con el desarrollo de la historia estos conceptos han ido encontrando bifurcaciones, especialmente en la izquierda. El avance de la globalización, el balance acerca de las experiencias de izquierda en el gobierno y los posicionamientos ante los hechos más recientes en el mundo, son factores que dificultan enormemente definir qué es ser de izquierda hoy. ¿Es acaso la que reivindica o la que denuncia el estalinismo de la URSS? ¿Es la que defiende el “estado-nación” ante el avance de la globalización, o la que no cree en fronteras? ¿Es la que plantea la producción artesanal o la que se motiva por una gran industrialización? ¿Es la que defiende al gobierno sirio o la que lo combate? ¿Es la que reivindica la experiencia con Chávez o la que lo aparta? Responder esto no trae respuestas sencillas o únicas, lo que si se hace notorio es que por lo mínimo existen distintas izquierdas, pero entonces, ¿Cuál es la que se necesita hoy?
En Latinoamérica derrotaron los “progresismos” no a los pueblos. En Argentina el gobierno de los Kirchner es derrotado electoralmente. En Brasil el PT es despojado del gobierno cupularmente. En Bolivia Evo pierde un importante referéndum que pone en jaque su reelección. En Venezuela se impone un rumbo de contrarreformas. En Colombia las FARC se desmovilizan y el pueblo le dice “no” a un acuerdo de paz. Estos hechos han destapado una retahíla de análisis que acusan a los pueblos de inconsciente y desleales. Afirman desde esos mismos análisis un proceso de derechización popular, y cualquier otra cuestión que saque del centro el debate sobre el papel de los gobiernos, que por ejemplo, en Argentina permitió la entrada de trasnacionales como la Monsanto y en Brasil cambió gran parte de su producción a soja para cumplir con compromisos internacionales.
El tiempo se ha encargado de ir derrotando estos trágicos análisis. En países como Brasil y Argentina los gobiernos de las derechas clásicas han encontrado una profunda resistencia en los pueblos. Sin dejar de pelear un solo día han impedido la aplicación de gran parte de los planes de estos gobiernos, y han abierto un espacio enorme para nuevas alternativas como lo fue Marcelo Freixo y el PSOL en Brasil. Esto nos indica que nada está perdido, por el contrario, se abren nuevos caminos. Toca ahora a esas alternativas que vienen surgiendo tener la audacia para que no sea el regreso de los falsos “progresismos” la mejor opción de los pueblos para salir de estos gobiernos de derecha.
En Venezuela el gobierno cambió de jefe. Con Chávez en vida el pueblo movilizado lograba marcar orientación política como muestra de un ejercicio de democracia radical. Existía un proyecto claro que fortalecía una base social del gobierno constituida fundamentalmente por los sectores que siempre fueron oprimidos. En la dinámica del proceso la participación era notable, la sensación de ser incluidos en la toma de decisiones trascendentales convertía en razonable la afirmación de que el pueblo era el jefe del gobierno, a pesar de que lo que predominaba en la realidad era el criticado hiperliderazgo. Con maduro esto ha venido cambiando de forma acelerada.
Particularmente, por la razón antes expuesta, no compartimos la opinión de que el gobierno no hace nada, porque si hace y mucho. En pocos años pulverizó el salario, inicio un proceso de entrega de nuestro oro, pagó $60MM en deuda que puede ser considerada ilegítima, permitió que los desfalcadores disfrutarán la plata impunemente y hasta los invitó a invertir en el país. Toda esta orientación ha socavado la base social trabajadora aglutinada con Chávez, ahora no es tan importante su opinión y pasan a ser más importante los encuentros con sectores cupulares. Es claro así que el nuevo jefe de este gobierno es el capital financiero internacional y no el pueblo.
Se reducen los espacios democráticos. El gobierno nacional al transitar un cambio en su base social se ve poco o nada motivado al ejercicio de la democracia. Imponer política como la entrega del Arco Minero, o todo el desastre llevado a cabo con el billete de Bs.100, son claras muestras que poca importancia se da desde el gobierno respecto a lo que piense el pueblo. El autoritarismo no se trata de buenas o malas personas, es sí la forma de gobierno de quién está dispuesto a llevar adelante las contrarreformas necesarias para desmontar las conquistas del proceso bolivariano, manteniendo un discurso superficial que genera confusión e inmoviliza.
La suspensión de las elecciones regionales en el 2016 y la duda de si se llevarán a cabo este 2017, el tergiversado debate sobre la validez o no del revocatorio, la restricción de gran cantidad de espacios públicos para el uso exclusivo de actos oficiales, los debates entre cúpulas con la mesa de negociación, la judicialización de la política donde el TSJ todopoderoso dictamina el bien y el mal, son elementos de un gobierno que se ajusta y avanza en un claro y peligroso perfil autoritario, que ahora cuenta con un vicepresidente “digno” de ejecutar dicha orientación.
Saparapanda económica contra el pueblo. Es indudable que la categoría “guerra económica” ha logrado ser acuñada, eso sí, de manera absolutamente tergiversada. Sin explicar a fondo lo que significa se ha convertido en la excusa perfecta del gobierno para justificar toda su terrible actuación. Ahora, sería muy irresponsable desde los sectores críticos desconocer el desarrollo real de una disputa económica que deja al pueblo por fuera, y que se aceleró con la muerta del presidente Chávez, y que no es más que la feroz batalla por el control de la renta petrolera.
En la superficie observamos fenómenos como el contrabando y bachaqueo, ataque a la moneda en la frontera, incremento indiscriminado de precios, fijación del dólar paralelo sin rigurosidad económica, escases de productos alimenticios y medicinales, entre muchos otros que se pretenden hacer ver como la causa de todos los problemas. En realidad, estos fenómenos son las herramientas usadas en la disputa entre los sectores en pugna. Frente a la realidad no hemos contado con un gobierno dispuesto a defender nuestros intereses y que sí ha extendido su mano una y otra vez a los sectores que hacen parte de esta gran disputa por acceder a los dólares de la renta.
La MUD y su crisis. Un año de gestión con Ramos Allup al frente que no trajo ningún resultado. Un comienzo con Julio Borges que dibuja el mismo camino de su antecesor. La Mesa de la Unidad Democrática ha confirmado al frente de la AN lo que siempre han parecido: Políticos sin un proyecto de país. En semejante crisis han sido incapaces de plantear una alternativa para resolver los problemas del país, cuando mucho, repiten que Maduro debe salir, pero ni siquiera fueron consecuentes con su bandera del Referéndum Revocatorio.
Este sector de la política nacional ha construido su fuerza amarrados a la polarización, al posicionarse como única alternativa antigubernamental han tenido la posibilidad de construirse electoralmente, pero con escasa presencia en las luchas cotidianas del pueblo. Es por eso que frente al proceso de despolarización que se viene desarrollando quedan sin política para intervenir con claridad. Ya no sólo se discute cuál es el gobierno que merecemos, sino también que forma de gobierno queremos y que política necesitamos, y ahí la MUD pierde toda su fortaleza al no poder plantear con claridad su proyecto de país.
Su base social atraviesa profundas contradicciones al igual que en el chavismo. Chocan los sectores de base que apostaron por ellos de manera sincera creyendo que podrían construir una solución a la crisis, contra aquellos sectores más reaccionarios que simplemente van pendientes de cuidar sus espacios políticos y económicos. En la juventud se viene dando un proceso interesante. Motivados por las contradicciones voltean su mirada hacia nuevas alternativas con las que puedan sentirse más identificados. De ahí surgirán actores que deslindarán de la vieja política y marcharan junto a una nueva referencia que plantee las cosas con claridad.
El chavismo sigue vivo. Definir el chavismo es parte de los debates más densos y vivos que hoy se pueden realizar. Desde la reivindicación del liderazgo de Chávez, hasta la reafirmación de principios democráticos y de independencia nacional, forman parte de elementos que pueden caracterizar este movimiento del que nos sentimos parte. La valides de este debate surge de la afirmación de que aún sigue vivo y es algo distinto a apoyar el actual gobierno. En diversas encuestas se demuestra una tremenda diferencia entre los reducidos niveles de apoyo a Maduro en comparación con una aceptación de Chávez por encima del 50%.
Precisamente es esa dinámica la que explica el papel protagónico del chavismo crítico estos últimos tiempos. Desde estos sectores hemos levantado las críticas más fuertes y argumentadas con el actual gobierno, teniendo una gran receptividad en la población venezolana. Son hechos que demuestras que la construcción de una nueva referencia está siendo nutrida fundamentalmente por sectores que avanzaron junto a Chávez en la experiencia de la Revolución Bolivariana. A pesar de las profundas contradicciones y los angustiosos debates que atraviesa hoy el chavismo, está más que claro que sigue siendo un actor decisivo para lo que en un futuro ocurra en nuestro país.
Partiendo de la afirmación de que el chavismo sigue vivo, es importante abordar el debate de cómo está conformado. Por una parte, el chavismo acrítico que cierra fila con el gobierno de manera acrítica, desarrolla un papel de freno ante cualquier posibilidad de surgimiento de lo nuevo, y poco interesado está en la generación de debate. Por otra parte, existe el chavismo del mal menor, que a pesar de saber que el gobierno no está actuando de la mejor manera, lo reivindican como la mejor opción ante la posibilidad de un gobierno de la MUD. También viene surgiendo en los últimos tiempos un chavismo más autónomo, que ha roto con las cúpulas políticas actuales, pero no se plantea la lucha por el poder político, y se refugia por ahora en experiencias locales alejados de la politiquería impuesta desde el polo patriótico y el gobierno. Y por último quizás una de los más evidente: el chavismo crítico. Este último que ha entendido que con este gobierno no se podrá llevar adelante un proyecto nacional independiente y anticapitalista, y se plantea así la construcción de una nueva alternativa.
Se comienza a dibujar el tercer actor. Durante un largo tiempo existió un sector por fuera de la polarización al que se le llamo Ni-Ni, que era minoritario e identificado con un sector apático y sin identidad propia. Hoy los análisis permiten que nos percatemos que esa caracterización ha cambiado, que ya no son una minoría y que comienza a construir su propia identidad. Gran parte de la población ya no se siente identificada con las cúpulas actuales, y comienza a nutrirse lo que definimos como el tercer actor. Es cierto que aún no está organizado, pero eso no le ha impedido que de forma espontánea marque opinión en la calle abriendo caminos hacia lo nuevo, y generando hechos políticos de gran importancia como el histórico porcentaje de votos nulos en las elecciones pasadas.
Sin liderazgos consolidados o visibles aún, se convierte en un actor fundamental para la política nacional. No son pocos quienes trataran de secuestrar este escenario para provecho propio. Por eso quienes apostamos genuinamente debemos acompañar y empujar el desarrollo de este nuevo actor, limitando que los politiqueros que vean en él la posibilidad de alcanzar cuotas de poder. Se debe contribuir a desarrollar los debates, profundizar principios democráticos y construir el plan nacional que los aglutine con objetivos claros y nobles. Ahí está un espacio fundamental de lo que debe ser la base de una nueva referencia política en el país.
BREVES APORTES PARA LAS TAREAS DE UNA NUEVA ÉPOCA EN NUESTRO PAÍS.
La construcción democrática de un plan nacional. Hoy en día los más sectarios propagandistas del Gobierno han pretendido convertir el “plan de la patria” en una biblia que ni ellos mismos cumplen. Los de la MUD no se atreven a presentar algo que pueda ser puesto en debate, haciendo uso de la mentira como su principal proyecto. Los sectores autónomos más honestos se han dedicado a profundizar en el grave problema del rentismo petrolero, sin llegar aún a construir una respuesta clara de cómo superar una realidad que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra historia contemporánea.
Para quienes nos planteamos la construcción de algo novedoso es vital construir ese plan nacional que nos debemos. Tenemos la imperiosa necesidad de abrir la cabeza y replantearnos muchas de nuestras elaboraciones, actualizarlas drásticamente. La izquierda tradicional ha tenido una gran debilidad al esperar una mágica crisis del capitalismo que lo derrumbe todo, y por el contrario el capital ha convertido la crisis en su motor fundamental para repensarse y seguir avanzando. Por ejemplo, en las épocas recientes en medio de la gran crisis, podemos afirmar que ha existido una revolución científica y tecnológica. La cotidianidad de la gente ha tenido cambios por este hecho, y se han comenzado a marcar ciertas variaciones en la cultura del trabajo a nivel global. Al no tener la cabeza enfocada en pensar estos cambios la realidad nos pasa por encima y no lo asimilamos.
Hay suficientes argumentaciones que nos permiten inferir que la globalización neoliberal avanzó a buen paso. Estamos en la obligación de cuestionarnos nuestras elaboraciones tradicionales, y podemos comenzar por preguntarnos ¿Cómo es el capitalismo que hoy combatimos? En el marco de esa reflexión debemos fundar las bases de nuestro proyecto nacional dando respuestas a ciertas interrogantes: ¿Es posible tener un desarrollo propio basado de la transferencia de tecnologías que nos aporta lo más obsoleto? ¿Es posible dejar de ser un país suministrador de materia prima sin atravesar una profunda revolución científica? ¿Seremos capaces de evitar la invasión de transgénicos sin repoblar nuestros campos de la mano de herramientas sofisticadas? ¿Cómo se verá afectada nuestra industria petrolera con los tímidos -pero seguros- cambios en la matriz energética mundial?
Si algo podemos afirmar de esta nueva época es que las recetas conocidas se pueden declarar en peligro de extinción. Hoy debemos repensar nuestro anticapitalismo, actualizarlo y empalmar con los nuevos fenómenos que hoy tocan nuestra puerta. Eso nos permitirá abrir un gran escenario de debate, que motive a la construcción realmente democrática de un nuevo proyecto nacional que nos permita transformar nuestra economía y nuestras relaciones sociales. No basta con plantear algo para diferenciarnos de lo que existe actualmente, el reto es construir algo que sea mejor que lo que conocemos bajo la actual hegemonía.
Las calles son de la gente, no de las cúpulas. Desde el gobierno se ha dada una dura ofensiva -por medio del CNE- que busca sacar de la participación electoral a todo lo que no sea parte de la actual polarización. Evitar el registro de Marea Socialista a toda costa es demostración de ello. Es ingenuo pensar que tamaña crisis será resuelta sólo por el lado formal de la democracia: Las elecciones. Sin dejar de lado la importancia de empujar para que se realicen elecciones este año garantizando la participación de todos los sectores, debemos recuperar las calles para el pueblo. Es nuestro espacio natural de encuentro, es donde luchamos día a día en nuestra cotidianidad.
Con el desastre promovido por la MUD cada vez que se plantean la calle, y el desgaste de la movilización burocrática donde es más importante la tarima que el pueblo, es obvio pensar que convocar a la movilización hoy no es tarea fácil. Pero quién dijo que sería fácil. “Las calles son del pueblo” debe tomar su papel protagónico nuevamente entre nuestras consignas y acciones. Convocarnos con mensajes claros y objetivos concretos, alzar las banderas que tanto disgustan a Maduro y Diosdado, recuperar la diversidad asfixiada por la uniformidad oficial, sustituir las tarimas por lo megáfonos para que se escuchen las voces de todos y todas.
Plantarnos en una esquina con luchas concretas, encontrarnos a las puertas de nuestros trabajos, agitar en plazas y calles de nuestro país, recorrer los pasillos de las casas de estudio, son parte del ejercicio de movilización para vernos de nuevo cara a cara y confiar en que juntos, desde cada rincón y calle, podemos construir un futuro mejor.
Acabar con el secuestro de la organización sectorial. La central Socialista de los Trabajadores es el vivo ejemplo de lo que no debe hacerse ni repetirse. Una cúpula sindical puesta a dedo que reúne a los mejores profesionales del jalamecatismo, cumplen la tarea de dejar sin voz a los trabajadores de nuestro país, y por supuesto, silenciar cualquier ejercicio de lucha, dejando al gobierno plena libertad para hacer lo que le venga en ganas. Ha quedado así sin organización la clase que vive de su trabajo.
Tristemente esta realidad se replica en diversos sectores. En lo estudiantil se impone una Federación Nacional de Estudiantes con un simulacro democrático. En las universidades autónomas las elecciones son un recuerdo y en las nacidas recientemente las elecciones son un término desconocido, impidiendo así la organización gremial de los estudiantes. Experiencias comunales y campesinas son boicoteadas por los funcionarios de turno.
Esta tendencia o, mejor dicho, esta forma de hacer política, ha permitido que los nuevos amos del valle secuestren todas y cada una de las expresiones de organización sectorial en el país. Hay que darle vital importancia el impulso de procesos constituyentes que devuelvan el protagonismo a cada uno de los sectores, y comenzar con la reconstrucción de nuestros organismos de lucha.
La construcción de un nuevo instrumento. Es claro que la crisis que hoy vivimos no puede ser superada con el actual gobierno ni con un hipotético gobierno de la MUD. Eso nos plantea el desafío de avanzar en la construcción de una herramienta para disputar el poder político en el país. Pero no podemos hacernos los ciegos ante una realidad que pone en debate la validez de los partidos políticos. Si una definición atraviesa hoy una profunda crisis es esa. Es común que sea asociada con politiqueros, con gente que quiere nuestros votos para darnos la espalda, con un funcionamiento donde el centralismo aplasta lo democrático. Con la práctica de años de estos partidos tradicionales el concepto ha quedado muy deslegitimado. En Venezuela, los partidos han terminado siendo franquicias para pelear por parcelas de poder y no por los intereses de la gente. Se han convertido en un fin en sí mismo.
Hoy cuando se hace necesario que diversos sectores por fuera de la polarización nos encontremos en una nueva herramienta, el planteamiento de “partido” enciende las alarmas, y con muchas razones de por medio. Esto convierte en una necesidad debatir a detalles la esencia de lo que se quiere y debe construir. Hay que convertir esta necesidad en la posibilidad de construir algo novedoso que supere los vicios y se impregne de una nueva forma de hacer política, donde la clave sea construir unidad en el respeto a la más amplia diversidad.
Ahora bien, también es un profundo reto construir una herramienta que no se reduzca sólo a la lucha por el poder político. No se trata sólo de tomar el cielo por asalto. Eso no correspondería a la exigencia de los nuevos tiempos. Sin negar esa tarea como fundamental, debemos preocuparnos en integrar las tradicionales luchas de reivindicación de clases con las tareas que se desprenden ante la actual crisis civilizatoria producto del agotamiento de actual forma de organización de la economía y la sociedad. Un nuevo instrumento debe plantear luchas ante los problemas medioambientales, tiene que intervenir en la promoción de las luchas de reivindicación de género, generar opinión acerca de los problemas cotidianos de la familia, plantearse el debate cultural, acompañar las experiencias de nuevas formas de organización de nuestros campos y comunidades, entre otras.
En este proceso de confluencia debemos garantizar algunas cuestiones mínimas para ir avanzando con buen paso:
- Juntarnos por intereses comunes y no de aparato.
- Construir posiciones políticas sin vulnerar la diversidad.
- Romper fronteras entre la elaboración y el hacer.
- Nunca plantearse como un fin en sí mismo.
- Organización no sólo para elecciones sino para la lucha cotidiana.
- Elaboración pública y colectiva para que los debates no sean secuestrados.
- Promover el libre pensamiento de todos los integrantes.
- Nunca separarse de las preocupaciones cotidianas del pueblo.
Estoy seguro que podremos ir avanzando así en la construcción de ese nuevo instrumento político que tanto necesita nuestro país en este momento.
CAMPAÑAS POR DESARROLLAR.
Salarios dignos para la gente: El gobierno nacional se encarga de propagandizar el aumento del salario mínimo como un gran logro. Pero oculta lo importante, que el salario mínimo alcanza cada vez para menos. Aquí el gobierno está incurriendo en un desacato a la constitución que obliga a garantizar un salario equivalente al costo de la canasta básica alimentaria. Por eso para nosotros debe ser una exigencia la lucha por un salario digno, que no implica sólo un aumento sino una recuperación en el poder adquisitivo.
Abastecimiento de medicinas: Ya no sólo se trata de las grandes cadenas farmacéuticas, es que ni en los CDI se consiguen medicinas básicas para tratar problemas médicos tan comunes como los cardiovasculares. Es inhumano no plantear una salida inmediata a este grave problema que ya ha implicado la muerte de personas. Hay que declarar un plan de emergencia para traer medicinas prioritarias en grandes cantidades. Esto es más importante que pagar $60MM en deuda.
Eliminación inmediata de la OLP: Los altos niveles de criminalidad fueron un caldo de cultivo para dejar avanzar un plan represivo como la OLP. Sin embargo, el tiempo ha demostrado una vez más que al estado no se le debe permitir jamás accionar un plan de este tipo. Los hechos de Cariaco y Barlovento quizás fueron los hechos que más sensibilizaron a la población acerca del profundo riesgo de este tipo de políticas. Pero la realidad es más dura aún, según datos de fiscalía sólo en el 2016 más de 400 personas fueron asesinados bajo estos operativos. Nunca hablan de grandes distribuidores de armas capturados, o de cuentas confiscadas de quienes financian todo este mercado delincuencial en el país. No ha sido más que un plan que criminaliza la pobreza y no resuelve ningún problema de fondo. Las OLP deben ser eliminadas de forma inmediata y llevar a la justicia a los responsables de este plan.
Diálogo en la calle no en la mesa. ¿Quién puede saber lo que realmente debaten las cúpulas entre cuatro paredes? ¿Es ese el dialogo que necesita nuestro país? De ninguna manera el dialogo tutelado por el Vaticano traerá frutos a la población venezolana. En medio del proceso de despolarización que se viene dando en el país estos dos sectores cupulares definitivamente no representan nuestros intereses, y mucho menos en sus negocios a puertas cerradas. Este parapeto debe tener un contrapeso. En Universidades, comunidades, campos, fábricas, espacios de arte, etc. Debemos activar el verdadero diálogo de la gente. Debatir acerca de un plan de emergencia para la crisis debe ser el tema central, para desde las bases en conjunto alzar la voz de una propuesta distinta para sacar el país adelante.
Los que se van y los que nos quedamos. No somos pocos los que nos ha tocado escuchar de un familiar, amigo o conocido “me voy del país”. Lamentablemente en este país acceder a estadísticas oficiales se ha convertido en algo casi imposible, pero es indudable que la migración de venezolanos se ha convertido un fenómeno social de grandes magnitudes. La burocracia los descalifica acusándolo de antipatriotas, la oposición de derecha levanta las falsas esperanzas de que afuera te irá mucho mejor. Lo que es cierto es que ninguno aborda el debate con seriedad.
Este fenómeno se da fundamentalmente en sectores juveniles que sienten no tener posibilidad de futuro. ¿Cómo irme de casa de mis padres? ¿Cómo ejercer una profesión con un salario digno? ¿Cómo no sufrir más los problemas de inseguridad? ¿Cómo levantar una familia en medio de semejante desorden? Son algunas de las muchas preguntas sin respuestas que llevan a muchos a tomar la decisión de probar suerte por fuera de nuestras fronteras. Es así como se ha instalado un fenómeno social al que hay que comenzar a darle una salida. Debemos iniciar una campaña que abra el debate en este sentido. Los que se van y los que nos quedamos podemos luchar juntos por el país que necesitamos.
Elecciones. El 2016 fueron suspendidas las elecciones regionales, y a toda costa se evitó la activación del Referéndum Revocatorio, es decir, el pueblo no tuvo ninguna oportunidad de expresarse electoralmente. Ya transcurrido gran parte del primer mes de este 2017 el poder electoral se hace el loco con el cronograma electoral. El hecho de que no se realicen elecciones este año marcaría un rumbo sin regreso de este gobierno hacia el autoritarismo. Por eso debemos levantar un gran movimiento nacional que luche y defienda el derecho a elegir, acompañando esto con una gran campaña para garantizar y facilitar la expresión de todos los sectores políticos que hoy sufren las consecuencias de la línea de ilegalización de partidos y organizaciones políticas. Este año debe haber elecciones, el pueblo tiene derecho a decidir.
Otras luchas. No al Arco Minero, defensa de la constitución, defensa de los derechos de la mujer, derechos para la diversidad sexual, reimpulso de nuestras universidades, sistema único de salud pública, acceso universal al agua, servicios públicos dignos, lucha contra la corrupción, auditoría pública y ciudadana, reforma fiscal para que paguen los que más tienen, reducción del IVA, presupuesto de los dólares que entran a la nación, elecciones universitarias, nuevos contratos colectivos, reactivación de nuestra producción, revolución científica y tecnológica, entre muchas otras más.
2017, AÑO PARA DAR UN SALTO ADELANTE.
Humildemente esperamos que este material sirva para abrir y profundizar debates. Estoy seguro que los honestos somos más, y debemos organizarnos para desatar toda la energía de un pueblo en revolución nuevamente. Son muchos los desafíos, pero también es mucha la gente dispuesta a realizarlos. Este año debe servir para dar un salto y mostrar al país que otra alternativa es posible y que está en nuestras manos construirla. Cómo parte de Marea Socialista he contado con un espacio que nos ha motivado a pensar libremente, a reivindicar el debate como la mejor forma de unir voluntades. Por eso entregamos este aporte con la intención de profundizar en la elaboración que permita a Marea jugar un papel impulsor de la nueva referencia.
Claro está que las cúpulas harán hasta lo imposible para que no lo logremos, usaran toda su maquinaria para que nuestras esperanzas se apaguen, utilizarán todo su poder para evitar que nos encontremos. Debemos hacerles saber que no lo lograrán porque no les tenemos miedo. Avancemos con firmeza para que este 2017 lo recordemos como el año en que sí pudimos. Todo queda en nuestras manos.