Relevar a Chávez resultó casi sobrehumano para Maduro, pero lo ha hecho con valentía y sabiduría. Con obstáculos superiores a los vividos por Chávez. Sin Chávez, sin su reconocida autoridad. Sin su amor y con mucho dolor. Para Nicolás y para el pueblo.
La resolución unánime del senado de EEUU y la posición radical de Trump, da la razón a Díaz Rangel. Presagia un intento de avasallamiento en la OEA para aplicar la Carta Democrática. Ello resalta la importancia de la resolución de la Cumbre Alba con vista a la batalla que viene en la OEA y nuestra imprescindible victoria política, clave para evitar la intervención.
La balcanización del país es un objetivo. En ciertas áreas parecen estar construyendo gobiernos paralelos con la complicidad de autoridades regionales y locales, con fines separatistas robándose riquezas apoyándose en fuerzas paramilitares transnacionales asociadas a delincuencia local.
Otro aspecto es la caotización y banalización de la vida cotidiana. La derecha descalifica que la gente reciba una vivienda, lo desvaloriza y se centra en las colas que impiden el plato de comida cotidiano. Pero los que caotizan y banalizan, son parte de la escasez inducida. Reciben dólares para abastecer el mercado y los dedican a la especulación aliados a la burocracia quintacolumnista. Los precios empresariales suben todos los días robándole al pueblo el plato de comida. Si se aumentan los salarios para equilibrar, la publicidad de la derecha hace creer que los precios suben por las alzas salariales. La renta petrolera se siembra en la banca internacional.
La invasión paramilitar ha sido simultánea con la desestabilización y la destrucción de valores solidarios convirtiendo al mercado en base de las relaciones humanas individualistas. Hoy usan mercenarios para invadir. Los aviones para practicar la salvaje destrucción. Es el capitalismo del desastre y del terror.
Enfrentamos la Big Data, que con fines políticos, militares, empresariales… captura para el poder mundial toda información que circule en el planeta. Capaz de ganar elecciones, derrocar gobiernos, quebrar grandes bancos, realizar asesinatos… podría impedir la resistencia, incluso clandestina, si usamos aparatos electrónicos. Es el totalitarismo absoluto que se consolida a partir del 11-9-2001, cuando se dio un golpe de Estado contra la paz y los derechos humanos.