Este es un mensaje para unos y para los otros, como se dice para tirios y troyanos, los que son opositores marcadamente de derecha, entreguistas de la patria por naturaleza, vendedores del alma al diablo, personeros en busca de la comodidad del tener dinero, los que suelen brincar cualquier obstáculo sin importar a quien se llevan por delante, y los otros aquellos que alguna vea cruzaron el límite del progresismo y/o izquierdismo y hoy enarbolan banderas displicentes con el enemigo aparente de antaño y aún pretenden identificarse con cierta izquierda.
Equivocarse en política equivale a la realización de un escrutinio que escapa a la sindéresis política, económica y social, dicho sea de paso, nunca reconocen que se han equivocado aún las pruebas sean contundentes, equivocarse en política no es otra cosa que leer de manera errónea la realidad y las circunstancias; es decir si eres politólogo se supone que el análisis que hagas considere la verdad en primer plano, la conciencia partidaria apegada a valores y a la ética y por si fuera poco la capacidad interpretativa de la geopolítica, demás está decir que el verdadero analista o el que se dedica a la política seria y responsable debe manejarse en razón de valores, independientemente de solidarizarse con una postura en particular; es decir que, la política es una ciencia no exacta y dos más dos no siempre es igual a cuatro, por tales razones si se asume debe ser consistente en el tiempo.
Dos características fundamentales debe reunir un buen político, por una parte ejercerla con personalidad y en segundo lugar tener la capacidad de interpretación de los hechos y circunstancias, de tal manera que emita mensajes que lo hagan homogéneo y transparente, lo cual deriva en lo más importante para un político que es la autenticidad; en los tiempos que cruzamos podemos escrutar que la política se ha convertido en oportunidad para escalar posiciones y ello, con el interés de por medio de alcanzar a través del uso que hagas de ella beneficios económicos, esto generalmente ocurre en la gente de ideología de derecha, no cabe otra interpretación y lo que ejemplifica esta situación se evidencia en los casos de corrupción porque llegar al poder bajo este paraguas es sinónimo de eso.
Ahora, el título de este artículo es a propósito de lo que ha significado la personalidad, característica personal y la capacidad del presidente Nicolás Maduro, en el desempeño como ostentación del cargo que le asignó el pueblo venezolano en elecciones libres y democráticas, vale decir, que haberlo prejuzgado equivale al haberse equivocado, demostrando cada día más, capacidad de interpretación de la realidad venezolana, la valoración del enemigo político y lo más convincente la naturalidad del como lo hace, sin fetiches, ni posturas extravagantes, sin valorización a priori del contrincante político, es por ello, que considero que el presidente Maduro se ha convertido en un estadista y que no se equivocó el Comandante Eterno al decirnos es el candidato a ser electo presidente, y cual en un acto si se quiere de convencimiento señaló la claridad de su mensaje, no fue al azar sino acto reflejo por decirlo de esta manera cuando agrega "como la luna llena".
Al presidente Chávez lo tildaron de cualquier manera y a Maduro lo subestimaron de tal manera que se la jugaron de forma abierta y aviesa cuando asumen la Asamblea Nacional, por todas las razones expuestas podemos decir con propiedad, conocimiento de causa y por los hechos demostrados que le decimos a unos y otros que se han equivocado en la apreciación sobre Maduro como Presidente Obrero.
Resumiendo podemos concluir que ahora es cuando tenemos presidente para rato, lo cual significa que la consideración sobre la continuidad cada día impone nuevos elementos y si Chávez los tenía locos, Maduro los tiene bailando en la puerta del manicomio.
