La interpretación de cualquier tesis, se manifiesta en el comportamiento de quienes las estudian. Se trata de ser consecuente, con respecto al marco doctrinario que esta significa. Los seguidores de la tesis deben poner en práctica el concepto de la convicción, para de esta manera definirse como un militante a carta cabal. Es prescindible internalizar los valores y principios que tiene como marco, el modelo definido por la tesis. Su práctica responsable aglutinara las fuerzas necesarias para aumentar el interés de la colectividad hacia dicha tesis, encapsulando un sentido de pertenencia sincero, que estaría dispuesto a defender a esta en cualquier terreno, que se vea amenazada por actores endógenos o exógenos. En este sentido, los principales actores que tienen la rectoría del modelo, tiene la obligación de convertirse en referencia positiva obligada, en cuanto a la disciplina que demanda el accionar del modelo. Su comportamientos son observados por una tribuna de personan con diversos ángulos para el análisis, quizás mucho de estos observadores con una comprobada militancia, basada en altos estudios o fuertes luchas sociales que les dibujan un sentido común y prudencia, capaz de adosarles una alta moral.
Mantener los principios fundamentales, que nos da la convicción hacia la tesis, es la principal demanda que debe tener presente, los que decimos militar con un modelo determinado. No se puede comulgar hacia algo a ciegas, sin un por que, sin una orientación de carácter filosófico. Las batallas necesitan un sentido, ruta, estrategias y tácticas; en donde no cabe la traición, no se puede matar la idea de un modelo que proponen rupturas para transformar realidades. Las transformaciones deben ser entre y para iguales, refiriéndome específicamente a la tesis socialista. Es imposibles ganar el reconocimiento al trabajo, cuando en nuestro hacer se identifican grandes contradicciones de contenido. Ya es una cuestión de ejemplo, ósea conjugar el verbo y la predica en todo lo que se hace. Reconocer las expectativas que se siembran, tabulando en cada una ella la relación del costo-beneficio para el resultado político.
La convicción no se decreta, esta emana de manera natural en los hombres con almas buenas, esos incapaces de traicionarse con antivalores que los llevan hacer actores de primera línea. Podemos rasgarnos nuestras investiduras o darnos falsos golpes de pecho, pero debemos tener en cuenta que las mentiras y malas prácticas tienen patas cortas. Están se asoman ante la multitud en cualquier momento, a veces hasta la pos muerte. Generando fuerte decepciones de personas que apostaron todo, por los hombres que direccionaban el modelo. Es una tarea de carácter permanente evaluar la convicción de la militancia y mucho más en aquellos con compromisos de direccionalidad. El resultado de su convicción debe ser medido en la efectividad expresada en los niveles de eficacia y eficiencia desarrollados en las tareas asignada y como esta se articulan a la tesis que se practica en el momento.