Cacería de brujas

No soy de los que se hacen cruces contra la "polarización" en general, y menos con el discursito de que antes éramos hermanos y ahora peleamos mucho. Socialmente hemos estado divididos desde la colonia, pero siempre se han gastado toneladas de saliva, papel y tinta, y años acumulados de radio y televisión, para que los pobres no se dieran cuenta de que estaban relegados. Y si alguien hacía notar la escisión lo llaman "resentido"; así como el Ku Klux Klan consideraba resentido al ex esclavo que no amaba a su antiguo amo ni a su capataz azotador. Esa es la polarización social. Innata en el sistema. Más inevitable que la muerte y los impuestos.

Ah, pero la polarización política es otra cosa cuando solo expresa lo social parcialmente y se contamina con intereses de grupos dirigentes y de sectores con influencia. Es una polarización emponzoñada. Sobre todo cuando apela al miedo y no a las razones. Cuando echa a un lado las ideas y los entes polarizados (militantes o televidentes) solo tienen un criterio de valoración para cualquier hecho, argumento o persona: si está de un lado o del otro. O sea, cuando los polarizados donan su cerebro a la "causa"; es decir, dejan de pensar.

Aclaro: no soy de los confundidos que exigen (y peor aún: creen practicar) la "imparcialidad" y la "desideologización". La "supresión" de las ideologías es una de las ideologías más primitivas que se pueda concebir. El que no asume su "ideología" lo hace por ignorancia: desconoce de cuáles pensadores y de cuáles ideas es fiel esclavo.

Cuando el ultrapolarizado entrega su autonomía mental, los jefes pueden hacer todas las cabriolas imaginables, sostener una posición hoy y mañana la contraria, sin verse obligados a dar explicaciones. Por ejemplo: llamarse democrático y propiciar un golpe de estado, o propagar la salvación del planeta y entregar territorios inmensos a una codiciosa transnacional minera.

El ambiente social se enturbia. Es pura niebla. Se escucha cualquier barbaridad. Y, claro, se hace cualquier barbaridad. No es tiempo de distinciones, y todos los gatos son pardos.

Los jefes opositores, por pura viveza, denuncian a la "dictadura". No confío en la capacidad intelectual de los que repiten eso de la "dictadura"; y el argumento me parece inmoral precisamente porque he tenido y tengo amigos y conocidos que sí han sufrido en carne propia los rigores de las dictaduras. Y porque sospecho que los que tan cómodamente denuncian a la "dictadura" a los cuatro vientos no serían capaces de enfrentar a la SN, ni a Pinochet ni a Videla.

Uno de los efectos más viles de la polarización política es la caza de brujas. Desde la bajeza de agredir al contrario en su casa, en restaurantes o aeropuertos, hasta la agresión física de cobardes turbas con ánimo de exterminio. Como no confundo una voz engolada con capacidad mental no me asombró la incitación genocida de locutores que fungen de analistas políticos.

Y del otro lado, desde una supuesta postura de "izquierda", han arrancado su propia cacería de brujas contra la Fiscal de la República. Basta con llamarla "traidora". Puros adjetivos, que lo sustantivo no se toca.

Permítanme tratar de lo sustantivo. Hay que colocarse en una postura "civilizatoria". Es necesario respetar y defender el debido proceso. Digo, para que no seamos bárbaros. Que no se puede luchar contra la barbarie con otra barbarie. Hay mil ejemplos históricos. El más cercano es la OLP que se dedicó a violar los derechos humanos más elementales y solo logró aumentar los índices de criminalidad y violencia, ahora acompañados de los abusos más espeluznantes. Es popular en muchos sectores de clase media eso de acabar con el hampa asesinando: es parte de nuestro atraso.

El argumento reaccionario de que el respeto al debido proceso aumenta la impunidad debería dar vergüenza. Siempre hemos dicho, los civilizados, que necesitamos mejores policías, mejores fiscales y mejores jueces, para luchar contra la impunidad, que hagan bien su trabajo. No que hagan trampas y cometan delitos para enfrentar los delitos. Son conocidas las deficiencias que hemos tenido en esos aspectos. ¿Y ahora resulta que la impunidad se debe al debido proceso? ¡Por Dios!

Claro que la Oposición, irresponsable, no se deslinda de los malandros que atacan CDI, Oficinas públicas, y que saquean a diestra y siniestra. Que asquea que esos delincuentes sean tratados como "luchadores por la libertad". Y que deben ser castigados. Pero castigados según el ordenamiento legal. Porque la actuación de los encargados de resguardar el orden público debe ser conforme a las leyes. Y sus abusos también deben ser castigados.

La Fiscal no está de acuerdo con la Constituyente. Y tiene derecho a tener su opinión. Diría que estamos ante el simplismo histórico de una "izquierda" que vive en bipolaridad: Si no estás con la Constituyente eres traidor. Pero eso sólo una arista del problema. Porque hay muchísimo más de postura de derecha en esa dicotomía. Aquí hay personeros a quienes uno escucha hablar diez minutos y queda clarito que son de derecha, pero como están con la Constituyente, y han apoyado al gobierno en todos y cada uno de sus posturas y virajes, hay que creer que son de izquierda. Así estén orgullosos de honrar a los financistas capitalistas pagándoles más de 60 mil millones de dólares mientras los pobres sufren la crisis a diario. Así confundan subsidio con socialismo. Y que conste que del lado del "chavismo crítico" también hay bastante gente de derecha. ¿Es que no pueden distinguir los discursos? No, tristemente, no pueden.

Aunque nos haga mucha falta, no tenemos cultura de las instituciones. Es un fenómeno viejo. Recuerden a los ricos banqueros que quebraron sus bancos, y a los gerentes de empresas públicas que lejos de producir vivían, y viven, del erario nacional. Nadie considera importante la institución a la cual representa, ni se cuida de cumplir sus objetivos. Y piensa que la Fiscal no tiene derecho de defender y ejecutar las funciones de la Fiscalía. Después se asombran del descrédito de las instituciones, ese peligroso descrédito que pone en peligro a la república.

La campaña contra la Fiscal, nadie puede dudarlo, está orquestada. Y cada quien quiere tocar su instrumento como puede, lanzar sus desafinadas notas.

Lo único que se me ocurre pensar de la Fiscal, a quien no conozco, es que es valiente. Y dejo estas palabras en señal de que no formo parte de crucifixiones.

PD: A los amigos, cuya buena fe no pongo en duda, que me llaman para ver si mis posiciones son revolucionarias, y me repiten el manojo de consignas oficiales, les reitero que precisamente porque soy de izquierda respondo así. Y que he sido muy paciente en responderles, les he argumentado. Y argumentarle a alguien es mi forma de demostrar respeto por su capacidad de raciocinio, es apostar a su razón.



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Orlando Zabaleta

Editor, escritor, articulista, publicista y diseñador gráfico.

 orlandojpz@yahoo.com

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