Siguiendo con las críticas necesarias en el chavismo me permito hacer otra relacionada con las improductivas e inoportunas tomas de la sede en desacato de la burguesa A. Nacional, leer en esta página de Aporrea el artículo: "Fue un error haber ido a la Asamblea". Esta vez la planteo tratando de recoger algunas consideraciones relacionadas con la coyuntura insurreccional que ha lanzado la derecha imperialista contra la revolución bolivariana.
Primeramente afirmo que en esta situación de preguerra que se desarrolla en Venezuela existen dos discursos contradictorios en el chavismo, uno que habla de la necesidad imperiosa de mantener la lucha política para derrotar las aspiraciones derechistas en condiciones de la máxima PAZ, personalizado esta por el presidente Nicolás Maduro, por supuesto, contrariando al discurso de la guerra que auspicia la mud y sus mentores imperiales, el otro discurso es lanzado por personeros, no digo nombre porque solo basta escucharlos con atención, que solo busca mantener la agitación y exaltar con la pretensión de mantener una semblanza que parezca más chavista que Chávez. Siendo objetivo, o tratando de serlo, nos daremos cuenta que el primero, el de la paz, ha permitido que la derecha se conduzca cada día más al aislamiento en sus plantones, trancas y terrorismo, bien a pesar de que algunos de "nuestros" personeros hacen esfuerzo silencioso de minimizarlo. Oh, sorpresa; de repente cuando nadie lo espera salta una liebre interna, da el anuncio y concreta con hechos cuales salvavidas a los terroristas; esto permite reanimar a lo/as derrotada/os conspiradore/as para mantener a sus soldado/as libertado/as en la ilusión de derrocar al "dictador"; un ejemplo bien sentido y suficientemente referido, es la posición asumida por la Fiscal General de la República desde hace unos meses.
Otra vez en la Asamblea Nacional, cuando la oposición despatriada viniendo de estar prácticamente derrotada y sin argumentos suficientes ante el llamado del presidente Nicolás Maduro a la Constituyente, es más, habiendo sido minimizada en la OEA y la ONU más el Papa, saltan otras liebres y "toman" un palacio legislativo inservible creyendo o tal vez les hicieron creer, que se trataba de una colina estratégica para la revolución cuando en realidad y por desgracia de ellos, no es más que un lugar inhóspito que se encuentra vacío de pueblo. Esta vez la toma se produce con vocerías e indumentarias bien identificadas y respaldadas por los "discursiadores de una agitación sin política" y de la misma manera contrariando el discurso presidencial, pero bien cargado/as de euforias y vítores demagogos que solo realzan aplausos para arengar que se trató del pueblo o que los asomos de un rondón mostrando los colmillos, eso sí, sin que hagan algo que realmente permita remover las fibras de tanto burocratismo y corrupción en las instituciones partidistas y de gobiernos que se callan o se paralizan ante el clamor popular que padece sus ineficacias.
Todo aquello ocurrido en la asamblea burguesa se dio mientras el presidente Maduro, presidía y recibía parte del ejemplar y comprometido desfile del 5 de Julio en Los Próceres, donde soldados civiles y militares reafirmaron su respaldo a la Asamblea Nacional Constituyente y por ende al Comandante en Jefe.
Ahora, qué pasó en consecuencia inmediata de la "toma" de la A.N., pues, lo que ha de ocurrir siempre que se haga una acción desmesurada como esta, es decir, sin que sea concebida como una acción política necesaria y oportuna por la comandancia; por el contrario se permitió que la oposición interna y la externa ni corta ni perezosa y sin esperar silbato lanzaron su mejor y más eficaz arma para reanimarse, la mediática en todas sus expresiones y sin medidas. No se hicieron esperar para arremeter con las mimas voces diabólicas que condenan hasta los suspiros bolivarianos.
A pesar de todo el presidente Nicolás, en sintonía con el momento histórico y con toda la seriedad que representan las circunstancias adversas que vive la Patria y padece el Pueblo, se distancia y condena las acciones en la A.N. con llamado a una investigación, cuestión que se hace hoy más que nunca necesaria para que sea tomada con todo rigor e imparcialidad por la Comisión de la Verdad tal como está prevista asuma la Asamblea Constituyente.