Una metáfora en etapas

Vamos hacer una metáfora; Venezuela es una república que al parecer esta experimentando las mismas condiciones de la vida de un ser humano normal, el hombre nace, crece, se reproduce y llega a un declive sustancial en lo que hoy llamamos la tercera edad; Así pues que vamos a imaginar que la república Venezolana nació en 1958, ó sea que en ese año un hermoso bebe llego a la vida con amor, expectativas, planes y una visión de futuro extraordinaria.

Ese bebe llamado Venezuela creció con una energía inusitada, obras majestuosas, crecimiento económico sustancial en comparación con sus hermanos latinoamericanos, el crecimiento social fue vertiginoso, aquel bebe rural se convirtió en sus primeros 10 años en un adolescente fuerte y en crecimiento constante, entre 1960 y 1980 se construyeron extraordinarias obras de carácter colectivo como lo fue el sistema hidrológico del río Caroní, las empresas básicas de Guayana, centros refinadores como los de Jose y El palito, hospitales del IVSS por todas partes y mas de 2 millones de viviendas en zonas rurales y urbanas, ejemplos por doquier, Tronconales y Boyaca, Guanire, Los cocalitos en Guanta, Los cerezos, El viñedo, en fin solo en Anzoátegui fueron mas de 150 mil; hospitales de las garzas, guaraguao y centros de atención primaria como el de Guanire y barrio sucre, carreteras y vías principales como la vía intercomunal, alterna e Igor Rodríguez de Guanta, liceos y escuela que pasan de 100, o sea un desarrollo intenso y una movilidad social que ningún país del continente tuvo.

El joven crecía vertiginosamente, después de los años 80-90, empieza el periodo de la adolescencia a la madurez, en el cual los intereses de grupos de personas acostumbradas a la comodidad que brindaba la estirpe política empezó a mellar las bases en las cuales se afianzó el poder económico, político y social de este país, la clase política de relevo echó por tierra la moral, la participación de las mayorías y no dio espacios para el debate popular, se dedicaron a afianzar su poder político y económico individual, los medios de comunicación pasaron a tener una cuota de poder que lograba manipular a grandes grupos de esta sociedad creciente y que estaba preparando su entrada al siglo XXI, pero ese desgaste y las ambiciones desmedidas de tantos terminó por abrir el paso a un proceso que llego a su zenit con las medidas económicas anunciadas en el año 1989, las cuales detonaron una explosión social que llevo a nuestro gran país a una espiral de violencia e insensatez que derramo sangre hasta 1992, año en el cual se volvió al periodo de los golpes de estado, los cuales lograron terminar de desestabilizar la frágil economía de este decadente hombre llamado Venezuela.

Esos dos golpes de estado de 1992 (4 de Febrero y 27 de Noviembre) encausaron a la república a un descenso que hasta hoy se mantiene, aquel niño vigoroso, aquel joven con expectativa de futuro hoy ha llegado a una edad de adulto mayor en la cual necesita de otras personas que nos ayuden a resolver nuestros problemas y que hoy ve con asombro como sus hermanos latinoamericanos salen de sus problemas; Aquel país que ayudó a todas las democracias del hemisferio se ve amenazada por fuerzas internas y externas que no ayudan a resolver la situación sino que están obligándonos a replantearnos la república de otra forma, que los venezolanos estemos pensando en una reingeniería del estado para lograr estabilizar este péndulo en el cual nos ha convertido la mala practica de la política y de la economía.

Lamentablemente hemos llegado a la tercera edad con muy poca fuerza que ayude a salir de este atolladero histórico, la reingeniería republicana es vital e inevitable, es inexorablemente necesaria para subsistir como país y como republica soberana.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1523 veces.



Rodolfo J. Gil

Abogado. Presidente de la Fundación Agua Para Todos

 rodolfogilg@gmail.com      @aguaparatodos1

Visite el perfil de Rodolfo J. Gil para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Rodolfo J. Gil

Rodolfo J. Gil

Más artículos de este autor