Paro cívico

En 19 años de enfrentamientos la dirigencia opositora venezolana se ha caracterizado por generar falsas expectativas, la misma desesperación por obtener un liderazgo los lleva a cometer errores imperdonables para quienes pretenden dirigir al país. Son muchos los ejemplos, el más reciente el plebiscito o consulta popular, juraban que Maduro al día siguiente estaría presentando la renuncia o que los militares en la madrugada se dirigirían a los venezolanos. Antes de eso Ramos Allup en su afán retardado de ser presidente de Venezuela, anuncia al instalarse en La Asamblea Nacional que en seis meses sacaría a Maduro. De tal manera que ese grito se ha convertido en una especie de cuento del gallo pelón. Ese fuera Madura nos recuerda, aquel fuera Chávez, si por supuesto que se marchó por voluntad del todopoderoso, y que pasó, nada la revolución sigue. Todo esto ha traído como consecuencia una total falta de autoridad, que se olviden que la gente protesta por una orden de la MUD, la clase media en su mayoría protesta porque están molestas por la crisis, y vemos como un actor con etiqueta de piloto asume un liderazgo sin ser político ni tener cargo en ninguna organización social, lanza tres granadas, apareciendo a los pocos días llamando a ejercer la hora cero. Por supuesto ante la falta de autoridad y liderazgo, las redes sociales comenzaron a publicar el paro para el 18 de julio. Eso demostró lo frágil de la vocería de la derecha, Capriles critica y descalifica a la esposa de Leopoldo López al manifestar que ella no es política, y él, cuando ha sido político, en el momento de ser electo parlamentario en la cuarta república fue en lista, no participó en una contienda interna y fue gobernador de la mano de Enrique Mendoza, quien prácticamente lo puso allí como su heredero al salir de la primera magistratura regional del estado Miranda. En el futuro la falsa dirigencia de la unidad reconocerá el error de no haber participado en La Constituyente, le dejaron el camino libre al PSUV, debieron luchar adentro para poder revisar y corregir los registros electorales, debieron haber tenido candidatos, para que en el supuesto caso de empleados gubernamentales presionados, los electores votaran por los de la unidad y dejaran al gobierno con los crespos hechos. Repitiendo los sucesos de las elecciones de La Asamblea Nacional, bueno allá ellos con sus asesores internacionales que ni siquiera viven en el país, pero si cobran en dólares. Ahora para rescatar la autoridad, probando hasta donde cuentan con la gente más allá de una firma, decretan un paro cívico de 24 horas, por Dios, acaso no entienden que aun siendo un éxito, pierden. En qué cabeza cabe que en medio de esta crisis, los comerciantes se van a sentir contentos por paralizar sus actividades, o los choferes de autobuses y carros por puesto darán las gracias por mermar sus ingresos. Será que Enrique Capriles va a enviar bolsas de comida para apaciguar el hambre, por favor.

pedrodanieldelilla@gmail.com



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Pedro De Lilla

Cronista e investigador social

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