Filosofar en la rebelión de los saberes

De allí que la política, dentro del marco de la rebelión de los saberes, en su significado radical, es una reyerta en lo ideológico, político e incluso militar por las formas de organización socio-económica que ha de tener nuestras sociedades, libre de todo tipo de dominación, de relación opresor-oprimido y de cualquier imposición en esa relación de poderes…

Para América Latina, la política debe entenderse, como el espacio rebelde de la imaginación creadora, que debe concentrarse en desconstruir los presupuestos teóricos fundacionales de la dominación eurocentrista en todos los órdenes y poder recuperar lo que para muchos es el paradigma de la "utopía perdida", ante la complejidad de un mundo globalizado que ha intentado aplastar las luchas por la emancipación de nuestra América Latina y de esta manera retomar el horizonte, para elaborar en colectivo una alternativa al actual modelo de dominación, llámese capitalismo o socialismo, fiel expresión de modelos de acumulación imperial que en la actualidad desbastan el planeta y donde los ESTADOS-NACIÖN, son convertidos en ESTADOS CORPORATIVOS, manejados por ese ESTADO PROFUNDO que alimenta el imperio del gran capital.

De allí que la política, dentro del marco de la rebelión de los saberes, en su significado radical, es una reyerta en lo ideológico, político e incluso militar por las formas de organización socio-económica que ha de tener nuestras sociedades, libre de todo tipo de dominación, de relación opresor-oprimido y de cualquier imposición en esa relación de poderes, por lo tanto en esa reyerta tal aspiración se constituye en un objetivo irrenunciable, pues se trata de cómo hacer para que la inmensa mayoría de la población se encuentre en condiciones de igualdad en el más amplio sentido y para tales fines se requiere construir el poder popular en una relación de horizontalidad, para poder salir y no quedar preso de los falsos discursos emancipatorios, de esa izquierda colonizada por el eurocentrismo, que al llegar al poder gobierna en el teatro de la institucionalidad colonial, repitiendo y reproduciendo inclusive de manera más sofisticada el modelo de dominación.

Para los que militan en la "utopía perdida", que no son otros que los resignados, los atrapados, los que militan en la "razón de la derrota", esos que predican que ya no hay nada que hacer por comodidad y que la globalización lo atrapo todo, se encuentran en la telaraña tendida del enemigo que decían combatir y que hoy por su conducta y razones, se constituyen en perversos aliados de los intereses del opresor. En la práctica dejaron de existir para ellos y de manera subalterna y servil funcionan para otros, cercenan su existencia y dejaron de ser seres para sí.

Lo contrario a esta posición, sostenemos que si es posible diseñar una estrategia en colectivo, desde todos los puntos de vista, con todos aquellos sectores que tienen conciencia de la necesidad de emancipar la patria, para desbaratar y erradicar tal dominación. Aquellas personas que no pueden decidir y orientarse por sí mismas no existen, no son; y por lo tanto, la lucha debe conducirse a viabilizar la capacidad de todos, es colectiva, es un compromiso histórico, es libertario. Esto sólo puede lograrse, en un proceso concientizador, que les permita a los seres humanos –tal y como lo plantea Paulo Freire- asumirse como tales.

El ser es histórico y si es histórico el sujeto no puede verse como un objeto por estar vinculado, hermanado a ese proceso ontocreador de razonar, de interpretar, de comprender, de entender y de pensar para tomar decisiones. El ser humano en su existencia se encuentra definido por una temporalidad, además de poseer una cosmogonía política, cosmogonía política que a muchos les permite visualizar la relación dominante-dominado.

FORMAR PERSONAS PENSANTES

Si el ser humano tiene estas capacidades como sujeto histórico, razón tendría nuestro Simón Rodríguez al señalar que los latinoamericanos podemos inventar nuestra propia existencia, nuestro propio modelo de sociedad y dejar de imitar modelos extranjeros ajustados a otras tierras, de otros continentes que en nada se parecen a lo que realmente somos y divorciados totalmente de nuestras realidades, donde el eurocentrismo ha jugado su papel dominante y que rechazara Simón Rodríguez al rebelarse frente al viejo orden colonial que impuso la subalternidad en el marco de la servidumbre.

Dentro de esa rebelión de los saberes, se encontraba para Simón la necesidad de formar personas pensantes, que comprendieran e interpretaran las realidades de una sociedad que para ese entonces respondía y hoy sigue respondiendo a los intereses del colonialismo de turno, que no han permitido la emancipación de nuestros pueblos, que no ha permitido desarrollar a plenitud las capacidades humanas de nuestra gente, de desarrollarse con identidad propia y que ha enajenado con su pensamiento la conducta de los latinoamericanos al hacernos pensar como ellos y no como nosotros.

Simón Rodríguez, produce la ruptura del pensamiento colonialista, con el pensamiento libertario que coloca la posibilidad real de la emancipación de nuestros pueblos, es el pensamiento sometido por el colonialismo el que se rebela en épocas de independencia con Bolívar, es el pensamiento que se alza con Zamora, es ese pensamiento que se sigue anidando en los pobres del campo y la ciudad en su subconsciente, esperando el momento propicio para rebelarse en teoría practica contra el opresor.

Se trata de una batalla entre los saberes, entre el opresor y el oprimido, entre modelos de sociedad en el marco de un juego político donde se quiere seguir imponiendo la dominación y el sometimiento frente a la rebelión y la defensa en la búsqueda de un modelo socio-económico que no tenga que ver con las viejas civilizaciones, llámese socialismo o capitalismo, para poder inventar una sociedad con verdaderos horizontes de humanización.

Hay necesidad entonces de rescatar nuestros saberes sometidos y a partir de los mismos, elaborar un corpus que en el plano de nuestro espacio latinoamericano, no pierda la perspectiva de la necesidad de reivindicar nuestra identidad guardada en nuestra propia historia, historia llena de luchas que en el fondo abrazan la esperanza de un mañana mejor.

 



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Enrique Contreras Ramirez

Militante de Ruptura

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