La práctica de los ejercicios electorales conduce a ciertos análisis secundarios por diversos analistas. Son dos momentos que vive dicha práctica, la primera se refiere a los pronósticos que se derivan de la aplicación de encuestas y otros instrumentos de sondeos para medir la intención del voto, la segunda que es a la que me refiero como secundaria; son los resultados definitivos de los procesos electorales. A partir de este momento se da inicio a diversas críticas y conjeturas de la viabilidad legal del proceso, inspirado en suposiciones de escenarios subjetivos e irracionales del patrón electoral. Para muchos se supone que la situación política, económica, social, entre otras; del país debe condicionar la direccionalidad del voto, y a partir de esta realidad los resultados deben inclinarse a un factor que se ha denominado como Voto Castigo.
Resulta, que los saldos electorales obedecen a una planificación partidista alineada a la figura conocida como maquinaria electoral, en este momento la aplicación del markenting, estrategias y tácticas; juegan un papel de primer orden. Se genera una desconexión en la realidad del día a día político para concentrarse en mecanismos que puedan avivar procesos tales como: convencimiento, rescate y conquista del voto. El monitoreo pasa a ser un elemento de alto alcance, para las estrategias y tácticas de diversas fórmulas de captación de votos, no hay espacios para la distracción. El tema es concentrarse de manera permanente en los avances para la conquista del triunfo anhelado, sin darle espacio a acciones distractora de la meta a conseguir.
En el segundo momento los voceros de los diferentes partidos políticos, salen a defender sus saldos negativos bajo la primicia del fraude electoral, dejando de lado las verdaderas razones que los llevaron a su irrebatible derrota. La confianza de pensar que los triunfos dependen de realidades adversa, significa una posición ingenua en la contienda política. Es como subestimar la capacidad analítica de pueblo votante, quienes son derrotados deben revisar los métodos de conducción partidista, sus militantes deben sentir el compromiso de la práctica multiplicadora.
En el caso de Venezuela el PSUV, desarrollo un modelo autentico y eficaz para la metodología de la captación de votos. Mientras que la oposición alberga la esperanza de confiarse en los ensayos terrorista de guerra económica y guarimberas, para totalizar un universo de voto que satisfaga sus ansias. Ellos deben revisar las propuestas de su proyecto, evitando las fatales añoranzas de la intervención extranjera. La pasada elección de gobernadores puso de manifiesto el descontento de su sector, al ver el alto porcentaje de abstención que les dejo un resultado no deseado.
Felicidades a quienes lograron sus objetivos.