Maduro y su "socialismo" neoliberal

Desde hace varios años el Presidente Chávez reguló los precios de muchos productos de la canasta básica, esto para proteger el salario y asegurar su consumo para todos los venezolanos. El Presidente Maduro le dio continuidad a esa política. Ahora bien, desde hace cuatro años la especulación, el acaparamiento, el desabastecimiento y la inflación han creado un clima en medio del cual los productos regulados son contrabandeados hacia Colombia o bachaqueados (acción de ir de supermercado en supermercado para obtener la mayor cantidad de productos y luego venderlos con sobreprecio) en el país.

Por ello, los productos se consiguen a precios no regulados o importados y vendidos a precios de DÓLAR TODAY. Es decir, la dinámica neoliberal que se establece a partir de la fijación de precios de acuerdo al Dólar. Esta perversión económica neoliberal se ha aplicado efectivamente desde hace cuatro años sin que el gobierno reaccione y ha conllevado a que el poder adquisitivo del venezolano haya menguado estrepitosamente. En cuatro años no ha existido plan de gobierno socialista que pare este desmadre en la economía. La burguesía ha evadido cualquier regulación del gobierno, regulaciones que son de un capitalismo de tipo Keynesiano y no una perspectiva socialista. De hecho, lo que se aplica en el país es libre mercado. Es así como tenemos Hiperinflación desde hace 4 años, impuesta por la burguesía con la permisividad del gobierno. Esta situación es conveniente para la proliferación de posturas neoliberales para lograr la deflación.

En el sistema de comercialización se consiguen todos los productos a precios hasta 500 % por encima de la regulación. ¿Qué salario mínimo puede aguantar un mes con estos precios? Y resulta que las medidas implementadas por el gobierno no garantizan la adquisición de los productos de la dieta básica a precios justos. Para lograr obtener algún producto de los regulados hay que realizar una odisea de establecimiento en establecimiento y calarse enormes colas. Hoy no solo los regulados han desaparecido de los anaqueles de los establecimientos. Una variada gama de productos es imposible de ubicar. La especulación, el acaparamiento y el contrabando están más vivos que nunca. La lógica neoliberal es un hecho en la distribución de alimentos, productos de aseo personal y limpieza, línea blanca y marrón, computación y telefonía celular. Los precios de los automóviles, computación, celulares, muebles y electrodomésticos están totalmente dolarizados a precios a los que el 90% de la población no tiene acceso, pues sus ingresos no se lo permiten y pasaron a ser un lujo. Desde Colombia nos abastecen de productos, pero bajo la misma lógica neoliberal de ese país. En consecuencia, todas las políticas del gobierno solo han incentivado la inversión especulativa y no la productiva. Es un hecho el carácter parasitario de nuestra economía como consecuencia de elementos neoliberales. Claro, el gobierno mantiene cierta inversión social como forma de frenar la crisis y los conflictos. Pero la redistribución de la renta sigue siendo en favor de los ricos.

Es así como encontramos un gobierno que aplica medidas neoliberales al entregar parte de la explotación mineral a empresas transnacionales con el Decreto para la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional "Arco Minero del Orinoco", zona de 114.000 kilómetros cuadrados en el estado Bolívar, que cuenta con grandes potencialidades para la extracción de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita, entre otros. Negociar con las grandes transnacionales como la Gold Reserve, Barryck Gold Corporation, Schlumberger Limited, Halliburton y entregar el país a la vorágine neoliberal de esas empresas es terrible. Precisamente, Perry Anderson (1999), nos dice que un cierto número de presidentes de izquierda en el pasado siglo aplicaron todo el plan neoliberal en Occidente haciéndola pasar como una alternativa progresista. Lo mismo ocurre en la Venezuela de hoy. En nuestro país, como en el pasado, se ha recurrido a las empresas transnacionales y a endeudarse externamente para solventar los apuros en las reservas internacionales.

La banca privada y pública nos han impuesto un "corralito" financiero de corte neoliberal que pagamos los ciudadanos de a pie. Solo podemos obtener un máximo de efectivo que casi nunca supera los 30 mil bolívares diarios. Todo esto justificado por la supuesta falta de efectivo. El gobierno es cómplice de esta situación al no ejercer su rol de contralor y supervisor. Pero, sobre todo, por no tener una política monetaria coherente. El Banco Central es un cascarón vacío sin políticas ni cifras económicas. Las ganancias de la Banca son extremadamente elevadas. Es decir, la banca ha logrado captar todo el dinero inorgánico que se genera en el sistema financiero.

Por otro lado, los movimientos contestarios fueron relegados a un segundo plano como apéndices del PSUV, como parte de una política neoliberal aplicada en múltiples naciones. Ahogar las reivindicaciones a partir de la solución a través del partido. Igual ha sucedido con los sindicatos. Se ha generado una suerte de aletargamiento en la búsqueda de reivindicaciones laborales. Precisamente, el triunfo de las luchas de los trabajadores socavaba las bases de la acumulación de las riquezas en pocas manos, pues debían repartir cada vez más de las ganancias para frenar el auge del conflicto. En Venezuela asistimos a la muerte de los sindicatos y sus luchas. Lo que ha privado en los últimos años son decretos salariales y contratos colectivos con acuerdos a puerta cerrada entre los líderes sindicales y el gobierno. En la medida que se criminalizó la protesta laboral y social, el gobierno ha aplicado presiones desde el Ministerio del Trabajo para cerrar el círculo de los sindicatos solo a los afectos al PSUV. La ley del Trabajo es letra muerte. El empresario hace lo que le da la gana con el trabajador. No se respetan los días no laborables, ni las horas de trabajo. Violan la Ley del Trabajo al hacer contrataciones de 3 meses y al no brindar seguridad social. El desempleo ha generado lo que Marx y Engels denominaron ejército proletario de reserva disponible en el mercado. Con esto se crea una situación en la que existe saturación de mano de obra en el mercado laboral y los trabajadores deben prescindir de sus derechos para ser contratados. Cada vez es más frecuente la maquila disfrazada.

En definitiva, lo que se visualiza en Venezuela es un gobierno que en el discurso es antiimperialista y socialista, y en la práctica establece el capitalismo. Se debe recuperar el pensamiento crítico y ponerlo al servicio de las transformaciones sociales y no de un partido que lo adormece y lo estatiza. Es por ello que no hemos construido una ideología alternativa al capitalismo y el socialismo de Maduro solo despliega un arsenal discursivo/práctico de políticas capitalistas contrarias a la liberación, la descolonización y la autodeterminación que se enarbolan desde el socialismo. Lo que está en crisis es el capitalismo neoliberal de estado del madurismo. Frente a esto, que genera conformismo popular, pasividad, desesperanza, empobrecimiento, desempleo, baja productividad y entrega a las multinacionales, la salida sigue siendo la revolución. Para ello hace falta desenmascarar al gobierno y a la oposición derechista sedienta de poder.



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Johnny Alarcón Puentes

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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