McGiver en Caracas

La cloaca comunicacional del imperio y sus secuaces no tiene límites y utiliza los espacios mediáticos para de manera "inocente y de entretenimiento inocular su veneno de manera subliminal en el imaginario de usuarios incautos que se plantan frente a un televisor a revisar canales de señal libre y por cable, en busca de entretenimiento, que nunca llega sin el mensaje interesado, implícito.

El pasado lunes 18/12/2017, vivimos un episodio que dio origen al nombre del presente artículo. Estábamos en casa, en familia hablando sobre temas de interés relativos a la situación que vivimos todos los venezolanos y que se ha escapado de las manos del Estado, cuyos conductores solo piensan y trabajan en función de los procesos electorales burgueses que permiten la captura de espacios políticos, por personeros del gobierno y de oposición, mientras el pueblo se debate entre la subsistencia y la muerte por inanición producto de la inflación que c rece ya no anual, mensual, semanal o diaria, sino cada hora que pasa, lo cual se pone de manifiesto en la voracidad de los "comerciantes y prestadores de servicios" con los precios, que en espacios de horas o minutos aumentan a su real saber y entender sin control de nada ni nadie, lo cual nos induce a la hambruna colectiva, que ya es imposible ocultar y que no se para con paños calientes, sino con políticas radicales para enderezar la economía y barrer la corrupción, la ineficacia, la incompetencia y la improvisación.

Hicimos un paréntesis y hurgamos en los canales, finalmente nos detuvimos a ver un enlatado que lo hacemos con el sentido crítico, de discutir como esos adefesios de Hollywod, que se dedican a producir basura, cuya veracidad solo existe en el onanismo mental riganiano, que se impuso al pueblo norteamericano y al mundo con la Guerra de las Galaxias, que fue como el destape de nuevas cañerías para ofender la inteligencia de la comunidad universal en aras de sembrar en el imaginario de los pueblos, la "Supremacía predestinada del gendarme del universo, defensor de la democracia, la justicia y la libertad". En esos comentarios estamos, mientras observamos el inicio del capitulo de McGiver, cuando repentinamente vemos que la protagonista como maluca y terrorista en esa serie es nada más y nada menos que nuestra querida y amada República Bolivariana de Venezuela, en cuya capital, por allá aparentemente por el 23 de enero, vive en una habitación alquilada, una "reportera norteamericana", que cayó en manos del régimen, quien la acusa de espía norteamericana y a la cual hay que rescatar antes que la desaparezcan o sometan a torturas. La reportera es una agente encubierta de la CIA, que viene con la misión de desmantelar una red de tráfico de armas químicas, liderada por un tal "Romero" o algo así, que cuenta con el apoyo del gobierno bolivariano.

Para ello el héroe caucásico a quien encomiendan la misión de rescate de la reportera, en la cual no puede actuar directamente el gobierno norteamericano, ni la CIA, porque revelaría su identidad, escoge un equipo del cual forma parte una negrita ex convicta por delitos informáticos y otros "HÉROES" y conforma la organización "Fenix", que llega a Caracas, para sacar de su guarida al más buscado contrabandista de armas y terrorista del universo, que vive en pleno centro de la capital, cuya ubicación recrean en un ambiente parecido al de PDVSA La Estancia y rescatar a la heroína, que está secuestrada en un siniestro edificio, cuyo elevador está protegido con gruesas láminas de acero.

Los súper héroes con su "astucia y capacidad para enfrentar peligros", violentan la protección del ascensor y acaban con una unidad de guardias armados, custodios de la lujosa propiedad, que sin duda sin nombrarlos, pero con códigos bien definidos son presentados como del SEBIN. El terrorista y contrabandista, hombre de baja estatura, huye en una moto de alta cilindrada, perseguido por la Fenix y con la astucia de McGiver entrampan la moto y el conductor cae al pavimento a merced de los justicieros, quienes lo someten y al quitarle el casco y ser tomado fugazmente por las cámaras, su físico, sus ojos y su mirada nos llevan a ver en el fugitivo internacional nada más y nada menos que a Diosdado Cabello. Como se ve vamos desplazando poco a poco a los otrora íconos como Cuba, Afganistán, Libia, para colocarnos a la par de Corea del Norte, Irán, China, Rusia y otras "amenazas inusuales" para la paz mundial.

Podemos, a riesgo de que se nos tilde de todo, menos de honestos comunicadores, que las grietas de la revolución las aprovechan los enemigos del legado del Comandante Hugo Chávez, para socavar las bases sociales, que pese a la debacle económica que confrontamos se mantienen esperanzadas y es lo que ha evitado que se reproduzca un "Caracazo".

Esta circunstancia necesita ser vista y analizada en profundidad, por quienes ejercen el gobierno. Se requiere por un instante darle un respiro al clima electoral presidencial y buscar salida urgente a la crisis que acogota a la sociedad y que la conduce cada hora y minuto que pasa al desfiladero al que jamás queremos llegar. Basta de ver en la crítica y en la disidencia frente a decisiones apresuradas, como ataques al legado del Comandante Chávez y obra de escuálidos o izquierdistas trasnochados y parénle bolas al pueblo que está siendo martirizado por las mafias de la distribución de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad que los acaparan para sacarlos al mercado a precios groseramente especulativos y hambreadores. Estos conspiradores junto a los prestadores de servicios, como el transporte colectivo, son los sicarios del imperio contra el proceso, quienes saben aprovechar las debilidades del Estado para potenciar las grietas. Diariamente somos bombardeado por la canallesca industria de la cultura y la mediática mundial, que no distingue entre chavistas moderados, revisionistas o radicales, sino que viene con todo con un proyecto de tierra arrasada, donde solo sobreviviran quienes se arrastren o doblen la cerviz para lamer la bota imperial, como los cancilleres de la ignominia y demás dirigentes de la MUD, esa franquicia contra la patria.

Aunque esa "Operación Fenix", es una producción fílmica de ficción, no quiere decir que en la realidad no se esté dando en nuestro territorio, donde mientras nos ocupamos del reparto electoral, el bolivarianismo está siendo implosionado desde afuera y desde adentro y por ese camino, más temprano que tarde tendremos a McGiver en Caracas.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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