No nos quepa la menor de las dudas de que esta pequeña y densa moneda es y será una fortísima pedrada en el ojo del huracán llamado Imperio del dólar.
Así como España nos gobernó con la unicidad de su pegamentosa lengua, gracias a Andrés Bello, así el imperio norteamericano más nos ha gobernado con el dólar que con otras armas no dinerarias.
De resultas, con esta nueva moneda esperamos y lograremos hacer lo mismo en dirección diametralmente contraria desde y por ahora nuestro pequeño país hacia ese agigantado monstruo del Norte. El lanzador de esta poderosa pedrada: un humilde obrero caraqueño, cual moderna y actualizada lucha entre David y Goliat.