Si, se trata de una mujer que casi desde niña, luego de aprender el maravilloso arte de la música, se ha dedicado a enseñar a miles de muchacha/os y de otras edades; mucho/as de ello/as hoy son profesionales universitarios e igualmente docentes en los diferentes niveles educativos, otro/as, solistas e integrantes de orquestas o grupos de diversas categorías y estilos. Es el mismo sentido que Simón Rodríguez, haciendo lo propio desde sus estudios de filosofía y demás ciencias sociales de entonces, le permitiera construir un proyecto político emancipador ante los imperios europeos, para luego enamorar triunfante a Simón Bolívar.
Se trata de la Prof. Alicia de Jaimes. Toda una dama llena de dulzura que se permite contagiar con la misma magia de las notas musicales, claro, menos a lo/as embriagado/as rabiosos que pretenden resistirse ante la hermosa tentación de una guitarra, una bandolina, un cuatro, tumbadora o timbal, en fin, cualquier instrumento, letra y voz que juntos sueltan la armonía necesaria que susurra a todo oído sensible.
Ella, incansable tras los años a cuestas se mueve al ritmo del orgullo y compromiso social ante cualquier sesgo de nostalgia entristecedora. Se reaviva en cada momento con sus gestos llenos de la más sublime y plena responsabilidad ante el prójimo y con ella misma, indudablemente cumpliendo con toda la rigurosidad de los quehaceres del hogar en el pleno y consiente rol de esposa y madre que, además de hacer sus tamañas colas para la compra de alimentos y demás insumos, siempre encuentra espacio para su gran pasión, enseñar música, permitiéndose sin limitación alguna, transpolar a sus alumno/as, y de esto/as, a toda la comunidad de la Urb. La Isabelica, el mejor ejemplo y la mayor de la condición de todo/a habitante, la ciudadanía. Una razón adicional la estimula y nos invita para insistir con la plena intención de hacernos vencedores ante la voracidad de un sistema hostil, alienante y mediatizador que en los últimos años, veinte aproximadamente, se empeña separarnos en sus trampas individualistas, sectarias, sin transparencia ni sinceridad y, en la peor expresión, una perversa politiquería divisionista que revoletea cargada intereses malsanos.
La Profe Alicia, como se le conoce con el cariño bien ganado, tiene pleno reconocimiento de quienes por fortuna la han escuchado y visto al frente de lo/as muchacho/as, quienes, instrumentos en manos, deleitan las tardes con los ensayos diarios realizados en el porche de su casa, así como de instituciones municipales, estadales, nacionales, así como diferentes entes privados, que ven en ella a una mujer enseñadora de música, sin embargo, más allá de tan importante cualidad, lo trascendental de Alicia de Jaimes, está en su vocación y ganas de preparar, sensibilizar, enamorar en la perspectiva de la música, lo que es igual decir, hacerlo/as solidario/as, desprendida/os, amantes del bien común para llenarlo/as de valores supremos que, sin temor a equivocaciones, hay que atreverse a decirlo, yo me atrevo, indiscutiblemente esta muchachada o alumno/as, bajo la orientación de esta maestra, formará parte de la generación que en este siglo XXI, esta liberadora música, será igual un medio para vencer en la disputa histórica por la preeminencia de la Patria, sí, la que rescatamos después de 200 años de resistencia, devenida entonces entre otras importantes batallas, tras el encuentro del maestro, Simón Rodríguez y el alumno, Simón Bolívar.