Por estos días, hace 70 años, se fraguaban los preparativos más entusiastas que haya vivido la República en sus casi doscientos años de existencia para derrocar al primer gobierno que se daban los venezolanos mediante el voto directo y secreto, lo cual ocurrió un poco más de tres meses después, el 24 de noviembre de 1948 y en esos planes, como es imposible pensar de que ello no pudo haber ocurrido, fue pillado nada menos que el Agregado Militar Jefe de la Embajada de los Estados Unidos en nuestro país en los repartimientos militares del Palacio de Miraflores, el Coronel Edward Adams…!!!
La versión que más se difunde acerca de las causas sobre la caída de Rómulo Gallegos fue su "intransigencia" en no atender las demandas de los militares golpistas que incluían la expulsión del país de Rómulo Betancourt, así como el desarme de las bandas del partido AD y que la mayoría de los integrantes del Gabinete Ejecutivo lo integraran independientes, es decir sin afiliación política alguna, pero la de mayor peso que fue, sin duda alguna, la decisión del Gobierno de los Estados Unidos de derrocarlo y que el propio Gallegos lo denuncia a su llegada al aeropuerto de la Habana el 23 de diciembre de 1948, una vez que fue expulsado del país por los golpistas*, esa ni vaina o muy poco se la menciona y si algún historiador o investigador del sistema se le ocurre hacerlo, de seguidas afirma que esa es una falacia y se apoya para sostener su convicción, en argumentos baladíes que no tienen ningún sustento en realidades objetivas de ese momento histórico en el país y que, por el contrario, si las había y por montones para concluir que fue muy cierta esa injerencia gringa, obvia por demás para un imperio voraz…
Recordemos que Gallegos en el ejercicio pleno de la soberanía nacional, había tomado la decisión de elevarle los impuestos a las petroleras, llevando así la participación del Estado venezolano al 50%, lo que se le conoce como el "fifty fifty", incluida allí la suba de las regalías que dispuso el anterior Gobierno del General Isaías Medina Angarita en 1943 y que, precisamente, por ello fue derrocado por los mismos militares que ahora se alzaban contra el novelista, en perfecta complicidad con los adecos.
Pero hay muchos más sucesos que nos llevan al mismo lugar, como la campañita soterrada, pero insistente de los factores imperiales de que los comunistas eran la mayor amenaza contra las compañías petroleras venezolanas, como una alerta al mundo de que lo que estaba sucediendo en nuestro país era sumamente grave, pues -según dicha campaña- la Unión Soviética a través de sus organizaciones creadas para generar el mayor pandemónium en el mundo "libre" occidental y cristiano, los había entrenado para destruir sus instalaciones y no solamente las que tenían en territorio venezolano, sino las plantas refinadoras de Aruba y Curazao y que, además, le agregaban al infundio la convicción de que Gallegos era muy débil con los militantes del PCV, quiénes, además, tenían el control de los sindicatos en todas las empresas a lo largo y ancho del país…
Fue de tal envergadura esa campaña, que los medios estadounidense reportaban esa amenaza comunista como sumamente peligrosa, a la que el gobierno del país del norte debía no solamente denunciarla a los cuatro vientos, sino conjurarla de inmediato, para asegurar la paz de la región. Así vemos que el "Chicago Tribune", en una edición de agosto de 1948, aseguraba que Venezuela había sido convertido en "el centro hemisférico del comunismo", con el agravante de que, -agregaba la nota del diario- el Gobierno de Gallegos, quien acababa de regresar de una visita oficial a Washington durante la primera quincena de julio, a donde viajó invitado por el presidente Truman, no tenía la capacidad operativa táctica ni estratégica (así le interpretamos su intencionalidad), para contrarrestar la creciente influencia y popularidad del Partido Comunista en la masa trabajadora de la industria petrolera, al punto de que le fue imposible impedir que le fueran satisfechas a los trabajadores sus demandas laborales, debido a sus amenazas de una posible paralización de la industria…
La Embajada gringa en Caracas, en especial su Embajador Walter Donnelly, más allá de que igualmente se intenta vendernos la especie de que se mantuvo al margen de plan golpista contra Gallegos, le comunicaba a su gobierno, tal y como nos lo reporta en su libro "EEUU. En Venezuela: 1945-1948", la investigadora Margarita López Maya, estar totalmente de acuerdo con lo publicado por el diario de Chicago, "tanto en que las actividades comunistas habían venido aumentando en el último mes, como que el gobierno no ejercía controles y estaba subestimando el peligro", de donde queda muy en evidencia que el señor embajador Donnelly el 17 de agosto de 1948, daba su opinión favorable a la urgencia en cambiar radicalmente el estatus político de Venezuela, antes de que el comunismo destruya las instalaciones petroleras de la nación suramericana y tanto fue su interés y afán en sostener ese criterio, que el 5 de noviembre de 1948, a solo 19 días del golpe y sobre la base de lo que llamamos un falso positivo, transmitió a su gobierno que había recibido de un "desconocido", el dato de que el comunista Dr. Fernando Key Sánchez, había viajado el día anterior a la ciudad de Maracaibo con la misión de "darle fuego a todos los intereses americanos en toda la república", de lo cual, agrega la López Maya en su libro, Donnelly dio parte inmediatamente al ministro de la Defensa, quien ordenó se hiciera una urgente investigación, la cual se llevó a cabo y la misma dio como resultado que se trataba de una alerta falsa…
De manera que a 70 años del derrocamiento de Rómulo Gallegos y vista la política injerencista persistente a lo largo de ese período del gobierno yanqui en los asuntos internos de casi toda la Patria Grande Latinoamericana y Caribeña, cuya reseña nos ocuparía no menos de tres cuartillas, es prueba por demás fehaciente, de que es imposible negar que el gobierno de Harry S. Truman, tuvo las manos metidas hasta el fondo en ese golpe de Estado y nos atrevemos a decir algo más, en nuestra país los cómplices del mismo lo fueron, en primer lugar, la oligarquía criolla y factores políticos que ansiaban las oportunidades de llegar al poder a como diere lugar, así como la abundante burocracia integrada por jala mecates de variados grados que venían siendo amamantados por sus hábiles maneras de congraciarse con los que detentaban el poder, desde el gobierno de la dictadura de Juan Vicente Gómez, pasando por los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita.
En la misma tolda blanca los asuntos tan graves que precedieron la caída de Gallegos se manejaron como si en el propio partido su dirigencia hubiera estado conteste en su derrocamiento, pues más allá de que se escucharon aisladas amenazas de uno u otro de sus más alto líderes, como ocurrió con Alberto Carnavali, cuando en un acto público le anunció al país, a modo disuasivo, que la inmensa masa trabajadora del partido saldría a la calle a defender al gobierno frente a cualquier intento por derrocarlo, masa esa que para nada era despreciable, sino que, por el contrario, muy enorme, pues hay que recordar que nueve meses antes Gallegos había sido elegido presidente con casi el 75% del pueblo votante**; por otra parte, el diario adeco El País, en grandes titulares, hizo lo propio dos o tres días antes del zarpazo y no obstante todo eso, ni una alma salió a la calle para protestar el alzamiento militar, como lo reseña en su libro el profesor y Camarada José Sant Roz: "El Procónsul Rómulo Betancourt": "Con una simple alocución de Pérez Jiménez, cae el gobierno. Como Gonzalo Barrios hubiese amenazado a los golpistas con sus sindicatos armados y las milicias de su partido, se esperó una reacción. Pero nadie se movió, ni en la base militar de Maracay ni la Policía Municipal ni la Seguridad Nacional. (..) El golpe es recibido fervorosamente por el pueblo, que salió a la calle como adelantándose a las fiestas navideñas, quemando cohetes y la gente abrazándose en la calle. (..) Ningún adeco salió a defender al pobre Gallegos, que lo llevaban y lo traían como a un monigote, en realidad por las calles de Caracas se encontraron centenares de carnes de AD destrozados. (..) En pocas horas arrestaron a casi todos los miembros de la plana mayor de los adecos, exceptuando a Betancourt, cuya magia para esconderse sorprende a sus perseguidores…"
Y terminamos diciendo que el mejor y más contundente argumento que nos relata la historia para no dudar ni un ápice de la injerencia gringa en la caída de Gallegos, es que Betancourt, un anticomunista redomado, quien pasó buena parte de su exilio en los EE UU protegido por la FBI (de esto lo supimos de una fuente inobjetable que nos reservamos su nombre en respeto a su memoria, quien fue adeca hasta los tuétanos y terminó sus últimos días apoyando y defendiendo los postulados y el accionar de la Revolución Bolivariana), no solamente niega que los EE UU participó en ese plan golpista, sino que convenció al mismo Gallegos para que se retractara de la declaración que hizo al llegar al exilio a la Cuba de Martí y esto los sostenemos porque el guatireño, primero no hizo absolutamente nada para evitar el golpe y que por su condición de ostentar el más alto liderazgo del partido AD, tenía la obligación moral y ética de haber convocado al pueblo adeco a la calle para dar al traste con el plan de los militares, sino que optó no escurrir el bulto y esconderse para terminar refugiado en la embajada de Colombia, de lo cual da cuenta en carta al partido, resaltándose de ella que él mismo allí advierte su pifia, sin dejar a un lado su soberbia que le era natural, cuando intenta justificar su cobarde decisión alegando una supuesta depresión que le aquejaba y la posibilidad de que lo pudieran haber asesinado, para finalmente exigirles que el CEN del partido debe decir, "para evitar desconcierto (..) en un comunicado impreso que ordenó mi aislamiento y salida al extranjero. Si no lo hace, lo interpretaré como desaprobación de mi conducta y me condenará a la ignominia de un exilio sin retorno." (Tomado del libro de Sant Roz ya mencionado).
Notas:
(*) Texto de la declaración de Gallegos al arribar al aeropuerto de la Habana: "… Yo acuso, sin mínimo temor de incurrir en imputación calumniosa, de haber sido animadoras de esta concitación a las Fuerzas Armadas contra los derechos del pueblo poderosas fuerzas económicas, las del capital venezolano sin sensibilidad social y, acaso también las del extranjero explotador de la riqueza de nuestro subsuelo… han sido ellas -no vacilo en denunciarlas, repito- las que han inflado la gana tradicional de poderío que alimentaban los autores del golpe militar hoy victorioso. Pero hay todavía algo más que Venezuela e Hispanoamérica entera deben saber. Aquí ha ocurrido un acto más de la tragedia que en nuestra América viene padeciendo la democracia. ¿Quién maneja esta máquina de opresión que ya se ha puesto sobre nuestro continente? ¿Qué significa la presencia, constatada por personas que me merecen fe absoluta, de un agregado militar de embajada de potencia extranjera en ajetreos de cooperador y consejero en uno de los cuarteles de Caracas mientras se estaba desarrollando la insurrección militar contra el Gobierno Constitucional y de puro y legítimo origen popular que yo presidía? No ha sido pues tal insurrección un accidente de nuestra vida política de suyo propicia a las conmociones de este género, sino un síntoma más sobre la América de nuestra lengua y de nuestro espíritu, de algún propósito prepotente de impedir que nuestros pueblos afirmen su esencial característica democrática y desarrollen libremente su riqueza para obtener su independencia económica, a fin de que no puedan decidir su propia suerte histórica como pueblos soberanos" (http://rosogrimau.blogspot.com/2009/11/eeuu-y-el-derrocamiento-del-presidente.html)
(**) Padrón electoral: 1,170.500 inscritos; Rómulo Gallegos obtuvo 871.000 votos (74,47%), Rafael Caldera 262.200 (22,40% y Gustavo Machado 36.500 (3,11%).