Fue el mismo gobierno el destructor de la barrera legal que contenía a los demonios. Empezó suavecito, inhabilitó de un plumazo a los diputados de Amazonas, aún no les han dictado sentencia. Nadie se importó, eran de la derecha, nadie reclamó. Luego el tsj se esmeró en vapulear a la Constitución, nadie se sintió aludido. Después la constituyente tomó el mando de la demolición de la legalidad, nadie chilló, era cómodo gobernar sin darle cuentas a nadie, sin ley que respetar, dictando leyes a conveniencia del momento. La fiscalía se sumó a la brigada demoledora y se arrogó las funciones de juez y verdugo, instituyó un cadalso y guillotinó a mansalva. Ya el daño está hecho. ¡No hay ley!, sólo la voluntad de los pranes.
Y entonces vino el supuesto atentando, y la costra se volvió loca, a los pocos minutos tenían culpables, santos y uribe fueron sentenciados. Y un grupo de personas fueron enjuiciados y sentenciados sin juicio, aparecieron en carteles como en el viejo oeste. Acusan a borges y a requesens, son de la derecha, muchos callaron, si hablamos nos agarra la guillotina del poeta fiscal.
Y se despertó el instinto cazador del alma fascista, el mismo gobierno incita a la cacería de brujas, dice si alguien sabe algo comuníquelo, ya existen organismos émulos de la SS, investigando por su cuenta, acusando a conveniencia. Y este gobierno mal acostumbrado, con todo el poder de los medios y contando con el silencio de sus dirigentes, este gobierno ya estableció la ley de primero buscar a quien quiere quitar del medio y luego montarle la olla. Así nadie está a salvo de la guillotina, no es necesario el delito, ellos lo fabrican, la suposición es suficiente, el querer es ya una sentencia. Primero usaron la acusación de corrupción, ahora usan la participación en esa torta de la avenida Bolívar.
El gobierno, con su conducta de pran, se precipita aceleradamente hacia el fascismo, la cacería de brujas, la acusación sin fundamento que se inició en el gobierno es una característica del fascismo, el satanizar a grupos humanos como culpables de las calamidades es otra, que ya se asoma en la actitud contra los colombianos. El linchamiento sin juicio, sin proceso es un síntoma inconfundible.
Nadie dice nada, la dirección del PSUV permanece callada, cómplice, los militares murmullan, pasan a retiro, las masas se escabullen a Colombia, o se mantienen inertes; los intelectuales prefieren hablar de otras cosas, se refugian en su obra poética, otros aceptan cualquier crueldad, los alimenta, las contemplan como el que asiste a una película de terror; otros creen de verdad en todos los disparates que inventan los protofascistas del gobierno... cuando hablen ya será tarde, el fascismo estará instalado definitivamente en la psiquis colectiva.
Los demonios están sueltos, la bestia despertó, nadie está a salvo, ni siquiera los integrantes de la cúpula gobernante, allí hay intereses diversos. Es difícil recoger a los demonios, es urgente salir de este gobierno insensato. Pero no salir de cualquier manera, no abriendo camino al fascismo, no con terrorismo, la solución debe ser abriendo la posibilidad para el retorno a Chávez, al Socialismo.