1. Si los actores políticos y sociales, con poder decisivo en Venezuela, asumieran una postura radicalmente comprometida y autentica con la civilidad, la paz y la democracia, la salida a la crisis política estaría en la plena vigencia del artículo 5to de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que coloca en el pueblo el ejercicio pleno de la soberanía. Nada ni nadie por encima del pueblo.
2. Para concretarlo se requiere un dialogo urgente, abierto, franco, tolerante, trasparente y de reconocimiento sin condicionantes entre las partes para poner al pueblo a decidir la salida a la crisis política de legitimidad. En ese sentido, gobierno y oposición se encuentran con agenda y tiempo preciso, la Asamblea Nacional nombrará su comisión y el Ejecutivo su contraparte. Ello requeriría del Gobierno conciencia patriótica de la precaria estabilidad política que tienen y del sufrimiento humano por la devastación económica y social a la que arribamos; de la oposición se reclama su unidad interna frente a la división por intereses subalternos y el abandono a cualquier opción violenta o de naturaleza injerencista.
Dialogo para buscar puntos de encuentros, no diferencias; dialogo para arribar a acuerdos, no a nuevas descalificaciones; dialogo para alejar la violencia y la muerte, no para ganar tiempo; dialogo para volvernos a respetar en la diversidad del pensamiento y no en el estigma de nuestra ideología; dialogo para volver a saber que somos de una misma nación y podemos vivir en paz en la diversidad; dialogo para que cada ser humano venezolano alegre su esperanza de que volveremos a renacer porque se permitirá que más allá de elites e intereses legítimos o no, será el pueblo que retoma en sus manos el destino de la nación este mismo 2019.
3. ¿Cuál puede ser la ruta para que el pueblo sea el único que resuelva la grave controversia política? Si es civilizada, pacífica y democrática esta no tiene sino una alternativa: QUE EL PUEBLO DECIDA EN SUFRAGIO.
Y para que sea así, en el actual contexto institucional y de correlación de fuerzas del país, invoquemos el espíritu constituyente del artículo quinto para cumplir esta agenda decisoria, que sugiero pensando solo en el interés de mí patria: Primero. Que la ANC apruebe su proyecto de constitución y lo someta a referéndum en el mes de marzo de 2019. El pueblo decidirá si le aprueba o niega. Segundo. Que se acuerde incorporar una segunda pregunta al pueblo, en ese referéndum, para que responda si está de acuerdo o no con una relegitimación de los poderes públicos constituidos en 90 días, mes de agosto de 2019. Tercero. Constituir un nuevo y creíble CNE con la fórmula: dos Rectores de las fuerzas opositoras, dos del psuv y uno escogido en común acuerdo, que lo presidiría. Cuarto. Refrendado este camino, solicitar a la comunidad internacional el acompañamiento debido y la suspensión de las medidas económicas y financieras que estuvieran limitando las importaciones de alimentos, medicinas y de bienes para producirlos en la economía nacional y el acceso al crédito internacional para atender la crisis de salud y alimentaria de los sectores más pobres.
¿El dialogo y la negociación por una salida democrática a la crisis puede tener otras opciones, alternativas o caminos? Claro que sí. Mi sugerencia es solo una de ellas. Creo que los actores políticos pueden valorarla sin prejuicios.
Doy fe que estas líneas sólo la soportan una postura humanista que teme el infierno de una guerra civil entre hermanos y de ejércitos invadiéndonos, la profundización del odio y el sentimiento de revancha, un mayor sufrimiento de las grandes mayorías venezolanas por la crisis económica que padecen, y la ausencia de esperanza de amaneceres de progreso, justicia y libertad en nuestros jóvenes, mis hijos, mis nietos y los de miles que han marchado a tierras extrañas.
Es sencillo, que el pueblo venezolano decida en sufragio universal. Nadie ni nada por encima del pueblo. Democracia protagónica plena. La única ruta para tener paz, libertad plena y progreso en la patria amada.
12-01-19
rcm