En Guigue hay un barrio que lleva el nombre de la Constitución "La Bolivariana"

En Guigue hay un barrio que lleva el nombre
de la Constitución: "La Bolivariana"
Por Isrrael Sotillo

"La Bolivariana" es uno de los miles de barrios nacidos en Venezuela con
motivo del llamado proceso de cambios. Su denominación es un homenaje a la
Constitución del año 1999, y no por casualidad, los nombres de las calles
(enfangadas en su totalidad) fueron tomados, tanto de los héroes de la
Independencia, como de la Guerra Federal, incluso, de la propia Revolución
que lidera Chávez. A la fecha, hay levantadas un mil trescientas nueve
"soluciones habitacionales".

Existe una vía llamada Francisco de Miranda; otra Antonio José de Sucre;
otra Manuela Sáenz; otra Ezequiel Zamora; "José Antonio Páez, no, porque
ese traicionó a Bolívar", refiere Yaxiris Tovar, una de las dirigentes de
la comunidad y madre de cinco muchachos; y hay una calle, de las más
importantes, que lleva el nombre del líder latinoamericano: "Hugo Rafael
Chávez Frías".

El sector, se distingue por carecer de casi todos los servicios básicos,
por no decir todos. En el cielo inmediato destaca una maraña de cables, que
constituye una verdadera "instalación", digna de competir en la feria de
arte contemporáneo, Bienal de São Paulo. Luego de dos años de fundado el
barrio, en un 99 por ciento las residencias están hechas de cartón y de
cinc, reciclados para un segundo y tercer uso, en su generalidad; con todo
y eso, observamos un letrero, en una de ellas, donde se puede leer: "Taller
de Alta Costura"

En esta Semana Santa de 2003, "La Bolivariana", sufrió su primera prueba de
fuego en sus dos años de fundado: Después de tres días de precipitaciones,
la cuarta parte de las viviendas fueron inundadas por las aguas que se
deslizan desde los cerros aledaños, y de las que salen de una granja de
porcinos, propiedad de los pudientes señores Roppolo, que es como los
llaman los vecinos. -"Ellos abrieron las compuertas de la cochinera y el
agua se nos vino hasta nuestras "casas"-, asegura Iris Hernández, al
tiempo que amamanta a una de sus crianzas.

A los niños hubo que hospedarlos en Hogares de Cuidado Diario y en la
Escuela Nacional Joseph Lancaster; en esta última se encuentran cuarenta
infantes con edades que oscilan entre 0 y 12 años, muchos de ellos han sido
perturbados por diarreas, fiebres y afecciones gripales. Allí, en la
"Lancaster", a un chico de nombre Leiderman, le tocó cumplir sus seis
añitos; a pesar de su desventura, lo vimos juguetear con Miguel, otro
menorcito de tres años; ambos se entretenían con sendos carritos de
polímero que les había regalado el párroco de Guigue en un gesto de
solidaridad. Por conductor, los chiquillos le colocaban un pequeño envase
de plástico, en el que minutos antes habían bebido agua saludable, como
pocas veces lo hacen en su vida normal.

El día del nazareno, varios feligreses, que venían de pagarle promesas
vestidos con largas túnicas moradas, pasaron frente al Colegio, y ni
siquiera, a alguno de ellos, se le ocurrió detenerse y entrar para
transmitirles una palabra de aliento a las madres y a los niños
quebrantados. Por el contrario, apuraron el paso frente a las puertas del
plantel: "mastican a Dios y se tragan al Demonio", expresaba con su voz el
cantor del pueblo venezolano, Alí Primera.

Este sábado 19 de abril, día del primer grito de la independencia de
Venezuela, la comunidad bolivariana realizó una Asamblea de Ciudadanos,
para discutir el futuro de las más de trescientas familias damnificadas. La
reunión se llevó a cabo en un hermoso lugar poblado de samanes: "Aquí
haremos la 'Plaza Samán de Guere', si Dios Quiere" (pues, El Libertador
había descansado en uno frondoso, cerca de Maracay, y el propio Chávez
juramentado en ese sitio al MBR-200), -nos dice animado José Hernández-,
quien anotó en un papelito nuestro número de teléfono para llamarnos,
seguramente, si se nos olvidaba visitarlos de nuevo.

El parlamento popular, integrado en su mayoría por mujeres, aprobó
reubicarlos, temporalmente, en algunas viviendas que permanecen desocupadas
y en ciertas parcelas baldías, cuyos propietarios no han podido levantar
aún su albergue, y en otros espacios, los cuales, los dueños "engordan" a
la espera de un buen oferente: "hasta en 480 mil bolívares (290?)" venden
un rancho (chabola) bolivariano, -eso le oí decir a Marisol Castellanos,
Directora Regional de Desarrollo Social, y al profesor José Palma-, miembro
de la Coordinadora de Educadores del Municipio Carlos Arvelo, quienes ahora
mismo le brindan todo el apoyo al "colectivo constitucional".

De su lado, el alcalde de la circunscripción, Marcos Danilo Montecalvo, se
declaró enemigo de la comunidad; pues, de allí, que no les preste ninguna
atención. "Anda por Curazao" -supimos de buena fuente-. Ya, en una
oportunidad pretendió desalojarlos, concretamente, en los días del golpe de
abril, cuando sus compañeros, los fascistas, secuestraron al Presidente
Chávez -así consta en un recorte de periódico que nos extendió una joven
madre que participaba de la plenaria-.

Por su parte, el Ministerio de Infraestructura (MINFRA), ha hecho la gran
promesa de drenarles la zanja cuanto antes. En los días santos no se pudo
hacer nada, porque todos los funcionarios estaban rezando en las capillas y
en los templos cristianos, y no fue posible solucionar el problema. El
pueblo seguirá teniendo la paciencia de Job, y por eso, esperará. Pero
también tiene en cuenta el ejemplo del hijo de Dios, Jesús de Nazareth, el
mismo que echó a los mercaderes del templo.

"La Bolivariana" está a la espera de dos cosas: la primera, es que, en los
próximos días caiga del empíreo una pala mecánica para abrirle cauce a la
quebrada; y la segunda, que bajen del "reino celestial" nuevos chaparrones,
y con ellos, se termine, definitivamente, de inundar todo el barrio. Y,
¡listo! Como dicen en Santa Marta, Barranquilla y Cartagena: ¡Se acabó esta
vaina! Con cochinera y todo lo demás, por su puesto.



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Isrrael Sotillo


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