"Estamos dispuestos a acompañar a los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe en su esfuerzo, porque sólo nosotros, fronteras adentro, no lograremos nuestras metas; de ahí nuestro empeño, nuestra voluntad suprema en continuar abriendo los caminos a una verdadera integración".
Hugo Rafael Chávez Frías
(Complejo Hidroeléctrico de Caruachi, estado Bolívar, 31 de marzo de 2006)
Cuando estamos al borde de finalizar el año 2019, muchos son los obstáculos que hemos tenido que superar para remontar la cuesta y enfrentar los desastres y las consecuencias de una guerra híbrida o económica, como la que afecta a Venezuela.
Los coletazos de la guerra instrumentada por el capitalismo y el neoliberalismo salvaje - apuntalado en el Norte - han llegado a todos los pueblos de América Latina con sus diversos matices.
Hoy vemos a muchos pueblos del Sur resucitar y buscar nuevos caminos - con algunos reveses como Bolivia - pero con un despertar en la calle en busca de su liberación, como por ejemplo en Haití, Panamá, Colombia, Ecuador, Chile y Perú, entre otros.
Desde los tiempos descritos magistralmente por Eduardo Galeano en las "Venas Abiertas de América Latina", acompañamos el viacrucis y el destino de nuestros pueblos, saqueados y explotados por los imperios, ayer por los imperios europeos (España-Portugal) y hoy por el imperio norteamericano.
La guerra parece no haber terminado y el mayor imperio de la tierra, los Estados Unidos, hoy se ve estremecido en sus propias entrañas, por la avaricia y su desesperado papel de gendarme o policía del mundo.
Hoy el Establishment prueba de su propia medicina y trata de sacudir a sus verdugos desde sus vísceras, tal como ocurre con "el energúmeno de la Casa Blanca", el presidente Donald Trump, como dice el periodista Walter Martínez.
Mientras llega Papa Noel, en el Norte sus países acusan un frío invernal que penetra hasta los huesos. En el Sur - por su parte - los pueblos disfrutan de su alegre tradición y anuncian con luces, pólvora, cohetes y con el canto alegre de su gente, la llegada de una fiesta con aguinaldos, gaitas y parrandas que anuncian la Navidad y la venida del Niño Jesús.
Igualmente, en los demás países de la Patria Grande, se alborota el avispero y surgen desde las catacumbas los pueblos condenando las medidas del FMI y las políticas de sus lacayos, como los gobiernos de Chile, Perú, Ecuador y Colombia.
Otro tanto podría ocurrir en el gran Brasil donde se destruye la Amazonía y en los pueblos de Centro América, quienes viven aplastados por el imperio y por las pandillas de los carteles de la droga. Allí nacerá una nueva esperanza, inspirada en los pueblos originarios de las culturas Maya y Azteca, quienes buscan la libertad.
En la vecina Colombia se anuncian tiempos de tempestad. Un volcán en erupción irrumpe en un pueblo mil veces pisoteado y que no ha encontrado desde hace más de 60 años su cauce. Todo viene desde la muerte de Jorge Eliecer Gaitán.
La violencia de un narco-estado se ha apoderado de la Nueva Granada. Existen muertos a granel que claman por la justicia y se observa un sacrificio cotidiano y una descarada violación de los Derechos Humanos.
Un Gobierno inspirado en el espíritu de Francisco de Paula Santander se ha instalado en la Casa de Nariño para representar, lo más rancio de la oligarquía colombiana.
Sus representantes liderados por narco-paramilitares como Álvaro Uribe Vélez y su hijo putativo, el Presidente Iván Duque, han pactado con los más oscuros intereses del imperio norteamericano y defienden los carteles de la droga, para arrasar así con lo que consigan a su paso, aún a cambio de la muerte.
Son miles las cifras de exguerrilleros e inocentes colombianos muertos, denominados "falsos positivos", quienes han pasado a formar parte de las listas interminables de familias enlutadas.
Organismos internacionales y representantes de los Derechos Humanos de la ONU descubren a cada instante fosas de la muerte. Se trata de dar esperanzas a millares de familias quienes buscan en las listas de desaparecidos, a sus parientes asesinados por manos de criminales y paramilitares.
Lo de Colombia no tiene parangón en la historia de la humanidad y pudiera compararse a la época de los nazis de la Alemania de Hitler, en la segunda guerra mundial. Es un genocidio y crímenes de lesa humanidad, lo que recae sobre los gobiernos colombianos, legítimamente establecidos en una democracia representativa: Es por ello el grito de ¡justicia!
Mientras en la vecina República neogranadina renacen las esperanzas con un pueblo en la calle que reclama su derecho a vivir en paz; en la Venezuela Bolivariana, para bien o para mal y abrigados en las esperanzas de una Revolución, la Navidad está a la vuelta de la esquina.
El resultado de los esfuerzos del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, más allá de una Venezuela bella de luces y fuegos artificiales, anuncia que la mesa está servida y adornada con la hallaca y un exquisito Pernil.
Para enfrentar la inflación se anuncia la llegada de la era del dinero virtual con el Petro, una tabla de salvación para una gran mayoría de venezolanos. En los hogares de la Patria - si Dios quiere - no faltará el Pesebre, como un escenario ideal para abrigar la venida del Niño Jesús.
El próximo año nos abrirá las puertas del 2020. Todos estaremos cargados de bendiciones y esperanzas. En los primeros días del mes de enero habrá un proceso electoral y mucho antes de que lleguen los tres reyes magos, tendremos una nueva Asamblea Nacional para bien del país.
Ojalá y el nuevo año nos traiga a todos, la brisa bolivariana que se pasea por toda América Latina. Los venezolanos esperamos nuevos aires de esperanza y también encontrar el rumbo de un país en paz, con una economía prospera y libre de lacayos como Juanito Alimaña, a quien ahora llaman "el Barbarazo" porque acabó con todo…
¡Feliz Navidad entre perniles, petros y pesebres!
¡Amanecerá y veremos!