Hollywood, El exitoso vehículo en materia de malversación y tráfico cultural en El Mundo, ha consolidado mucho de su poder, mediante el señalamiento directo o subliminal de "El Bueno" y "El Malo".
No solo el desarrollo y desenlace de una película, dependen emocionalmente de lo que acontezca al bueno y al malo. Por extensión natural, todo lo que va aconteciendo a nuestro rededor, va siendo evaluado por nosotros ("transculturizados" seres humanos) en función de sus consecuencias sobre "Los Buenos" y sobre "Los Malos".
En fin, a estas alturas; religión, filosofía, ideología, preferencias, color de piel, etc., son simplificados por nuestro "práctico" intelecto y llevados a nivel de percepción cultural, para ser evaluados como "de los buenos" o "de los malos".
En las diversas culturas que han desarrollado el hombre y la mujer, sobre el planeta, en las tantas etapas que ha vivido nuestra civilización, se ha legislado en función de discriminar aquellos actos que producen daños a terceros, a objeto de establecer sanciones. Más detalladamente, incluso, se han creado normas que conllevan a procedimientos, de manera que no quede solo el qué hacer o qué no hacer, sino que también quede establecido el cómo hacerlo.
Todo el proceso normativo de la humanidad conforma el juego de la búsqueda de la CONVIVENCIA, en la lucha contra nuestro atávico ser animal, egoísta, elemental y salvajemente sobrevivencial; pero las simplificaciones de facto, emanadas del súper aparato neoculturizador de hoy en día, están saltándose a la torera, todas las talanqueras.
Me decían en religión que el quinto mandamiento de la Ley de Dios es "No Matarás"… pero hoy en día parece depender de algunos factores como: de qué color, de qué religión, de qué partido o simplemente de qué barrio es el señor que están matando.
Me decían en el séptimo mandamiento: "No Robarás"… pero hasta la tan protegida "propiedad privada" parece religiosamente respetable, sólo si es del bueno, y sin importar ¡cómo la adquirió!.
Sin tener que profundizar mucho, nuestro sistema económico globalizado se basa: en la concentración de poder decisivo, para el usufructo de los mecanismos de concentración de riquezas. La distribución de los beneficios del Planeta y la Naturaleza, perecen exhaustos ante genocidios (ultra violadores del quinto mandamiento), para la apropiación indebida de riquezas (ultra violadora del séptimo mandamiento). Pero eso lo hace todos los días, EL BUENO, ante toda la humanidad, con el mayor cinismo y con la anuencia obligada de todos los extorsionados organismos internacionales.
EL CONVIVENCIALISMO, en su obligatorio renacimiento filosófico e ideológico, como condimento único, humanizante, de todas las religiones y corrientes ideológicas del futuro, debe vencer al actual Gran Clasificador de El Bueno y El Malo, para liberarnos de prejuicios y resabios que nos limitan el reconocimiento de "Humanidad" sin discriminaciones de género, raza, preferencia sexual, religión y/o manera de conducir política y socialmente nuestro destino.
Expresábamos en un artículo anterior: "Se supone que la humanidad busca un estándar de bienestar común, que tienda al mayor estado de salud, desarrollo y placer de sus individuos, en condiciones de CONVIVENCIA equilibradas, basadas en la mayor cantidad y calidad de libertades individuales, limitadas solo por las restricciones que estas puedan crear a las libertades de "otro".
Acabar con el indebido etiquetamiento de "bueno" a quien usufructúa privilegios en restricción de derechos y libertades de otros y de "malo" (o por lo menos, tan malo como aquel) a quien exige ser respetado, es tarea que debemos emprender con toda la fuerza de nuestras consciencias y desde lo más profundo de nuestras culturas.
"El Bárbaro, El Negro, El Nazi, El Chino, El Comunista, El Castro…, El Narco…, El Chavista, etc." han sido utilizados por poderosos aparatos de comunicación como apellido de El Malo de la película; mientras tanto es mucha la maldad que se vuelca sobre la humanidad, con esa cara de facciones suaves y agradables, prototipo de "El Bueno", el audaz, el único digno de dirigir El Mundo.
Vencer prejuicios y profundizar en el sentido de nuestras apreciaciones puede ser un buen principio en nuestro acercamiento individual al CONVIVENCIALISMO.