La estimación desproporcionada de los hechos conlleva a actitudes contraproducentes.
La Revolución Nuestro Americana es un proceso sumamente complejo que supone cambios, desde lo estructural hasta lo idiosincrático. Tal vez no se explica fácil con dos palabras y hay que decir que desde la constitución interna de los burocráticos ministerios y el gobierno todo, la convivencia entre la iniciativa privada y el Estado, el intrincado e inoperante sistema judicial, o más allá, los monstruosos aparatos internacionales de cooperación… desde allá hasta la manera de saludarse “respetuosamente” entre ciudadanos, DEBEN CAMBIAR.
Un estado socialista es un complejo de intercambios “civilizados” que debe construirse sobre las ruinas de otro complejo de intercambios “salvajes”, engendrado por el egoísmo, el racismo, el sadismo, el patoterismo y toda otra aberración común en una buena cantidad de humanos “anti especie” quienes precisamente por sus cualidades, han acaparado o secuestrado, durante toda la historia de la humanidad, todos los instrumentos de poder sobre todo “otro” susceptible de ser dominado. Se entiende que construir ese socialismo es cuestión de tiempo, aprendizaje, rectificaciones, etc. y defensa permanente ante los ataques de los “anti especie” más inescrupulosos.
Hoy puede ser grande, precisa… o pequeña y desenfocada la lupa con la cual evaluemos los gobiernos progresistas, llamémoslos así, que hoy luchan por sus soberanías en Nuestra América y siempre encontraremos logros, fracasos y omisiones; sin embargo, la posición ante las inconformidades que podamos tener, nunca puede ser la de favorecer retrocesos en ocasión de eventos electorales, por más que se les endilgue el calificativo de “castigo”.
Cuando nos aproximamos a una elección para elegir Diputados a la Asamblea Nacional, mal podemos incurrir, precisamente, en debilitar el proceso, por cuanto fortalecemos a un enemigo sumamente poderoso, alejándonos mucho más, de cualquier oportunidad de corregir, perfeccionar, complementar o redirigir de cualquier manera nuestro rumbo.
Hoy tenemos que “amarrar” posiciones de izquierda en el Parlamento, para luego proseguir la lucha, al interno de nuestra Revolución, enderezando entuertos.
Flagelos como la corrupción, la burocracia, la ineptitud, etc. no se corrigen en elecciones, sencillamente porque los corruptos, los burócratas y los ineptos tienen grandes habilidades para cambiar de “color” inmediatamente. Tenemos que consolidarnos para seguir luchando por ese “cambio interno de cada uno de nosotros”… y, por supuesto, fortalecer la lucha interna contra las desviaciones adequizantes, para seguir construyendo el SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.
¡Chavez vive!
*Profesor universitario