Recientemente se dio en APORREA una especie de controversia sobre la famosa frase que arriba escribimos, la cual es una idea que expresó Friedrich Hegel, que en su complejidad, se refiere a la unidad dialéctica, que es la interacción dinámica de dos elementos diferentes, opuestos y contradictorios en un solo núcleo, pero que a pesar de sus diferencias están unidos, impulsando el proceso de cambio y desarrollo.
En esta pequeña polémica se fijaron posiciones interesantes de incredulidad y hasta negación de esta situación, inicialmente planteada filosóficamente.
En el marco de la dialéctica tal como es de todos sabido y manejado, en el pensamiento de Hegel y de Marx, se considera que los fenómenos no son estáticos, fijos, sino que están en constante movimiento y transformación a través de la lucha de contrarios.
La unidad dialéctica implica que, en cualquier situación, concepto o proceso, coexisten elementos opuestos que interactúan y se fusionan para generar un nuevo estado o síntesis.
Así, según la dialéctica hegeliana, la tesis y la antítesis representan dos posiciones opuestas que, al enfrentarse y superarse mutuamente, dan lugar a una nueva forma de pensamiento o realidad, conocida como síntesis. Esta relación dinámica entre la antítesis y la síntesis refleja la idea de unidad dialéctica en la que los opuestos se apaciguan y se integran en un nivel superior.
Para que se dé efectivamente este desarrollo la tesis debe, necesariamente, ser superada por su antítesis, para que ella a su vez se desarrolle y de paso a una nueva situación contradictoria, que generará a su vez una nueva síntesis. ¿Hasta dónde o hasta cuándo se da este proceso? Según Hegel hasta el predominio del espíritu absoluto, para Marx y Engels, hasta la desaparición de la sociedad de clases. El Socialismo o el Comunismo. En ambos pensamientos este final se ve como inevitable, independiente de la voluntad humana.
Pero ¿qué pasa cuando este proceso no se da, a su vez idealmente, como dice el libro, cuando la antítesis no logra superar a la tesis en el marco de un proceso dialéctico? Tal como estamos viviendo actualmente en este momento histórico en que el capitalismo se niega a morir y el socialismo no tiene la suficiente fuerza o pujanza para imponerse y crear una nueva sociedad, que sería la síntesis de todos los deseos y esperanzas de la humanidad, que sufre por las características del capitalismo.
La situación actual es resultante de la del capitalismo, la síntesis, lucha por matar a ese hijo que llevaba en el vientre y que aún tiene, para el capitalismo un ALIEN, destruyendo todos los intentos, ideas, pensamientos, hombres, movimientos, partidos, naciones, pueblos, con más de 250 guerras sostenidas por los Estados Unidos desde 1945, contra la antítesis socialista naciente en todos los rincones del mundo, porque consideraba que ponían en peligro su existencia.
Este esfuerzo de supervivencia de los Estados Unidos en nombre del capitalismo, por sobrevivir ha traído las consecuencias trágicas, significativas reales e históricas (no solo consecuencias filosóficas, aunque también las tiene) que sufrimos en la actualidad.
Estamos a nivel mundial en una situación de estancamiento y retroceso económico, político, social a pesar del nombrado progreso y dominio fascista, pues al socialismo no lograr superar a la tesis capitalista, se genera una situación de conflicto o tensión permanente, sin lograr alcanzar una resolución o síntesis que permita avanzar hacia un nuevo estado de equilibrio, ya que a su vez el capitalismo no tiene solución a los problemas que va generando con su existencia. Claro no se va tampoco a suicidar.
Al ser la antítesis socialista incapaz de superar a la tesis capitalista y esta contraataca y reprime, silencia, anula, destruye como ya vimos las propuestas socialista, llegando al extremo de destruir el propio elemento antagónico inicial como fue la Unión Soviética y arrastrar a su entorno cada uno de los países antiguamente componentes de ella. Surge entonces la inquietud de saber porque la síntesis socialista no pudo permanecer, sostenerse mientras que el capitalismo continúa su dominio.
La respuesta estaría en que mientras el capitalismo continúa sosteniendo su esencia de defensa de los intereses superiores de la clase capitalista, el socialismo perdió ese centro que le dio su empuje inicial, como es la defensa de los intereses de la clase obrera.
La victoria del socialismo sobre el capitalismo sería la victoria de la clase obrera sobre la clase capitalista.
Esto no se logró, e inclusive la defensa de la clase obrera y aún más su sustitución por un concepto más amplio como puede ser la clase trabajadora, nunca llegó a materializarse como un objetivo político, por lo tanto la clase capitalista no tiene una referencia social de clase opuesto con la que deba ser sustituida.
Inclusive, se pueden producir retrocesos dialécticos siendo posible la aparición de formas que se creían superadas en lo político, lo social, lo humano. Viviremos por lo tanto, hasta que la antítesis supere a la tesis, en un estado de desequilibrio, conflicto y falta de evolución.
Es importante en esta situación la unión, que los Estados Unidos impedirá por todos los medios, de las fuerzas más identificadas con la antítesis del capitalismo, que sean capaces de interactuar de manera dinámica y constructiva para poder llegar a una síntesis que integre y supere las contradicciones iniciales. Y superemos la mayoría de las tragedias que hoy agobian a la humanidad.